Gerês: un paraíso en el norte de Portugal

Publicado por flag-es Claudia Costas — hace 3 años

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Gerês: un paraíso en el norte de Portugal

¡Hola a todo el mundo! Hoy vuelvo por aquí con una entrada para hablaros de un Parque Natural en Portugal. Se llama Parque nacional de Peneda-Gerês y está situado en el norte de Portugal, muy cerca de la frontera con Galicia, concretamente de la provincia de Ourense. Tuve la suerte de visitar este paraíso portugués hace ya unos tres años, en un fin de semana caluroso de verano. La verdad es que podría decir que es uno de mis lugares favoritos de Portugal y casi también de todos los que he visitado. El hecho de que esté muy cerca de mi casa lo hace todavía mejor. En el post de hoy os voy a dar información general sobre el Parque: cómo moverse, el alojamiento, la comida y lo más interesante, os voy a hablar de los lugares tan espectaculares que yo visité. ¡Empezamos!

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Información general

Empezando con información básica sobre el Parque nacional de Peneda-Gerês. En este parque existe un gran interés científico tanto por su fauna, flora como por su paisaje. Estos tres aspectos hacen que sea un lugar que atrae a los turistas, pues su naturaleza formada por cascadas, ríos y bosque es increíble.

Este parque es perfecto para pasar unos días entre la naturaleza, desconectando del murmullo de la ciudad, el transporte público y el estrés. Hay muchas rutas de senderismo que se extienden por los 50 kilómetros cuadrados de terreno público del parque. Todas estas rutas pasan por diferentes puntos de interés: cascadas, pozas, ríos, bosques, lagunas, embalses, miradores y también algún que otro pueblito. De estos “spots” os hablaré más abajo, dándoos su localización correspondiente y algunos consejos. Es cierto que la mejor época para visitarlo es verano, pues así el agua fría de sus cascadas será más apetecible ya que en esta estación las temperaturas suelen ser bastante altas. Aun así, creo que, si realmente sois amantes de la naturaleza, ir en otoño puede ser también una buena opción, además que así, evitaréis a los turistas que viajan en temporada alta.

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Lo cierto es que yo estaba sorprendida porque a pesar de vivir toda mi vida en Pontevedra, Galicia, jamás había escuchado hablar de este Parque Natural. De hecho, lo conocí de casualidad porque una amiga lo visitó y me dijo que le había gustado mucho. Empecé a preguntar a mi familia y amigas/os y curiosamente, nadie lo conocía. Me pareció súper raro porque para mí puede que sea el mejor sitio de esta zona norte. De hecho, recuerdo que cuando empecé a publicar algunas fotos que había sacado a mis redes sociales, recibí un total de 40 mensajes de personas diferentes preguntándome por ese lugar. Imaginaos su sorpresa cuando les di la localización y descubrieron que estaba a nada más y nada menos que una hora y media de casa. Increíble.

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Cómo ir a Parque nacional de Peneda-Gerês y cómo moverse

Ángel y yo fuimos en coche desde Bueu y nos llevó dos horas y media. Hay diferentes rutas para ir. Nosotros decidimos ir bordeando la frontera, cruzando Ourense, pasando por As Neves, Arbo, hasta llegar finalmente. La otra ruta es ir hasta Ponte de Lima y luego directamente hasta el Parque, pero nosotros decidimos tomar la primera ruta, nos parecía más fácil, aunque realmente no hay diferencia de tiempo. Ambas rutas incluyen peajes. Nosotros decidimos usar el peaje electrónico. El sistema es bastante sencillo. Simplemente tienes que registrar la matrícula de tu coche y asociarla a una tarjeta de crédito. Así, a medida que haces kilómetros en la carretera, pasas por una especie de “arcos” donde existen dispositivos que te reconocen la matrícula y el cobro se hace directamente en tu cuenta bancaria. Es lo más cómodo, la verdad.

Algo que debéis saber es que justo antes de entrar al Parque, en nuestro caso fue por la parte más hacia el norte, tenéis que pagar una entrada. Nosotros pagamos cuatro euros, un precio simbólico porque todo lo que vimos era impagable. Nos dieron un pequeño ticket que dejamos en el salpicadero del coche durante nuestra estancia allí. Realmente es lo único que tuvimos que pagar, pues los aparcamientos nos salieron todos gratis.

Alojamiento

Podemos decir que Ángel y yo nos alojamos en el pueblo más grande de todo el parque, que también se llama Gerês. Justo aquí es donde se encuentran la mayoría de los hoteles y los apartamentos. La oferta es mayor así que el precio disminuye. No recuerdo cuánto nos costó, pero el hotel tenía desayuno incluido y había sido bastante barato. El ambiente en la sala de estar era muy internacional. Mientras desayunábamos escuchábamos alemán y francés y lo cierto es que en este viaje me sorprendió la cantidad de gente francesa que había en este Parque. El hotel tenía una terraza muy agradable y la verdad, es la única foto que conservo de él así que aquí os la dejo.

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Por esta zona había supermercados y también restaurantes. Todos siguen la misma línea y el mismo precio. Comida casera, típica portuguesa, precios económicos. Nosotros fuimos a un restaurante y cenamos en la terraza, cuando ya empezaba a anochecer. Comimos melón con jamón, bacalao a la portuguesa y un filete de cerdo con patatas asadas. Súper bueno.

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La verdad, el ambiente del pueblo era muy guay. Se notaba que todo el mundo estaba allí para explorar, caminar y relajarse en la naturaleza. Todos tenían botas de caminar, ropa cómoda y no sé, en general yo notaba que la atmósfera que había era bastante homogénea. Me recordó a mis excursiones a la nieve, donde la gente en los hoteles se nota que está allí única y exclusivamente para esquiar. La verdad, este minúsculo pueblo encasillado entre dos colinas tiene mucho encanto, al igual que su gente, que era súper amable.

Qué ver en el Parque nacional de Peneda-Gerês

Después de daros esta información básica e importante sobre el Parque, vamos con el meollo. A continuación, os dejo todos los lugares que visité. Algunos son de los más famosos, donde apenas pudimos encontrar una roca libre para sentarnos, y en cambio otros, están sumidos en el medio del bosque, adonde nos costó bastante llegar después de largas caminatas. Espero que os gusten.

Cascata da Portela do Homem

Esta cascada que tiene una pequeña pero preciosa poza es uno de los sitios más conocidos del Parque nacional de Peneda-Gerês. Nosotros tuvimos que dejar el coche en un aparcamiento un poco alejado y caminar, pero no se hizo para nada cansado. El acceso es de los más fáciles y eso que hay que bajar atravesando grandes rocas y árboles. La recompensa es esta: una pequeña cascada que termina en esta poza de agua cristalina. El agua estaba súper limpia y era tan clara, que decidimos coger nuestra cámara de agua para sacar algunas fotos. Es increíble lo bien que se ven, y eso que nuestra cámara es de las normalitas, por no decir de las malas. Eso sí, la temperatura… ¡súper fresca!

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Lo único malo de este lugar es que estaba lleno de gente, la mayoría locales, parecía, aunque no llegó a resultar agobiante. Nosotros dejamos las toallas en una roca y tomamos el sol, de vez en cuando nos dábamos algún chapuzón, íbamos hasta la cascada y volvíamos a salir. Comimos allí unos tuppers que nos habíamos traído de casa y estuvimos un buen rato. Lo cierto es que estábamos muy felices porque los días anteriores habíamos visto la predicción atmosférica y habíamos visto que iba a llover, nada más lejos de la realidad. Aquí os dejo las fotos.

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Aunque sin duda, una de las mejores vistas de este lugar la tuvimos desde arriba del todo. Tuvimos que subir, escalar algunas rocas para llegar hasta aquí, pero estas vistas son inmejorables. Esta es una de mis fotos favoritas del viaje.

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Cuando volvíamos para el coche, decidimos continuar el curso del río y nos encontramos con este puente, que remató la belleza de este lugar. Sin duda, Portela do Homem es una de las maravillas de Gerês.

Cascata do Arado

Recogimos en Portela do Homem y fuimos hasta a Cascata do Arado, que estaba a unos 40 minutos en coche. La verdad es que no se hace pesado porque el paisaje de todo el camino es increíble. Tenía ganas de parar en cada lugar y explorarlo. Cuando llegamos a esta cascada, de difícil acceso, nos dimos cuenta de que no era un lugar tan familiar como el anterior, era más salvaje. La caída de esta cascada es mucho más grande que la anterior, como podéis ver en la foto.

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La primera vista que tuvimos de esta cascada fue esta, la que os dejo en la foto anterior. Como podéis ver, normalmente la gente se queda en la parte más baja, donde ya no existe más caída y el río continúa su curso. Nosotros decidimos explorar e ir por el monte para llegar a esa especie de piscina natural que se forma entre un salto y otro. No pudimos tener una idea mejor porque las vistas fueron espectaculares.

Conseguimos llegar, después de atravesar un pedregoso monte, a esta piscina natural que sorprendentemente era súper profunda. Lo mejor de estar aquí era arrimarse al borde, que inmediatamente te dejaba ver la gran caída del agua. Lo cierto es que esto es bastante peligroso, como podéis imaginar, así que tenéis que ser cautas y tomar precauciones cuando estéis aquí. Además, las piedras son un poco resbaladizas cuando están mojadas. Si os fijáis, en esta foto, enfrente tengo a un grupo de personas en un mirador, que justamente es desde ahí donde saqué la primera foto que os enseñé de la cascada.

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Por lo tanto, tuvimos que caminar bastante para llegar aquí, pero valió la pena sin duda. En cuanto a la temperatura del agua, pues bastante fría, pero este lugar era tan bonito que sinceramente no me lo pensé dos veces a la hora de meterme. Pasamos aquí toda la tarde, tomando el sol, merendando y disfrutando de esta maravilla de paisaje. La verdad es que las imágenes de este lugar hablan por sí solas, no necesitan mucha más explicación, ¿verdad?

Miradouro da Pedra Bela

Este fue el último punto que visitamos este día. Se trata de un mirador situado solamente a 10 minutos de la Cascata do Arado, así que no nos lo pensamos dos veces. Este mirador es de fácil acceso y las vistas, como podéis ver en la siguiente foto, son espectaculares.

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Lo que se ve es todo el valle del Parque nacional de Peneda-Gerês junto con su embalse más famoso llamado “embalse da Caniçada”. Había bastante gente cuando fuimos, sacando fotos o que pasaban por allí, pues algunos venían a pie, completando los famosos trilhos (caminos) de Gerês. Recuerdo que la carretera que nos llevaba al mirador era bastante serpenteante y en algún tramo hasta un poco peligrosa ya que era estrecha y las maniobras que tuvimos que hacer cuando nos encontramos a un coche de frente fueron un tanto curiosas. Este mirador está bastante alto, creo que a unos 800 metros sobre el nivel del mirar. Sin duda, miradouro da Pedra Bela es una visita súper recomendable ya que, desde aquí, se puede entender lo maravilloso que es este parque ya que tienes todos los elementos que lo hacen tan característico. Finalmente nos fuimos ya para nuestro hotel pues teníamos que cenar, poner los bañadores a secar y coger fuerzas durante la noche para el día siguiente. La ruta continuaba.

Cascata Tahiti

Puede que sea de las cascadas más famosas de todo el parque. Vinimos aquí a primera hora de la mañana y lo cierto es que ya había gente. Esta zona es muy guay porque hay varios lugares para tumbarse. El recorrido del río es muy muy largo y eso hace que existan diferentes saltos, cascadas y, por lo tanto, diferentes zonas para tumbarse. Ángel y yo decidimos quedarnos en esta, que nos pareció súper bonita.

Es cierto que la zona donde más gente se concentra es al final del río, en el último salto, pues allí el río se ensancha y hay más espacio para nadar, es una zona más familiar, pero como siempre, nosotros evitamos a las masas y aquí estuvimos. Aun así, como podéis ver en las fotos que os dejo a continuación, nosotros teníamos también una zona bastante amplia para nadar a nuestras anchas. En cuanto al agua, de las más frías, me costó mucho meterme, aunque probablemente influyó que era la primera hora de la mañana y todavía no hacía el calor suficiente.

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Durante el camino pudimos ver cómo había varias zonas para acampar. Tiene que ser genial despertarse en medio del bosque con el sonido de la naturaleza y lo primero que hagas sea darte un chapuzón en este lugar. Viajar de camping o en una caravana es algo que siempre tengo en mente, pero nunca llevo a cabo. Quizás más adelante en un segundo viaje a Gerês.

Algo para tener en cuenta es que el descenso de esta cascada es realmente peligroso. Unos buenos escarpines no os vendrían mal porque es súper resbaladizo. Vimos a más de una persona caerse de culo y llevarse un buen golpe, que 100% se transformaría en moratón al día siguiente. Aun así, Cascata Tahiti visita obligada en este Parque Natural.

Ponte da Mizarela

Decidimos venir hasta aquí porque nos parecía un lugar diferente a todos los que habíamos visto hasta aquel entonces. Se trata del Ponte da Mizarela que cruza el río Rabagão. Lo bonito de este puente es el entorno que lo rodea: una cascada (cuyo caudal era irrisorio en verano) y también grandes rocas cuyas formas son sorprendentes.

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Este puente me gustó porque lleva consigo una historia. En parte me recuerda a mi tierra, Galicia, pues muchos lugares en la naturaleza están acompañados por las famosas “lendas” (leyendas) gallegas. Entonces, detrás de este puente se esconde la siguiente leyenda: se dice que un sacerdote quería hacerle una jugarreta al Diablo así que decidió hacerse pasar por un criminal que huía de la justicia. Cuando llegó al río y vio que no podía pasar, decidió invocar al “auxilio del enemigo”. Fue entonces cuando el diablo apareció y el sacerdote le dijo que, si este le dejaba pasar, él mismo le entregaría su alma. El diablo aceptó el trato y de repente, el puente apareció entre las tinieblas. Mientras el sacerdote cruzaba el puente, sacó de debajo de su capa una caldera con agua bendita que tiró directamente al diablo, practicándole así un exorcismo. Fue entonces cuando el diablo desapareció entre las rocas, de donde salieron lenguas de fuego y grandes estruendos volcánicos.

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Y esta es la leyenda del Ponte da Mizarela. Solo hay que ver las imágenes que os dejo, no es de extrañar que a este lugar le corresponda esta leyenda pues la forma de sus rocas es muy particular.

En el camino de vuelta al coche (unos treinta minutos), nos encontramos con plantas silvestres y decidimos merendar sus frutas del bosque tan ricas: moras. ¡Merienda gratis!

Cascata Fafião

Por último, esta pequeña cascada. Aparecía en un folleto que habíamos encontrado por ahí, no recuerdo exactamente dónde. Pensamos que esta cascada tendría un acceso parecido a las anteriores, no demasiado complicado, al menos para nosotros. Lo cierto es que aparcamos el coche, lo más cerca que nos permitió el camino y empezamos a caminar. Estábamos en medio de un pueblo donde había antiguas casas y apenas una o dos personas.

Nos encontramos a una señora, muy mayor que apenas podía andar y nos dijo que ella solía ir a esa cascada cuando era pequeña y que se llegaba en unos 10 minutos. Claro que, como ella nos explicó, ahora necesitaba mucho más tiempo para llegar debido a su actual forma física. Le hicimos caso a la señora y empezamos a andar, pero cuando nos dimos cuenta, ya estábamos bien dentro del bosque y habíamos caminado mínimo 30 minutos. El camino es bastante bonito pues estábamos rodeados de árboles y naturaleza muy verde. Es verdad que en muchos tramos el acceso se complicaba y teníamos que pasar por encima de troncos de árbol, apartar ramas y plantas, etc. Finalmente llegamos a esta cascada, que fue una de las más salvajes de todo nuestro recorrido por el Parque Natural.

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Como podéis ver, el chorro de agua que cae no es muy potente, pero de altura no está nada mal. Además, se podía nadar perfectamente al final del recorrido del agua, que dejaba esta especie de lago que podéis ver en la foto. Estuvimos aquí completamente solos, y no me extraña, pues quedaba tan a desmano esta cascada que muchas personas probablemente desistan al complicarse tanto el acceso a ella.

Después de estar una hora más o menos aquí, volvimos, hicimos el camino de vuelta y llegamos al pueblo otra vez. Estábamos hambrientos y fuimos bastante afortunados porque nos encontramos un restaurante en medio de la nada. No sé qué hacía abierto ni cómo se mantiene, qué clientes tiene, etc., pero nos sirvieron un buen filete con patatas fritas y ensalada que nos sentó de lujo después de unas tres horas de actividad física intensa. Sin duda, lo recomiendo.

Y hasta aquí el post de hoy, bastante extenso, pues he sido bien específica con todos los lugares, dándoos los detalles de entrada, acceso, y mis consejos. Espero que os haya gustado este post, que hayáis descubierto este Parque Natural que nos queda al lado de casa y que os aventuréis a visitarlo e investigar más de lo que yo lo hice. A día de hoy, siempre pienso en volver, pues me encantó tanto que podría ir una y mil veces. Y ya termino. Muchas gracias por leerme y nos vemos en el siguiente post con mucho más contenido.


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