Tres lugares de Pula imprescindibles
Tres lugares de Pula imprescindibles
¡Hola de nuevo! Hoy traigo conmigo el tercer y último post de Pula, ciudad situada en Istria. Además de la ciudad de Pula y del Parque Natural Kamenjak, entradas que podéis leer aquí o aquí, ahora os traigo tres sitios que no os podéis perder si viajáis por esta zona, eso que se quedan grabados en la retina.
Galebove Stijene
Se trata de una zona del litoral llena de acantilados desde donde puedes saltar, una fila de rocas blancas que bordea toda la costa, cuevas y playas de aguas cristalinas. Lo mejor de este lugar es caminar hasta el final, donde se encuentran los acantilados. Son similares a los que se encuentran en el cabo Kamenjak, pero cuando nosotras fuimos, aquí había muchísima menos gente. También es cierto que madrugamos mucho (a las nueve estábamos allí) y poco a poco empezaba a llenarse, pero aun así, no había ni una cuarta parte de gente que en los acantilados de Kamenjak. Desde mi humilde opinión y teniendo en cuenta que las comparaciones son odiosas, estos acantilados me gustaron más que los anteriores. Se respiraba mucha paz y había muchos puntos diferentes para saltar. El agua era mucho más clara y azul y la temperatura perfecta: lo suficientemente fresca como para refrescarte y lo suficientemente templada como para meterse de un chapuzón.
Antes de llegar al acantilado, hay una zona con playas increíbles, formando una especie de mini-bahía. Justo allí hay una zona donde se pueden alquilar kayaks para recorrer toda esa zona. Nosotras nos lo planteamos pero al final preferimos nadar. También es una zona perfecta para bucear, las aguas son muy cristalinas y se ve perfectamente el fondo marino, con todos sus peces y algas.
Además de tirarse de los acantilados, no apto para pusilánimes, lo mejor de este lugar es entrar en la cueva que está escondida, justo debajo de uno de ellos. Paloma, Ángel y yo fuimos a nado desde donde estábamos y cuando por fin nos adentramos en la cueva, nos pareció increíble. Es una cueva muy profunda (también se puede ir en kayak). A medida que te adentras ves que el color cristalino y azul del agua cambia a un color negro oscuro y ya es imposible ver qué hay bajo tus pies. Poco a poco íbamos avanzando y dejábamos atrás la luz solar y de repente, todo estaba completamente oscuro. Teníamos un poco de miedo y la sensación de claustrofobia era inevitable, pues yo por lo menos, nunca había estado en un sitio así antes. En medio de la oscuridad, aparecieron unos nadadores que alumbraban las paredes con la linterna del móvil, protegido con una carcasa acuática. El efecto que se creaba era increíble porque la luz de la linterna alumbraba la entrada de la cueva y el agua tenía un color azul brillante, casi mágico. Un lugar característico de muchas historias donde las protagonistas son criaturas mágicas como las sirenas. Se puede ir hasta el final de la cueva, donde hay una especie de playa llena de rocas y es el único lugar donde se puede tocar tierra firme. Lo demás, hay que hacerlo a nado.
En el acantilado, también había mucha gente, que con escarpines, lo escalaba. No utilizaban ningún tipo de arnés que les aportase seguridad, lo que me pareció bastante arriesgado. Si no tuviese miedo a las alturas, me encantaría haberlo hecho.
Estuvimos bastantes horas aquí, más de lo esperado porque nos encantó el sitio. Tomamos el sol, comimos de tupper y pasamos mucho tiempo en el mar, pues lo echábamos mucho de menos. Sobre las dos de la tarde, levantamos el campamento y pusimos rumbo a la segunda parada de nuestra ruta.
Verudela
Desde Galebove Stijene, solamente necesitas diez minutos en coche hasta este punto, Verudela. Es una zona de playa, también rocosas, llena de hoteles y apartamentos. Hay una playa bastante bonita llamada Hawaiian Beach, pero muy concurrida. Cuando llegamos allí, estaba llena de gente así que decidimos no ir. Tenía muy buena pinta, pero el día anterior ya habíamos estado en las playas de Kamenjak así que nos habíamos quitado la espinita y buscábamos territorios mucho más vírgenes y mucho menos turísticos.
Y así, fuimos al Cañón de Verudela. Como su propio nombre indica, es un “cañón” que penetra en la tierra, como una garganta por la que fluye el mar. Las paredes rocosas de este cañón son altísimas y cuando llegamos pudimos a ver a unos chicos saltar desde el punto más alto. Me pareció mucho más peligroso que saltar desde los acantilados porque la zona de la caída al agua es mucho más estrecha y la altura mucho más alta. ¿Valientes o temerarios?
Cuando llegamos al cañón, nos impresionó mucho, además era a media tarde así que la luz era increíble. Bajamos casi haciendo escalada, pues el terreno es empinado, pedregoso y en ciertos tramos también resbaladizo, así que hay que ir con cuidado. Allí, nos dimos un buen baño y nadamos hasta el final del cañón. Había un poco de viento y el mar no estaba para nada en calma, era mar abierto totalmente, y eso hacía que este lugar pareciese mucho más salvaje. Para mí, fue uno de los mejores momentos de este viaje en Croacia. Estar en un lugar increíble, prácticamente solas, disfrutando del mar y del paisaje. Después, todo el mundo se fue y nos quedamos un rato más allí disfrutando del agua, que para no variar, estaba buenísima. Sin duda, este es un lugar imprescindible en tu viaje. A pesar de que el acceso es un poco complicado, vale la pena hacerse unos rasguños en los pies. Muy cerca de allí, como a cinco minutos andando, siguiendo los acantilados por un sendero, existe un lugar con una panorámica chulísima. Se ve el mar y un horizonte infinito. No nos quedamos hasta la puesta de sol, pero tiene que ser de película. En definitiva, este lugar es impresionante.
Fort Punta Christo
Por último pero no menos importante, Fort Punta Christo. Como su nombre indica, es un antiguo fuerte que pertenecía al imperio austro-húngaro para defender Pula, en el siglo XIX. Llegar puede ser un poco lioso, porque hay que aparcar un poco lejos y a simple vista, no se sabe cuál es el camino que hay que seguir. También es una zona llena de playas, con barquitos y pequeños rincones para tumbarse y tomar el sol. Cerca de esta fortificación, a tres minutos andando, se encuentra el lugar del que vengo a hablaros. No sé cómo definirlo, realmente. Es una especie de área de descanso, tiempo libre y entretenimiento.
Hay bares, lugares para tumbarse, tomar una cerveza, descansar y estar con tus amiga/os. Todo está construido con “cosas de andar por casa”, diría yo. Me recuerda un poco a la canción de Calle 13 “Fiesta de locos”. Los bares, las sillas, las mesas… Todo está construido con elementos aleatorios y arbitrarios. Las mesas son triangulares, muchos objetos están unidos con cuerdas, de repente te encuentras una señal de tráfico, hay carteles con mensajes, aros salvavidas, y mucho más. Puertas amarillas, ventanas azules, paredes verdes. También hay un pequeño faro y justo al lado una “casita” donde, si no me equivoco, se puede dormir ya que es un AirBnb. Las fotos de la casa por dentro son igual de caóticas que su exterior, sin duda tiene que ser toda una experiencia dormir aquí, pero lo mejor debe de ser despertarse con el mar enfrente a primera hora de la mañana. Abrir la puerta y antes de desayunar, tirarse al agua.
Nosotras fuimos por la mañana así que estábamos solas, lo que hizo que este lugar nos pareciese todavía más especial. En definitiva, es un lugar lleno de mucha creatividad, como si alguien hubiese hecho una escritura automática pero en arquitectura, no sé si me explico. Todo está hecho de materiales reciclados, cada objeto presente tiene un color diferente y está todo mezclado y superpuesto, pero en realidad, este caos crea un efecto armónico dentro de todo este desorden. El efecto final es alucinante.
Al final de esta zona, se encuentra la parte más bonita, que es donde está un puente, que como bien te avisan, no debes zarandearlo ya que es peligroso. Si se cruza con cuidado, no hay problema, aunque hay algunas tablas que están un poco sueltas. También hay un tobogán para tirarse al agua pero no parecía nada seguro. Fue aquí donde nos dimos el último chapuzón en Croacia, ya con una sensación agridulce. El agua, a pesar de ser bien temprano por la mañana, súper buena y refrescante. Aquí os dejo algunas fotos ya que es la mejor forma de captar la esencia de este lugar. Una imagen vale más que mil palabras, como se suele decir. Que las disfrutéis.
¡Y hasta aquí la entrada de hoy! Espero que os hayan gustado estos tres lugares que, aunque son muy diferentes, todos valen la pena y tienen su propio encanto. Con este ya van tres posts sobre Pula, en Croacia, una ciudad que sin duda nos dejó a todas maravilladas. El mar, su arquitectura y su ambiente es lo que hace de Pula un sitio único. Repetiremos seguro. Gracias por leerme hasta el final y nos vemos en el siguiente post.
Galería de fotos
Contenido disponible en otros idiomas
- Italiano: 3 luoghi di Pola da non perdere
- English: Three must-visit places in Pula
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