El tiempo pasa rápido
La primera semana
Trabajando 9 horas al día el tiempo pasa bastante rápido. Vas a trabajar (de hecho mi camino se resume en subir la ladera de una montaña durante 20 minutos), pasas el día allí y llegas a casa a las 6 p. m. Y todavía tienes que ir al supermercado, cocinar, ordenar la casa, fregar los platos, ducharte, etcétera. Y como también estoy intentando aprender algo de árabe, no me sobra ningún minuto por la tarde.
Visitando un Guachinche - un restaurante tradicional canario
Así que mi primera semana fue como un día. Cuando me di cuenta ya había pasado la mitad, y había conocido a mucha gente y hecho un montón de cosas. El primer viernes fuimos a un "Guachinche"; un restaurante típico canario creado por los que se dedican a los viñedos y viven en las montañas. Había algunos trabajadores antiguos, y los actuales me preguntaron si yo también querría ir. Sería agradable no pasar el viernes totalmente sola, así que fui con ellos. ¡La comida de ese lugar estaba increíble! Es algo simple, pero muy sabrosa. Y el vino también. Normalmente no soy muy aficionada a beber alcohol, porque últimamente no me siento bien bebiéndolo, y tampoco al día siguiente. Y para mi el vino nunca había sabido bien. Pero el vino que tenían allí sabía genial. Nos divertimos un montón; me encantó conocer a tanta gente nueva y poder conocer más a los demás internos y a mis compañeros de trabajo. Después de cenar fuimos al centro a tomar algo y fue una noche súperdivertida; finalmente sentí que había llegado.
Problemas con la puerta
Cuando llegué a casa descubrí que había un problema; no podía abrir la puerta del edificio con mi llave y estaba cerrada (durante el día la primera puerta siempre está abierta). No sabía que hacer; estaba cerrada ¡Y yo no tenía llave! Desesperada, me senté en un banco cerca de la puerta y casi me puse a llorar. Quería dormir. En mi cama. En mi apartamento. ¡Pero no era posible! ¡¿Por qué a mi?!
Después de 15 o 20 minutos, pensé en irme a un hotel, pero pensé que a las 4 a. m. Sería una tarea complicada. De repente alguien salía del edificio, y la puerta estaba abierta ¡Así que pude entrar! Creo que nunca había sido tan feliz. Al día siguiente llamé a mi agente inmobiliaria, y le dije que me había quedado encerrada fuera del edificio en mitad de la noche. Ni siquiera se disculpó, llamó a la dueña de mi apartamento y le dijo que trajese las llaves que faltaban a la agencia. La mujer dijo que las metería esa misma noche en mi buzón.
El primer fin de semana
Así que el fin de semana comenzó con un problema, pero el resto fue bastante relajante, porque tuve que limpiar el apartamento por primera vez e ir a comprar algunas cosas, y estaba algo cansada porque todavía no estaba acostumbrada a trabajar durante todo el día. Fui a la playa, disfruté del buen tiempo y limpié mi piso. Por la noche quedé con otros becarios que trabajan en una empresa similar a la mía, y fuimos al centro. Pero como la dueña no trajo las llaves el sábado no podía quedarme hasta tan tarde, porque tenía miedo de quedarme encerrada fuera de nuevo. Todavía no lo sabía, pero en aquel momento comenzarían mis problemas con el apartamento.
El domingo miré el buzón y afortunadamente las llaves ya estaban ahí. Así que podía volver a salir de noche. Pero como era domingo, solo quería relajarme y prepararme para la semana que venía.
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