¡Universidad terminada!

Aquí tenéis la noticia: ¡soy oficialmente graduada Barbora Houfková! No puedo expresar cómo me siento. ¡Es maravilloso acabar la universidad! ¡Me esperan dos meses de vacaciones!

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Primero, os voy a contar lo que pasó antes de esta felicidad. Cuando estaba en Lila, mi amigo mexicano Javier me dijo que iba a venir a Praga sobre el 9 de junio. En ese momento, ¡estaba segura al 100 % de que podría pasar con él tres días y enseñarle Praga! Por desgracia, subestimé mis exámenes y tuve que ponerme al día con mis compañeros de clase, por lo que solo pude estar con él una tarde. Al principio, no sabía qué hacer. Por un lado, estaba muy ocupada. No hacía nada aparte de estudiar y comer y no podía ni pensar en perder más tiempo. Por otro lado, quería quedar con Javier porque después de Praga se iba a México y sería mucho más difícil verle. Por tanto, decidí quedar con él un rato y estudiar mucho al día siguiente (el último día antes de los exámenes). Al final, no estaba preparada, no era nada fácil decir adiós.

Todo iba según el plan. Quedamos en Malostranská y fuimos al muro de John Lennon. Me esperaba que el muro fuera enorme y espectacular por lo que había visto en las preciosas fotos que se había sacado la gente allí. Cuando llegamos, nos llevamos una decepción. El muro no era enorme en absoluto y en persona no se veía tan bonito. De todos modos, nos hicimos una foto y pensamos en qué hacer a continuación. Algunas de las frases del muro sí que me gustaron. Como Javier no me hizo caso y fue al castillo de Praga sin mí, me quedaban dos sugerencias. Ir al parque con la bonita torre desde la que se ve toda Praga o alquilar un patín cerca de una pequeña isla en el Moldava. ¡Decidimos alquilar el patín!

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Me hacía ilusión probarlo porque siempre estaba hablando del patín desde que llegué a Praga, pero nunca había ido. Compramos dos cervezas y buscamos el sitio de patines. A Javier le sorprendió que nos dejaran beber en el patín. En Praga todo está permitido. Encontramos una isla en la que se estaba celebrando un pequeño festival de música y comida. Tuvimos que preguntar dónde había otro sitio de alquiler de patines. Me dio un poco de vergüenza porque parecía que no había estado nunca en Praga. ¡Cuando le preguntaba a la gente, me respondían en inglés! Costaba 230 coronas checas la hora.

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¡Me encantó alquilar el patín! Tuvimos tiempo de hablar de todo y disfruté compartiendo mis recuerdos de Lila con alguien que estuvo allí conmigo. También me interesaban los lugares que Javier pudo visitar en sus viajes. Después, me dio mucha envidia que hubiera mejorado mucho más que yo en francés. Me impresionó que pudiera hablar con soltura. Supongo que no me esforcé lo suficiente. El tiempo pasó volando y ya casi era hora de seguir estudiando. Quería haber ido al castillo de Praga, pero estuvimos mucho tiempo pensando qué hacer y se hizo tarde. Odiaba querer quedarme y no poder. También fuimos al pequeño parque que hay junto a la plaza de Wenceslao, pero a Javier no le llamó mucho la atención. Me acompañó a casa y tuvimos que despedirnos... Fue una tarde maravillosa con él y no me arrepentí en absoluto de haber ido. Al menos, no hasta que descubrí que me quedaban muchas cosas que memorizar y muy poco tiempo.

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Cuando volví a casa, intenté concentrarme en los exámenes, pero era inútil, así que me acosté y puse la alarma muy temprano para tener más tiempo para estudiar. ¡Y conseguí madrugar! Fui directa a la biblioteca porque tenía que aprovechar el día lo máximo posible. ¡Qué horror! ¡Estuve allí 12 horas! A las 10:00 ya estaba harta y sabía que aún me quedaba mucho por estudiar y que tenía toda la tarde por delante. No acababa nunca. Incluso si conseguía concentrarme tres horas como mucho, ni siquiera iba por la mitad de la primera asignatura, y tenía que estudiar tres asignaturas y mi defensa. Horrible. Lo único bueno es que me encontré con una amiga del instituto, por lo que sabía que no era la única estudiando. Cuando vi todo lo que tenía que estudiar para un solo examen, me alegró estar estudiando Economía y no Medicina.

Prefiero estudiar en la biblioteca porque así no me puedo quedar durmiendo. Además, me motiva ver a otra gente estudiando. Era gracioso ver a todo tipo de gente: uno estaba durmiendo con la cabeza sobre la mesa, otros estaban en Facebook, otros estaban nerviosos estudiando y cuando vi todos aquellos libros, me alegró mucho pensar que, con suerte, ese día sería el último.

No sé cómo lo hice, pero estuve en la biblioteca hasta las 22:00, haciendo descansos para comer, beber e ir al aseo. Al irme, la biblioteca estaba llena de gente. Me sentí aliviada al llegar a casa. Me sorprendió que me quedara tiempo para leerlo todo de nuevo lentamente y repasar las preguntas más raras. Me acosté sobre las 2:00 y puse la alarma a las 6:00 para volver a repasar.

Por la mañana desayuné bien, me puse mi vestido favorito y esperé que todo fuera bien. Al elegir las preguntas, me sentí satisfecha y las preparé bien. La primera asignatura era Microeconomía. Elegí la mejor pregunta. ¡Hasta recuerdo estar en la piscina diciéndole a mi madre que quería esa pregunta! Era Elección intertemporal. Me gustaba el tema y además, sabía muchas cosas adicionales, así que me pusieron un 1 (la nota más alta en la República Checa). Encima la profesora fue maja y no me hizo más de dos preguntas. Con otros profesores fue peor. La siguiente asignatura era Integración Económica Europea. Ya había tenido un examen de eso hacía seis meses, así que confié en recordar muchas cosas. La verdad es que no me acordaba de mucho, pero seguía siendo mejor que otras asignaturas. Elegí Unión monetaria en 1990. El profesor dio la casualidad de que era el tío de un amigo del instituto, cosa que no ayudó mucho porque él no lo sabía, pero me puso un 2. Fue culpa mía porque estaba nerviosa y me quedé en blanco en algunas preguntas. Y después, la peor asignatura... Macroeconomía.

El examen me daba miedo por el profesor. En mi universidad normalmente tienes dos opciones: estudiar Macroeconomía en checo o en inglés. Yo elegí la opción en inglés. Sin embargo, el profesor que nos examinaba era el que daba la clase en checo. Sabíamos que había mucha diferencia porque en inglés no se profundizaba tanto como en checo. El profesor estuvo unos 20 minutos con cada alumnos haciendo muchas preguntas extra.

De hecho, la asignatura no me gusta nada en mi universidad porque los profesores para Macroeconomía I y II son horribles. Me gustó la pregunta que elegí. Escribí todo lo que sabía y estaba bastante satisfecha hasta que llegó el profesor. Se puso a preguntarme un montón de cosas que no sabía porque solo las habían dado en Macroeconomía en checo. Sin embargo, me puso un 3 y me quedé contenta.

Lo último era la defensa de mi trabajo. He de decir que escribirlo no fue tan terrible. Todo el mundo me preguntaba cómo era posible que lo hubiera hecho estando de Erasmus, pero gracias a las clases intensivas y extensivas, tuve tiempo para ir haciéndolo poco a poco y como empecé en febrero, fui sin prisa. Prefería el trabajo final a los exámenes porque no me restringía. Podía escribir el trabajo por la mañana y aún me quedaba tiempo para viajar, ir de fiesta y pasarlo bien con mis amigos del intercambio. Recuerdo que muchos ni siquiera creían que lo hubiera escrito yo, pero así fue. Quizás es porque el tema no era difícil de entender y me gustaba.

No preparé nada para la defensa porque como he dicho mi tema era fácil de entender y podía hablar mucho sobre él. Más que un examen, era como un debate. Me dejaron la nota que me había puesto mi tutor y opositor. Cuando salí, me sentía aliviada y feliz. No podía creer que ya hubiera terminado en la Universidad Carolina y que me esperara un nuevo comienzo. Hace tres años no podía ni siquiera imaginar aprobar todos los exámenes. ¡Y lo hice a la primera! Estos exámenes eran muy importantes porque tenía que aprobarlos para poder estudiar en Ámsterdam. ¡Y fue bien!

Tras los exámenes, fuimos a comer. No me gustaba ser la persona más feliz, el resto de mis amigos se lo tomaron como algo normal, algunas hasta se quejaban de no haber sacado un 1 en todo. De todos modos, disfruté de la comida. Es gracioso porque con tan solo un vaso de vino ya nos sentíamos borrachos. Por supuesto, ¡no nos olvidamos de hacernos una foto frente a la universidad!

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Decidimos irnos a casa a dormir un poco antes de la fiesta. No dormí mucho porque estuve llamando a todo el mundo. ¡Mi madre estaba muy feliz y me animaba todo el rato! Conseguí dormir media hora y luego quedé con Marek. Estaba empeñado en ir a Andel kebab. Como ya os dije, los chicos que nos acogieron en Barcelona adoraban el kebab de Andel en Praga. Les prometimos que iríamos y nos haríamos un selfie con el dueño. Y eso hicimos. Tampoco fue el mejor kebab del mundo, pero estaba bueno.

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Luego, fuimos a nuestro sitio favorito de Praga, Náplavka. Fue una locura. Me empecé a marear con solo una copa porque no estaba acostumbrada a beber desde hacía tiempo. Fue genial ver a toda la clase después de tanto tiempo y celebrar juntos el haber terminado. A la mayoría no los había visto en mucho tiempo porque durante el primer semestre se habían ido de Erasmus y durante el segundo semestre yo estaba en Francia. Me sentí afortunada cuando mi amigo (que es muy inteligente) me dijo que estudiar una semana para los exámenes era muy poco. No me había dado cuenta, pero subestimé mucho mis exámenes. ¡Debería haber empezado una semana antes! Hasta David me confesó que no creía que tuviera tiempo suficiente, pero no me dijo nada para no estresarme. Terminé la fiesta en KFC con mis mejores amigos Marek, Matej y Lucka. Lo pasé genial con ellos porque me da la sensación de que hacía siglos que no nos veíamos y estábamos juntos.

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Al día siguiente, me sentía fatal. Tenía resaca. No pude salir de la cama hasta las 14:00. Ahora tengo que buscar trabajo para el verano y terminar todo lo que tengo en la lista. Lo mejor es ver a toda mi familia y mis amigos. Al día siguiente, tuvimos otra fiesta con la gente que hizo los exámenes el segundo día. Fue aún mejor porque hablé con mi antigua pareja de baile y estuve escuchando todas sus aventuras del año pasado.

Ayer lo pasé genial. No quise interrumpir a mi compañera de piso, que se pasó el día estudiando. ¡Por eso me fui de compras! Por la tarde vi a una de mis mejores amigas (otra más), Lucy, y fuimos a The Pub. Lo pasé bien con mis compañeros del instituto y estuvimos hablando en inglés casi toda la noche porque Dan vino con un amigo de Estados Unidos. Fue divertido, pero después de tanta fiesta estaba tan cansada que me fui pronto a casa.

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Hoy tengo planes especiales: primero, voy a que me den un masaje tailandés que me regalaron por mi cumpleaños; luego, voy con mis chicas (de la universidad) al Festival de la Pizza y por la noche, tenemos la última fiesta del semestre, ¡una fiesta en barco! ¡Qué ganas!


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