A Roma con Amor

¡Qué acertado estuvo Woody Allen!… ¿Cuándo no? 

¡Qué buen cine se hace en Roma!, ya sea producción italiana o no. 

¡Qué buen año me has dado, querida! 

¡Qué bien he estado, qué bien estoy, qué bueno todo!

Perdón, que me voy por las ramas del bien.

Quería dirigirme a ti, Roma.

Te llaman ciudad eterna. Llevas infinitos años con el mundo e infinitos años dando vuelcos a los corazones de la gente que te vive. Y vaya vuelco le has dado al mío. 

Nadie entiende el erasmus al completo, por mucha empatía que se proponga poner, hasta que lo vive. Me pregunto, desde que tenía ya en mente que tenía que irme ¿por qué será? Algo muy profundo debe tocar, más allá de lo que podemos entender si nos lo cuentan notar… Por eso ahora hay cosas que no puedo ni expresar.

Roma, me has enseñado tantas cosas, tantas maneras de vivir, tanta gente, tantos detalles, tantos lugares, tantas formas de llegar a ellos. Me has enseñado cosas que no sabía que pudiera llegar a conocer, incluso de mi misma.

Me cuesta aún entender esta parte, lo juro. ¿Cómo es posible? 

Que un mísero año afecte tanto en alguien. Se dice que un erasmus no es un año de tu vida, sino toda tu vida en un año; que el erasmus es apreciar las pequeñas cosas; que el erasmus será el mejor año de tu vida. Se dicen tantas cosas, que casi vas con tantas expectativas que parece difícil que al final se satisfagan de verdad. Y lo hacen. Y las superan. 

Mira que tienes años Roma, pero te has superado. Menos mal que ha sido justo cuando me ha tocado a mi (qué graciosa es la relatividad ¿eh?).

Pero, lo siento Roma, eres gran protagonista, pero no la única. Eres el medio, eso sí. El medio por el que he llegado a conocer todo lo que he conocido este pasado año. Por el que he llegado a amar todo lo que he amado. 

Aún así, te escribo a ti, por bonita y porque, no se si el fin justifica los medios, o no, pero lo que se seguro es que sin medio, no hay fin.

Volviendo al cine, menos mal que esto no son los Goya porque no me daría ni para recordar todo lo que tengo que agradecer. Pero menos mal que tenemos la capacidad de conceptualizar, para poder decirle al mundo todo lo que no se expresar, en un simple: 

Gracias Roma, por haber llegado a mi. 

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