La Fortaleza, Viana do Castelo y Tui.

Publicado por flag- Claudia Costas — hace 4 años

Blog: Mi dulce hogar
Etiquetas: flag-pt Blog Erasmus Portugal, Portugal, Portugal

¡Hola a todos un día más! En la entrada de hoy voy a hablaros de La Fortaleza. Me apetece mucho porque, aunque está muy cerca para los de esta zona en la que vivo, implica “salir de tu país y entrar en un país extranjero y diferente”. Te enfrentas a otra lengua, otro mundo, otro “todo”. Es siempre estimulante. Acompañadme por el último viaje de este blog. ¡Empezamos!

Para llegar desde Bueu, lo normal es hacer la ruta en coche particular. También se organizan excursiones a Portugal, aunque sobre todo para visitar el Santuario de Fátima, que es centro de peregrinación habitual y constante, y Nazaret. Podéis coger el tren en la estación de Vigo o Pontevedra, que os lleva hasta Oporto y hace parada en Valença do Minho y en Viana do Castelo.

Cómo llegar en coche

Tomaríamos en primer lugar el tramo de autovía que aquí conocemos, ¡ironía!, como vía rápida. Es tan estrecha y peligrosa, que ha sido balizada y acotada de cabo a rabo. Por ahí pasamos todas las mañanas mis amigas y yo para ir al CUVI, (la facul), turnándonos los coches y compartiendo los gastos de la gasolina. Si venís en verano, procurad organizaros al revés de la mayoría de turistas y gente de la zona. El flujo a las playas provoca unos atascos con retenciones horribles y no os lo aconsejo. Si venís en dirección Bueu a última hora de la tarde, de regreso, no tendréis problema, porque la circulación suele ser en sentido contrario.

Bordearíamos Cangas y atravesaríamos el Puente de Rande que os citaba en el post de ayer. Hubo un peaje antes de entrar en el puente y se pagaba, pero fue eliminado. Después dejaríamos atrás la ciudad de Vigo, y circularíamos algo más de 50 kilómetros, por la carretera vieja de Porriño, por autovía o autopista. Encontraréis una garita en la que os detendréis y pagaréis poco más de 2 euros. Después continuáis la ruta, todo hacia adelante. Al llegar a La Fortaleza la señalización es clara. Solo os queda buscar un lugar donde aparcar. Hace años había aduana en el llamado “puente internacional”, ahora “puente viejo”. Las colas que se formaban, (yo no lo conocí), eran bíblicas. Actualmente la libre circulación hace que entres en Portugal “sin casi percibirlo”. La verdad es que ¡mola! El viejo puente todavía está abierto al uso, pero se construyó un puente nuevo.

La Fortaleza

Enseguida comprenderéis el porqué del nombre. En realidad os encontráis en Valença do Miño, que es como se llama la localidad. Hace referencia al río, el Miño, que divide los dos países, España y Portugal. Aunque existe una zona baja, con comercio, restaurantes y todos los servicios públicos y privados, la mayoría de la gente va exclusivamente para subir a La Fortaleza.

Está situada en lo alto, dentro de un núcleo fuertemente protegido por varias líneas de murallas. Os chocará ver transitar a los coches hasta arriba y veréis incluso semáforos. Se distinguen perfectamente varias de las antiguas entradas porticadas, dependiendo desde dónde accedáis. Al llegar arriba, os deslumbrarán las fachadas de azulejo, típicamente portuguesas. Todo tiene ese aire “decadente”. Hubo una tradición comercial y turística “muy de souvenir” y otras peculiaridades. Los visitantes compraban, sobre todo, (sí, es verdad), sus gallos de cerámica, sus toallas y la platería. Hoy se sigue comprando, pero artículos de todo tipo. Es muy normal ver gente de todas partes paseando por las callejuelas. En los últimos tiempos algunas zonas se han pavimentado con materiales nuevos. En temporada alta La Fortaleza es un hormiguero. En las áreas de acceso podréis ver autobuses de turistas. Cuando se van, lo hacen cargados de bolsas de gran tamaño. No se resisten a los edredones, las sábanas, toda la lencería de casa. Procurad evitar los fines de semana, porque una visita agradable puede convertirse en una pesadilla. Celebran un mercadillo todos los miércoles que es muy visitado por los españoles.

LA FORTALEZA, VIANA Y TUI.

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Os sorprenderá ver a un camarero, (o dos), en las puertas de los restaurantes. Acostumbran a captar clientes abordándote. Te ofrecen un folletito con el menú y los precios de los platos muy educadamente. Para los que aún no lo sepáis, el plato estrella es el bacalao, y también, el arroz caldoso de marisco. Podéis acompañarlo con un vino propio del país. Es el vinho verde, más que conocido. ¡Ojo!, si leéis la palabra presunto, que sepáis que es jamón. El postre casero, entre otros, suele ser un pudin. Si empezáis la mañana pidiendo un café, acompañadlo del pastel típico de Portugal. Es redondo, pequeño, pero denso. Puede ser de nata o de crema y sacia bastante. Si lo espolvoreáis con canela, (a veces te la sirven), mejor que mejor.

Yo destacaría la gentileza de la gente cuando te habla. Te dan las gracias, (¡obrigado! ), pero muchos dominan el castellano. Como hecho singular diría, para los que vamos desde Galicia, (al menos esa es mi experiencia), que no te llaman “gallego” especificando o mostrando una gran comprensión de las distintas zonas de España. Eres sencillamente un “español”.

El comercio ahora es variado y en general a muy buen precio. Cada vez que vas, descubres una tienda nueva o quizá se ha cerrado otra. En la zona baja, ya en el pueblo, merece la pena echar un vistazo. Una de las caras de entrada es una arboleda agradable, (con buena sombra en verano), que da a un parque con palco de la música. Siempre hace más calor allí que en Bueu. Vas bajando hacia el sur y se nota. Haced una parada en la capillita que encontraréis a la derecha, al llega a la planicie de la zona alta. También veréis una cabina de teléfono “muy british” y la Iglesia de San Teotonio, al otro lado de un murete con cascada, muy refrescante. Existe un hotel del mismo nombre. Si salís de mañana y queréis aprovechar mejor el día, quizá la visita a La Fortaleza resulte algo limitada. Entonces os sugiero bajar y retomar camino, hasta llegar a Viana do Castelo. Hace mucho tiempo que no voy, pero recuerdo la última visita, en verano. Trataré de contaros qué hice y qué vi.

Viana do Castelo

Viana do Castelo está a unos 66 kilómetros de Valença do Minho. Llegaréis en cuarenta o cuarenta y cinco minutos aproximadamente. Podéis tomar la ruta costera, la carretera antigua vía Caminha, o seguir por la autopista hasta Ponte da Lima y salir hacia Viana.

Llegamos y aparcamos en una zona nueva, tipo puerto deportivo actual, con instalaciones y cafeterías. Hay que caminar bastante por allí hasta alcanzar otros puntos de la localidad. En el puerto había un barco blanco que llamó nuestra atención. Nos acercamos y descubrimos que era un buque hospital visitable. No pudimos resistir la curiosidad y la tentación. Era el Navío Gil Eannes. Tenéis que pagar entrada para subir a bordo. Una vez dentro, disfrutamos de libertad total para recorrerlo. Recuerdo perfectamente la cocina con sus cacerolas y una sala con simulador en la que podías sentir que gobernabas el barco. Nos adentramos en sus entrañas por escalinatas y escaleras. Todavía olía a gasolina y a madera impregnada.

El buque contaba con un hospital muy completo. Nos llamó la atención “una silla de partos”, preparada por si llegaba a darse tal circunstancia. Había sido buque hospital para dar asistencia a los marineros portugueses que faenaban en Terranova y Groenlandia, en la pesca del bacalao. Al salir, buscamos un lugar para comer. Encontramos un restaurante habilitado en una vieja capilla. Mi madre guarda la tarjeta: Cozinha das Malhieras, en la Rúa gago Coutinho. El local había sido adaptado de forma respetuosa. Podías ver las bóvedas y las paredes originales. Nos prepararon arroz de marisco para tres, y otros se decantaron por el Cabrito á Serra D’Arga.

Mis padres estuvieron charlando con los camareros, que vestían de chaqueta blanca. Les explicaban que el estado no daba ayudas para la conservación de edificios por aquel entonces. Se veía una cierta decadencia y abandono por todo el casco antiguo. Después de comer, tomamos rumbo al Funicular. Nos llevaba al santuario del Sagrado Corazón de Santa Luzia, que está en una zona de mucha altura, a unos 300 metros. Desde allí las vistas son impresionantes, sobre el Valle del Lima. También se puede llegar en coche, si lo preferís. Cuando estuvimos, una pareja celebraba “las bodas de oro” y tuvieron que soportar presencia y flashes de turistas en su misa privada. Dimos por finalizada la visita y bajamos de nuevo. Retrocedimos por la carretera, con intención de hacer una parada en Tui. Lo habíamos contemplado desde La Fortaleza, acariciado por el río Miño, y nos apetecía acabar allí el día.

LA FORTALEZA, VIANA Y TUI.

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LA FORTALEZA, VIANA Y TUI.

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Tui

Al hablar de Tui, no se puede dejar de decir que ha sido declarada conjunto histórico artístico. Solo así se comprende la relevancia de su conjunto monumental. Incluye la Catedral de Santa María de Tui, el Convento Iglesia de las Clarisas, el Museo y Archivo Histórico Diocesano, las iglesias de San Bartolomé y San Telmo. Como es zona fronteriza, se nota mucho en el acento gallego, que refleja una gran influencia de la fonética portuguesa. Nos dejamos llevar por las calles, así, sobre la marcha. Yo era muy joven, pero los amantes de las piedras podrán disfrutar. También en su calle principal, tomando un buen café en el Café Central o en La Gran Manzana.

LA FORTALEZA, VIANA Y TUI.

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Comentarios (1 comentarios)

  • flag- José Ramón Núñez Iraola hace 8 años

    Portugal siempre merece una visita. Me gusta ir a la fortaleza de Valenca simplemente a tomar un café.

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