Primera parte de Praga
¡Muy buenas a todos! En la universidad de Amiens, donde estoy haciendo mi Erasmus, dan las vacaciones de invierno la última semana de febrero, por lo que no hay clases. ¡¡Eso significaba que teníamos la oportunidad de escaparnos un par de días!! Sin pensarlo dos veces, mis amigos Erasmus y yo decidimos hacer uno de los viajes más populares a día de hoy: la ruta Praga-Budapest-Viena.
El pasado 21 de febrero pusimos rumbo a nuestro primer destino, que fue la capital de la República Checa. Por lo tanto, en el post de hoy y en el siguiente os cuento lo que hicimos o visitamos durante los tres días que pasamos en Praga, así como también os recomiendo algunos bares o restaurantes para comer, y sitios para salir de fiesta.
Itinerario
Primer día
Nuestro vuelo salió del aeropuerto París-Beauvais a las 09:20 de la mañana, y llegamos al de Praga a las 11 aproximadamente.
Para ir del aeropuerto al centro de la ciudad, hay varios autobuses que se pueden coger y se llega sin problema y a un precio bastante económico, ya que un billete sencillo solo cuesta 1,30€. En nuestro caso, cogimos el bus número 119, aunque el 332 o el 907 también llegan al centro.
Para llegar al apartamento que habíamos reservado en la página Airbnb, debíamos hacer transbordo y coger la línea A del tranvía. Aquí os traigo una anécdota y un consejo: cuidado con los revisores de metro.
En resumen, nosotros compramos el billete en el aeropuerto, y lo picamos en una de las máquinas. Sin embargo, tres de mis amigas no lo hicieron bien, puesto que debe salir la fecha y hora en el billete una vez tiqueas. Justo al salir del metro, un revisor nos paró y les hizo pagar una multa de 30 euros por persona por haber picado mal el billete, así que os recomiendo que compréis siempre que no subáis al transporte público sin ticket y que os aseguréis de haberlo picado bien.
Nuestro alojamiento se situaba cerca de la Plaza de Wenceslao, una larga avenida llena de tiendas con mucho ambiente, que se encuentra justo al lado del Museo Nacional de Praga. Este piso estaba bastante céntrico ya que se encontraba a unos diez minutos andando de la zona de la Ciudad Vieja, y además estaba muy bien acondicionado y limpio. El propietario fue atento y amable con nosotros, y de precio no estaba nada, nada mal, así que todo genial.
Antes de dirigirnos hacia nuestro apartamento, decidimos ir a un supermercado que había cerca para comprar agua, fruta o alguna comida precocinada por si algún día no queríamos cenar fuera. El más famoso en este país se llama Billa, cuyo equivalente en España sería nuestro Mercadona. Hay mucha variedad de productos y a un precio muy económico, así que si os pilla uno cerca podéis aprovechar para hacer vuestras compras aquí, aunque el Spar es también bastante famoso en la República Checa y es prácticamente parecido.
Una vez dejamos las maletas en el apartamento, eran sobre las 3 de la tarde, así que nos pusimos a descubrir la ciudad de inmediato.
Contábamos con una ventaja, y es que teníamos una amiga Erasmus de una ciudad de la República Checa que se conocía Praga a la perfección, por lo que nos sirvió de guía durante la primera tarde que estuvimos visitando esta ciudad, ya que a la par que nos iba enseñando los sitios más turísticos de Praga, también nos iba explicando cosas sobre la historia o cultura de esta ciudad.
La primera atracción turística que visitamos fue la Casa Danzante, un edificio moderno cuya fachada es súper peculiar, una de las razones de que sea tan famoso en Praga. Ubicada al lado del río Moldava, la Casa Danzante se trata de una construcción bastante curiosa que debéis ver si visitáis la ciudad, ya que su arquitectura es bastante singular.
Luego, seguimos andando a orillas del río admirando las fachadas de colores de los edificios y su majestuosa ornamentación. Sin duda, uno de los aspectos que más me sorprendieron de Praga son sus casas y edificios con sus fachadas tan elegantes y señoriales, ya que prácticamente todos los edificios del centro están llenos de adornos o están pintados de distintos colores pastel, que hacen de Praga una ciudad única.
A continuación, nos encontramos con el Teatro Nacional de Praga, el más importante del país, donde se representan las obras y espectáculos más famosos. Otro edificio que no deja indiferente a nadie debido a su enorme fachada llena de ornamentación.
Más adelante, siguiendo por la zona del río llegamos hasta el mirador desde podremos obtener las mejores fotos con el puente de Carlos IV y el Castillo de Praga de fondo, ¡una auténtica foto de postal!
Tras una sesión de fotos, continuamos hacia el puente de Carlos IV, una de las construcciones más importantes y bonitas de Praga, que conecta las dos zonas de la ciudad. Este puente comienza y termina con tres grandes torres góticas que se encuentran a ambos extremos, una llamada Torre de la Ciudad Vieja, y la otra que se une mediante un arco con la tercera, son llamadas Torres de Malá Strana, ya que conducen a este barrio.
Cruzamos el puente, lleno de estatuas religiosas, y puestos ambulantes donde artistas venden productos artesanos o cuadros, y entramos al barrio de Malá Strana, una de las zonas más importantes y famosas de Praga por su valor histórico y cultural, ya que aquí se encuentran monumentos tan importantes como el Castillo de Praga, la Catedral de San Nicolás o la increíble y gigantesca Catedral de San Vito.
Tras cruzar las Torres de Malá Strana, estuvimos dando una vuelta por la zona y callejeando hasta llegar al Muro de John Lennon, un extenso mural que conmemora a este famoso cantante y a su banda The Beatles. La gente es libre de pintar o hacer grafitis en este mural, así que no olvidéis de dejar vuestra huella aquí.
Luego, volvimos a la avenida principal del barrio, y nos dirigimos a uno de los puestos donde se venden el trdelník, el postre checo más típico y famoso, aunque según nos contaron su origen proviene de Hungría. Se trata de un rulo hecho a base de harina que es horneado y al que se le echa canela por encima para darle un sabor dulce.
Además, es posible rellenarlo con toppings como fruta, nata o siropes, por ejemplo de chocolate o de frambuesa. Este dulce está para chuparse los dedos y es obligatorio que lo probéis si venís de visita a Praga, ya que es una tradición. Aquí os dejo una foto del trdelník que me pedí yo, relleno de Nutella, y que me costó tres euros y medio.
Cuando terminamos de merendar, volvimos a cruzar el puente en dirección a la Ciudad Vieja, que junto a Malá Strana es la zona más famosa de Praga. Nos perdimos por sus calles empedradas llenas de tiendas y ambiente, y llegamos a la Plaza del Barrio Viejo, donde ubicamos algunos de los puntos de interés más espectaculares de la ciudad. Entre ellos, el Reloj Astronómico de origen medieval, que está ubicado en la fachada del Ayuntamiento. Este antiguo reloj es un emblema de Praga debido a su antigüedad e importancia histórica. A cada hora en punto, hay un espectáculo en el que las figuras que se encuentran alrededor del reloj se mueven durante unos veinte segundos. En mi opinión, este espectáculo no es gran cosa, pero al tratarse de un instrumento tan antiguo que a día de hoy todavía funciona hace que sea muy sorprendente.
En esta plaza, vimos también la Iglesia de Týn, otro emblema de esta ciudad checa. Se trata de una construcción gótica que está rodeada de casas o pequeños edificios. Sin embargo, a pesar de no poder ver su fachada al completo, no hace falta ya que solo os bastará admirar sus torres o entrar a su interior para daros cuenta de que se trata de una auténtica obra de arte que os enamorará al instante. La entrada al interior esta iglesia es completamente gratuita, pero cierra sus puertas a las cinco de la tarde, por lo que deberéis llegar antes de esta hora.
Tras dar una vuelta por la zona y caminar por la calle Parizska, la avenida más lujosa de Praga donde se encuentran marcas internacionales como Cartier o Louis Vuitton, llegó la hora de despedirnos de nuestra amiga checa, y de poner rumbo al apartamento para ducharnos, cenar y descansar, ya que nos esperaba otro nuevo día descubriendo la capital de la República Checa.
Segundo día
Cuando terminamos de desayunar y prepararnos, comenzó nuestra segunda jornada por Praga, saliendo del apartamento en dirección a la Plaza de la Ciudad Vieja, ya que desde este punto salía el free tour que reservamos previamente. Durante dos horas y media un guía muy majo estuvo enseñándonos las zonas de Staré Mesto, que es básicamente la Ciudad Vieja, y Josefov, el barrio judío.
Nuestro guía empezó explicándonos la historia de la Iglesia de San Nicolás, del Monumento a Jan Haus o de la Iglesia de Týn, todos ubicados en la plaza. Luego, continuamos hacia el Reloj Astronómico, y seguimos visitando puntos turísticos de la ciudad, como la Plaza Carlos, el Teatro Estatal, la antigua Universidad de Carolina, o la Torre de la Pólvora, situada al lado de la Casa Municipal de Praga, que según nos contó el guía es un edificio donde se realizan obras clásicas o conciertos.
Torre de la Pólvora
Tras hacer una parada, andamos hacia el barrio judío de Josefov, donde nuestro guía nos enseñó monumentos religiosos importantes, como la Sinagoga de Pinkas, la de Maisel, o la llamada Sinagoga Española. También, pasamos por delante del cementerio judío, que esconde una historia bastante trágica como bien nos contó el guía, y acabamos el recorrido cerca del Rudolfinum, un majestuoso edificio destinado a conciertos.
Era la hora de almorzar, así que fuimos a comer a un restaurante donde se sirven platos típicos de la ciudad, llamado U Svobodnych Zednaru. En el próximo post, os daré más información sobre dónde podréis comer platos tradicionales de buena calidad a muy buen precio.
Luego, cogimos la línea de autobús número 194 y andamos unos diez minutos para llegar al Monte Petrín, una colina desde donde observamos unas increíbles vistas de la ciudad, y donde se encuentra la Torre Petrín, una clara imitación a la Torre Eiffel, ya que los checos quisieron hacerle la competencia a Francia construyendo un edificio exactamente igual. Dimos una vuelta por la zona admirando las vistas, y luego decidimos coger el funicular que conecta este monte con la ciudad.
Como ya era de noche y estábamos bastante cansados, decidimos volver al apartamento para descansar un rato, puesto que esa noche queríamos salir de fiesta y descubrir el ambiente por Praga. En la siguiente publicación, os recomiendo a qué discotecas ir dependiendo de vuestros gustos o preferencias musicales.
Y así acabaron nuestros dos primeros días descubriendo esta pequeña pero encantadora ciudad que nos dejó enamorados a todos mis amigos y a mí. Si estáis pensando en viajar a Praga o simplemente os está interesando el post, no dudéis en seguir leyendo la siguiente publicación en la que os dejo el itinerario que seguimos durante nuestro tercer y último día en Praga, así como os recomiendo algunos sitios para comer o salir de fiesta.
Galería de fotos
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