Otra vez sola en el paraíso
Fui a la estación de autobús que había fuera del aeropuerto y lo único que sentía era una tristeza increíble. Lo sé, suena exagerado, y normalmente me gusta dramatizar, pero fue muy difícil dejarle ir sin saber cuándo le vería de nuevo. Había comprado billetes para volar a París en año nuevo, pero como a él no le gustaba planear las cosas no supo decirme si estaría en Francia en ese momento.
Había algo que me estaba volviendo loca; si él no iba a estar allí, ¿qué iba a hacer yo sola en París en año nuevo? Pero fui lo suficientemente ingenua para comprar los billetes, así que me tocaba desear que estuviera allí y no en Argelia con su familia. Pero aún si nos fuésemos a ver allí, todavía quedaban 2 meses. Dos meses en los que nadie vendría de visita; solo estábamos el trabajo y yo. Por supuesto que no pasaba nada por trabajar, vivir sola y quedar algún día con las chicas. Pero sabía como podría ser el vivir con él en mi nuevo apartamento. Pasear por la ciudad juntos, cocinar, dormir uno al lado del otro. Sería muy difícil acostumbrarse a la rutina "solitaria" de nuevo, porque ahora se lo agradable que fue pasar tiempo con él aquí en Tenerife.
Pero tenía que hacerlo. Así que estaba esperando al autobús que me llevaría de vuelta al Puerto de la Cruz (como siempre, no entendía el horario de los autobuses así que estaba esperando a que pasase alguno) y observando la naturaleza que colinda con el aeropuerto. Eran las seis y media y el sol estaba a punto de salir, un ambiente genial. Hacía algo de frío y yo estaba muy cansada, así que deseé que pasase algún bus pronto. Pero como era fiesta nacional no estaba del todo segura. Así que esperé y esperé intentando no pensar en mi triste situación. Pero por supuesto, como no tenía nada que hacer mientras esperaba, pensé demasiado y me puse incluso más triste. No había nada que se aproximase durante las semanas venideras, y eso me hizo caer aún mas en un profundo agujero negro. Antes podía pensar en que él viniese, o en mi padre y mi madre, pero ahora ya no había nada.
Tuve que esperar casi una hora a que llegase el autobús, pero por fin llegó uno que iba en mi dirección. Pero en el autobús nada fue mejor, porque la única diferencia que había es que dentro hacía algo más de calor. Miré por la ventana mientras pensaba en lo bien que lo habíamos pasado los 7 días que él estuvo aquí. Vi nuestras fotos en mi móvil y me sentía triste y feliz al mismo tiempo; es muy ambiguo el echar tanto de menos a alguien. Llegué al Puerto de la Cruz, me bajé del autobús y decidí pasear cerca del mar. El sol ya casi había salido, y era una imagen perfecta para mi cámara; la belleza de la naturaleza me distrajo momentáneamente de mi soledad. Pero al llegar a casa fue peor. No había estado en mi apartamento sin él antes; nos mudamos juntos la semana pasada. Así que era incluso más difícil estar ahí sola; sin él. Como era fiesta nacional yo no trabajaba ese día, lo que me dejó mucho tiempo para estar triste y ponerme más triste a cada minuto que pasaba.
Sabía que la solución no era estar triste y llorar durante todo el día. Pero por el momento no sabía como salir de aquella situación, así que guardé nuestras fotos en el ordenador, limpié el apartamento, lavé la ropa, los platos, y vi programas malos en la televisión. Pero nada me parecía divertido ni podía distraerme. Asi que llamé a mi padre, que me había preguntado antes si estaba bien. Tenía que hacer un esfuerzo titánico por no llorar, porque todo lo que quería hacer en aquel momento era meterme en el coche e ir a visitarle. Me abrazaría, me diría que todo iba a estar bien y nos tomaríamos un café y una gran tarta de chocolate. O iríamos a cualquier parte. O veríamos la televisión y nos reiríamos juntos. Pero no estaba allí, y yo estaba en mi apartamento en Tenerife, así que tenía que sonar feliz mientras hablaba con él por teléfono. Me dijo que nos veríamos de nuevo y que estaba seguro de que él me echa tanto de menos como yo le echo de menos a él (algo de lo que yo no estaba tan segura). Hablamos un poco acerca de la última semana. de lo que habíamos hecho, lo que le había pasado a mi apartamento y por qué tuve que mudarme. Me contó todas las novedades de Alemania, hasta que llegamos a un punto en el que no teníamos nada más de lo que hablar. Así que finalizamos la llamada y volví a quedarme sola.
No sabía qué hacer con todo aquel tiempo libre; normalmente los días libres pasan rápido pero este parecía no acabar nunca. Dormí un poco, vi la televisión, ordené mi habitación, paseé por la orilla del mar, me comí un helado y compré comida en el McDonald's porque no tenía energía para cocinar nada. Decidí escribir a la escuela de buceo para preguntarles si había posibilidad de bucear otra vez con ellos en noviembre, y busqué una compañía que realizase vuelos con parapentes. Encontré una que tenía buena pinta y les escribí un correo electrónico haciéndoles algunas preguntas. Tuve que buscar cosas que pudiera hacer antes de las vacaciones de Navidad, que empezaban el 23 de diciembre. Tiempo después cociné algo de pasta para llevarme al trabajo al día siguiente, y finalmente el tiempo pasó. Me fui a la cama aunque no podría dormir bien, y no estaba nada motivada para empezar la semana de trabajo al día siguiente.
Galería de fotos
Contenido disponible en otros idiomas
- English: Alone in Paradise again
¿Quieres tener tu propio blog Erasmus?
Si estás viviendo una experiencia en el extranjero, eres un viajero empedernido o quieres dar a conocer la ciudad donde vives... ¡crea tu propio blog y cuenta tus aventuras!
¡Quiero crear mi blog Erasmus! →
Comentarios (0 comentarios)