Gelato, da igual invierno o verano
Parece que seguimos con la comida. No es fijación personal ni nada… Es todo por daros consejos útiles. ¡Vamos con el dulce italiano por excelencia! Il gelato.
Existen muchísimas heladerías, casi como en cualquier ciudad. Pero hablando de Italia, deberíamos saber cuáles son las más destacadas, en este caso, en Roma. Muchas de ellas, son heladerías y cafeterías a la vez.
Fassi
Esta heladería es la más grande que he podido ver yo en Roma porque, de hecho, se trata de una fábrica de helado. "Palazzo del freddo": Edificio del frío. Es la primera y más antigua de Roma y de las primeras del país en exportar helado fuera de Italia, ya desde 1880.
Se caracteriza, a parte de por su gran tamaño y posibilidad de tomarte allí dentro un helado, aunque sea en la hora más punta; por su grandísima variedad de sabores (y de otros dulces a parte de helado) y tamaños. El precio del pequeño, al cual la verdad es que yo no llamaría tan pequeño, es de 1,60€ (¡y se puede pagar solo eso con tarjeta!). Este precio es muy barato, lo más barato que he podido encontrar en Roma. La zona en la que se encuentra, entre Vittorio Emanuele y Manzoni, es una zona medianamente turística pero no tan céntrica.
Te tomas tu helado, bebes agua para saciar la sed, de la fuente de la que disponen y te vas andando al centro para seguir con el turisteo. Muy recomendable.
La romana
Esta es una franquicia que de hecho se puede encontrar en otros países como España mismamente. A pesar de serlo, como suele pensarse de las franquicias, no es de ninguna mala calidad. Sí se eleva más el precio pero están realmente buenos. Recomiendo encarecidamente el chocolate fondente y biscotto della nonna. Los helados están en mini neveras en la vitrina, donde no los puedes ver como suele pasar en las heladerías. Pero si pides cualquiera que te llame la atención por su mero nombre, lo puedes pedir para probar y te dan encantados una cucharadita para que te decidas.
Está cruzando el puente al otro lado del río Tevere, desde la Piazza del Popolo. Andando desde esta a 10 minutos. La única pega que podría ponerle es que no tiene sitios para comer dentro. Un micro banco que en mi vida he visto vacío. Pero qué mejor que patear Roma con un helado en la mano.
Giolitti
En mi opinión y por lo que he podido ver y oír este año en Roma, sus helados son de los más famosos de la ciudad. Es otra de las más antiguas de la ciudad y está en pleno centro Romano, entre Trevi y Navona. Los precios, como es de esperar en un sitio famoso y en todo el centro, se eleva. Pero son también de muy buena calidad, así como su café, chocolate caliente y otros dulces.
Venchi
Es una heladería, chocolatería y pastelería digna de, al menos, ver. Si consigues pasar por ahí un día de no mucha gente, ya incluso puedes probar desde sus helados hasta sus gofres, crepes y chocolates calientes. Pero si la cola te produce poco menos que pavor, entra por algún hueco que encuentres, solo para ver la increíble pared de chocolate que tienen al fondo. Mírala, fotografía y grábala, para que salga mal (esto es como la luna, por muy bonita que la veas en persona, nunca te saldrá así de bien en la cámara). Y luego, quédate pensando si ese chocolate lo reciclarán, lo usarán, se comerá, será falso… Todos lo hemos hecho.
Gelato San Lorenzo
Esta recomendación es completamente personal, nadie me la hizo ni había escuchado hablar de ella. Está en el barrio San Lorenzo, no es muy grande pero tiene sitios para sentarse tranquilamente y nunca la he visto a reventar. Es bastante barata y de buenísima calidad para lo esperado. Su chocolate caliente y sus crepes también son dignos de probar. Es del estilo de La romana, en el que no se ven los helados desde la vitrina, pero te dan a probar lo que quieras si lo pides.
Estaba al lado de mi casa y he ido muchísimas veces, si pasaba cerca volviendo, si iba a o venía del bar... etcétera. Le cogí bastante cariño, la verdad. Es acogedora y con camararos (un par, nada más) muy simpáticos. Además... Puedes pagar con tarjeta solo un helado... Eso salva.
Antico Café Greco
Al lado de la misma Piazza Spagna, es decir, en todo el centro. Es más, en todo el centro de la zona más cara y pija, de tiendas, de Roma. Es decir, terriblemente caro. Es una cafetería digamos, de lujo, en la que un café te cuesta al rededor del módico y modesto precio de 9 euros. Pero oye, una vez al año no hace daño y mientras te tomas el café hecho de oro (al menos está muy bueno), ves a un señor que debe casi vivir ahí, pintando escenas de dentro de la cafetería, que si te fijas, son algunos de los cuadros que la adornan. Tiene su encanto. No hay helados, que es de lo que iba esta entrada, pero dentro de las mil millones de cafeterías que encuentras en Roma, me apetecía recomendarla como evento único en la vida.
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