Descubriendo Portugal: viaje de carretera en la costa del sur

Aunque ya he hecho dos publicaciones sobre nuestras experiencias en Portugal (Lisbon, Porto), todo empezó en una viaje de carretera de un día en la costa del sur. Estábamos de vacaciones en Islantilla, una zona costera en el sur de España, muy cerca a la frontera portuguesa, cuando una mañana espontáneamente decidimos meternos en el coche y condujimos 160 km a lo largo del océano. Nuestra meta era alcanzar el punto más oeste de la península, o en otras palabras el borde de Europa, pero detuvimos nuestro viaje en Lagos y sus bellas playas.

Como siempre, nos fuimos un poco más tarde de lo que esperábamos pero con un gran entusiasmo y un clima soleado y caliente. Recuerdo el sol calentando constantemente en mi lado, así que para cuando llegamos a Lagos mis muslos, mi brazo derecho y mi mejilla derecha tenían un nuevo color rojo.

No fuimos directamente a Lagos, sino que hicimos una parada larga en una pequeña ciudad Tavira con una población de 26000 habitantes. Es un lugar encantador que parece muy mediterráneo con sus casas de colores, calles estrechas y cuerdas colgando entre las paredes con un montón de ropa secándose. Además de explorar el lugar un poco, comimos una deliciosa lasaña en uno de los restaurantes italianos de la ciudad. Estando en Portugal, probablemente teníamos que haber probado algo tradicional pero cuando nos cruzamos con un restaurante italiano, no pudimos decir no.

Luego volvimos a la carretera y decidimos no parar otra vez hasta que alcanzamos nuestro destino final. Sin embargo, necesitábamos algún consejo respecto a que playa elegir, así que intentamos preguntar por las direcciones de vez en cuando. Nos dijeron que buscáramos un lugar llamado Lagos porque tenía varias playas fascinantes. Así que eso eso fue lo que hicimos.

Llegamos alrededor de las 4 pm y afortunadamente el clima todavía era fantástico. Recuerdo que intentamos bañarnos en el océano pero estaba demasiado helado. Solo con poner los pies dentro hacía literalmente daño. Aún así, respire profundamente y me zambullí dentro del agua por unos 20 segundos. Y eso fue suficiente. De ahí en adelante, estaba sentada afuera mirando a mi novio tranquilo en el océano. Era un momento para recordar.

Luego, encontramos Praia de Dona Ana, donde estábamos pensando pagar por un viaje corto en moto acuática pero no teníamos nada de dinero encima, así que tuvimos que volver al coche y cogerlo. Un pequeña sorpresa nos estaba esperando: una multa en el parabrisas. Nos desmotivamos bastante y para cuando volvimos a la playa, no estaban las motos acuáticas.

Aunque un poco decepcionados, aún así teníamos un gran día detrás de nosotros, volvimos al coche y regresamos a Islandilla.

Creo que las fotos pueden describir los lugares magníficos en los que hemos estado.

Galería de fotos