Recuperándome del festival

Recuperándome del festival

Cuando nos subimos al autobús para volver del festival, me alegré de volver a casa, pero también noté que me había resfriado. No sabía qué hacer porque se suponía que los próximos días tenía que trabajar. Encima el miércoles no era un día cualquiera, era el aniversario del restaurante y quería ir a trabajar sí o sí. De hecho, había luchado mucho por ese turno porque primero me lo dieron, luego no y luego otra vez sí. Era un día especial porque habría música en directo y tendríamos que llevar ropa bonita, flores en el pelo y maquillaje. En el autobús, estaba segura de que quería ir. El problema era que tendría que trabajar de diez de la mañana a once de la noche y no podía. Me dio mucha pena, pero le tuve que preguntar a mi jefa si me podía tomar ese día libre porque tenía fiebre y me encontraba fatal. Me dijo que sí y al final tuve todo el día para descansar. No os puedo ni describir lo mal que me encontraba al llegar a Praga. Sabía que en casa tenía el frigorífico vacío, así que tenía que ir a comprar. Además, necesitaba comprar medicinas. Iba deambulando por Dejvická como si estuviera muerta con mi enorme mochila, en la farmacia me miraron con una cara rarísima. Cuando llegué a casa no tenía fuerzas ni para cabrearme por el caos que había montado en el piso. No sé qué habían hecho mis compañeros, pero la liaron mucho. La cocina estaba asquerosa y todo estaba sucio y desordenado, así que me fui directamente a mi habitación y fui feliz al dejar por fin la mochila en el suelo.

Estaba enferma y cansadísima porque apenas había dormido en el bus. Lo primero que hice fue darme una ducha caliente. Qué maravilla. Después de cinco días en el festival, estaba disfrutando muchísimo de la bañera y del agua caliente. Me quedé allí un buen rato y me sentí mucho mejor al salir. Ahora tocaba comer algo. Me preparé una sopa y me bebí un batido de mango y naranja, mi favorito. Estaba contenta de estar en mi cama, con mi peluche de oveja, películas y comida. Esperaba encontrarme mejor al día siguiente. Me dormí varias veces mientras veía la película, aunque solo eran las 9. 00 p. m., luego a las 11. 00 p. m. y luego a medianoche. No sé por qué no dejaba de despertarme. Cuando por fin me dormí, mi amigo Serjio me despertó.

Me alegré de haber contestado al teléfono porque hacía muchísimo que no nos veíamos y quería contárselo todo sobre el festival y que él me contara cosas también. El tiempo pasó volando y cuando terminamos de hablar ya era de día. Me volví a dormir y me desperté a la hora de comer. El problema era que no me sentía mejor. Me tomé una pastilla de Modafen porque aún me encontraba regular. Me preocupaba ir al trabajo porque en la terraza te cansabas mucho hasta cuando estabas bien, por lo que no fui. Quería escribir un artículo sobre el festival, pero si me sentaba me mareaba, así que me quedé en la cama. Más tarde, Serjio me dijo de quedar. No sabía si sería buena idea porque me debía quedar en la cama, pero decidí salir un rato.

Fui hasta el sitio acordado en taxi. Tengo que admitir que ir en taxi de día era genial. Si fuera millonaria iría siempre en taxi. Bueno, si tuviera mucho dinero creo que lo gastaría mejor. Como estaba enferma fue muy cómodo ir así. Cuando nos vimos, estuvimos hablando y hablando y hablando. Parecía que no nos hubiéramos visto en años. Me lo pasé muy bien y casi se me olvidó que estaba enferma. Sobre las 9. 00 p. m. nos entró hambre, así que fuimos a un restaurante italiano del que me había hablado Serjio. Después, fuimos a un parque con Luna. Como siempre, no hablamos ni checo ni español. Pero me gusta hablar en inglés. Ya me ha pasado muchas veces que al hablar con Serjio el inglés me sale de forma natural, sin pensarlo. Esa noche me contó un montón de anécdotas, como que le hicieron un tatuaje y lo grabaron. Cuando me contó lo mucho que le dolió, me replanteé lo de hacerme uno. No sé ni cómo empezó, pero llevo tiempo queriendo hacerme uno. Solo necesito que se me ocurra algo especial. El tatuaje de Serjio me encanta, me pasaría horas mirándolo.

Recuperándome del festival

Me lo pasé genial y el jueves ya me sentía totalmente recuperada. Para asegurarme, me tomé unos antibióticos mexicanos y más Modafen. Me preocupaba un poco tener que trabajar ese día, pero todo fue bien. Trabajaba con gente muy maja y me gustaba mucho. El tiempo pasó rápido, llegó la medianoche y terminamos nuestro turno. Esa noche mis amigos Matej y Lucka fueron a verme a Adelitas. Me dio pena no tener tiempo para despedirme de Matej, uno de mis mejores amigos. Se ha ido de Erasmus a Maastricht, pero seguro que pronto iré a verle. Vi a Lucka después de 23 días porque había estado de viaje por Malasia. Por supuesto, no tuvimos todo el tiempo que nos hubiera gustado porque tenía que trabajar. ¡Espero volver a verla antes de irme!

Después de trabajar me fui directamente a casa a descansar porque seguía sin encontrarme bien, aunque había estado tomando té de jengibre, que siempre me ayuda. El viernes fui al salón de belleza y como me quedaba algo de tiempo libre, después fui a ver a mis amigos a La Casa Blu. En la cocina volvía a estar Cristian. No sé cómo, pero siempre está ahí. Todavía no he visto a Tomas, el otro cocinero, por eso tengo que ir otra vez. Fue guay verlos a todos y me hizo sentir mejor. Luego fui directamente a Adelitas.

Con todas las pastillas que me había tomado, me sentía como si estuviera drogada. ¡No paraba de sonreír, me sentía mucho mejor! Esa vez tomé mis tacos favoritos, los de Cochinita, y un flan. Me tocaba trabajar con una chica eslovaca llamada Diana pero era su último turno porque se volvía a su país. Me caía muy bien y estuvimos hablando mucho. Cuando terminamos, tenía ganas de hacer algo porque quería aprovechar cada minuto. Nos quedamos en el trabajo con Asya, Sorya, Josue, Ivan, Tomas y Fabian. Los adoro. No puedo describirlo, pero es que siempre son muy majos y están de buen humor. Por desgracia, Sorya se fue a casa. El resto fuimos a por «una» cerveza a Konvikt. Cuando decimos de ir a algún sitio, vamos de verdad. Esa vez me divertí un montón. Ya me sentía bien y Fabian nos contó un montón de historias graciosas. En poco tiempo ya llevábamos más de una cerveza. Por supuesto, estuvimos comparando palabras en checo y en español, como siempre. Nos hicimos algunas fotos, pero tienen una calidad pésima. Más tarde, Ivan nos convenció para ir a James Dean. Solo quedábamos Tomas, Josue, él y yo. ¡Menuda noche! Terminamos muy tarde. Cuando salimos de James Dean, ya había luz en la calle. Lo siento por todos los que tenían que trabajar al día siguiente...

Recuperándome del festival

Por desgracia, por la mañana tenía resaca y no llegué al tren que quería, tuve que coger el siguiente. En la maleta metí toda la ropa que pude porque solo me quedaba una semana más en Praga. Me senté en el tren, tenía un aspecto horrible. No me había dado tiempo a lavarme el pelo, me había puesto lo primero que había pillado y esperaba no encontrarme con nadie. Nunca me encuentro con nadie cuando voy a Hradec. ¡Pero qué casualidad que justo ese día vi a un amigo! Al principio, no me di cuenta de que me estaba mirando y de repente, lo tenía a mi lado queriendo sentarse. Subimos mis maletas y empezamos a hablar. Me dio vergüenza, pero no podía decirle que no porque llegaba tarde al bus y le faltaba el aliento. Al final estuvo bien verle porque me había enterado de que había empezado a estudiar Medicina y me pudo contar todos los detalles. Los últimos 30 minutos me dejó dormir porque tenía que estudiar. Estuvo bien.

Recuperándome del festival

Mi madre me recogió en la estación de tren. ¡Qué alegría volver a estar con mi hermana y con ella! Habíamos planeado hacer muchas cosas, pero al final apenas hicimos nada. El sábado comimos juntas y luego estuve escribiendo en mi blog sobre el festival durante un buen rato. El sábado estaba agotada. Recuerdo que fui a la piscina con mi hermana, que hice bocadillos de huevo y poco más. Como no me encontraba bien, bebí mucho té. También vi una película con mi madre y ya. El sábado queríamos ir al cine, pero a mi madre le había empezado a doler un diente sin motivo y nos quedamos en casa. Después de comer fuimos al centro comercial. Tenía que comprarme un abrigo o una chaqueta para llevarme a Ámsterdam porque la mía la perdí en una fiesta y necesitaba otra.

Recuperándome del festival

Ni habíamos empezado a buscar la chaqueta cuando entramos a una joyería. ¡Se me había olvidado que mi madre me dijo que podía elegir un regalo por mi graduación! No me lo esperaba para nada. Fuimos a la primera joyería que vimos y miramos los pendientes y lo que costaban. ¡No sé cómo lo hicimos, pero estuvimos allí una hora y media! Soy tan indecisa, no sabía cuáles llevarme. Acabé con dos opciones: unos muy bonitos y caros para ocasiones especiales o unos muy bonitos y no tan caros con diamantes. Me probé los dos pares por lo menos cuatro veces. Mientras, vi un anillo precioso con un diamante rosa. En cuanto lo vi supe que quería ese. Ahora sé que no es tan cómodo llevarlo, pero es precioso.

Recuperándome del festival

Ya solo quedaba tomar una decisión. Al final, elegí los segundos porque quiero unos pendientes de plata que no me tenga que quitar todos los días. Sé que no voy a ponérmelos y quitármelos cada día, por eso me quedé con los de plata con diamantes que puedo llevar puestos siempre. Ya estaba feliz con la compra, pero quería echar un vistazo a los collares. Cuando mi madre y yo vimos un colgante en forma de llave, ambas supimos que me lo iba a comprar. De pequeña, estaba obsesionada con las llaves. Collares de llave, pulseras de llave, pendientes de llave... Y este era precioso. El problema era que no quería quitarme mi colgante de corazones. ¡Pero me compré el anillo, los pendientes y el colgante de llave! ¡Menudo regalazo!

Recuperándome del festival

Luego nos dio hambre y buscamos un sitio en el que comer, pero en ese centro comercial no hay muchas opciones, así que fuimos a KFC. Soy una experta en ese sitio y pedí un menú que hizo que nos llenáramos tanto que no podíamos ni andar. El mes pasado mi madre me regaló un abrigo para que me lo llevara a Ámsterdam porque allí hace mucho viento y llueve a menudo. Sin embargo, como no me quedaba bien lo devolvimos, por lo que esperaba poder encontrar otro.

Ya era tarde y no nos quedaba mucho tiempo, por tanto fuimos directamente a H&M. Al minuto de entrar vimos un abrigo rosa. Yo exclamé: «Me encanta, quiero ese». No abrigaba nada. No era adecuado para la lluvia. Lavarlo iba a ser un rollo. Pero me había enamorado y no lo iba a pensar más. Lo compramos y nos fuimos a casa sobre las 9. 00 p. m.

Recuperándome del festival

Pasé el resto de la noche escribiendo en el blog y eligiendo fotos para llevarme a Ámsterdam. Me fui a dormir tarde. Cuando me desperté estaba de mal humor porque tenía que ir al médico, hacer las maletas, ir a trabajar a Praga y le había prometido a un amigo que comeríamos juntos. Pero todo salió a pedir de boca. Honza me recogió en casa, me llevé mi maleta pequeña y fuimos a comer a Sport Café. Yo ya sabía lo que me iba a pedir porque allí tienen mi filete de pollo con puré de patatas favorito. Estaba buenísimo. Me lo pasé muy bien con él e incluso planeamos una pequeña fiesta de despedida para el domingo. También me contó lo de la cumbre europea, sonaba interesante. Conseguí ir al médico, comprar medicinas, preparar mi seguro de viaje, pagar la tasa de matrícula y coger el autobús. Ahora voy de camino al trabajo. ¡Empieza mi última semana aquí!


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