Reikiavik: sexto día
Reikiavik (6)
¡Hola de nuevo! En esta ocasión te voy a contar nuestro sexto día de viaje por Reikiavik.
Nos levantamos sobre las 08:00, estaba superoscuro. Parecía que fuese de noche. Desayunamos, nos arreglamos y salimos de casa sobre las 09:30, cuando el sol empezó a dejarse ver.
Nos dirigimos a un sitio maravilloso: Reykjadalur. Se trata de un río termal situado entre las montañas, a unos 3 kilómetros. ¡Alucinante! ¡Encantador!
Después de pasar ahí un buen rato, volvimos al coche y fuimos al primer local en el que pudiéramos comer algo. ¡Qué hambre! ¡Menuda caminata nos pegamos! Nos pedimos unos perritos calientes, lo más barato que encontramos... ¡10 € nos costó un pan con una salchicha! Madre mía... ¡Islandia es tan bonita como cara! Si entra en tus planes hacer una escapada al país, llévate tu propia comida desde Italia y tabaco si fumas, porque la cajetilla más económica que vi de L&M costaba unos 10 €.
Nada más comer, nos pasamos por el parque nacional Thingvellir, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2004.
El nombre del parque, en islandés Þingvellir, deriva de la palabra Þingvǫllr, que a su vez proviene de la unión de þing (asamblea, parlamento) y vǫllr (llanura). Esto se debe a que en el año 930 fue el lugar donde se fundó uno de los primeros parlamentos del mundo. Asimismo, en 1944, fue el lugar donde se proclamó la independencia de Islandia.
El parque se encuentra sobre una gran falla que se originó con la deriva de los continentes, llamada Almannagjá. Esta forma un cañón de considerables proporciones. A su paso por el parque, transcurre el río Oxará, que forma una cascada llamada Oxarafoss. ¡Te dejo unas fotitos!:
Durante el camino, nos detuvimos en varias ocasiones para fotografiar sus preciosos paisajes. ¡Qué monos los caballos, por favor! ¡Mira!:
Luego, pusimos rumbo al valle Haukadalur, que junto al parque y a la cascada de Gulfoss forman el famoso Círculo Dorado de Islandia. El géiser principal se llama Geysir; sus peligrosas erupciones expulsan agua de elevada temperatura que superan los 60 metros de alto. Parece ser que, en 1845, llegaron a alcanzar los 180 metros, y en el 2000, los 125 metros, ¡varios días seguidos!
Lamentablemente, en invierno, el sol se levanta tarde pero se acuesta pronto, sobre las 17:00. ¡No nos dio tiempo a ver la cascada! Fue llegar al valle Haukadalur y hacerse de noche... Aquí la prueba:
Buscamos un hotel donde quedarnos. Nos costó 4500 coronas, lo que viene a ser unos 36,63 €. Nada mal si tenemos en cuenta que estábamos solos mi hijo y yo.
Pero no todo puede ser tan bonito, ¿verdad? Al poco se fue la luz... Estuvimos más de 1 hora a oscuras, sin calefacción, sin internet y sin poder cargar el móvil. Fui a preguntar a recepción qué había pasado y cuándo volvería la luz, pero me dijeron que no lo sabían, que si quería, me devolverían el dinero y así podría buscar otro lugar.
Así que acepté su oferta, recuperé el dinero y conduje hasta encontrar otro techo donde pasar la noche... Cuando de pronto, vi una pequeña luz verde en el cielo. ¡Una aurora boreal! ¿A caso era un sueño? Paré en el primer sitio que pude y salimos a verla. Había un montón de coches por los alrededores. Turistas, o más bien fotógrafos bien armados. Me acerqué a ellos. Dejé dormir a Pietro en un saco de dormir térmico, bien abrigado, mientras yo disfrutaba de aquel maravilloso espectáculo. ¡Se me hicieron las 05:00! Aquella pequeñita luz verde se transformó en miles de luces que cubrieron todo el cielo que bailaban, cambiaban continuamente de color... ¡Qué fantasía! Saqué un montón de fotos, pero no sé para qué...
Viendo el churro de cámara que tenía, le pedí a los fotógrafos que me hicieran algunas, con la promesa de enviármelas días más tarde. Y así fue, ¡fíjate qué cambio! ¡Y sin ningún tipo de retoque!:
¡Gracias al apagón del hotel, vi las auroras boreales! ¡Si me hubiese quedado encerrada, dirimiendo, me las habría perdido!
A las 05:00, una vez que acabó el espectáculo, me fui a dormir al coche. Puse la calefacción a tope y eché el asiento para atrás, bien tapadita.
¡Había cumplido mi sueño! Aun así, lamento no haber podido compartir el momento con mi peque, ¡hubiese sido superromántico! Pero, en fin, quizá en un futuro...
Galería de fotos
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