Viajar sola por Europa

Este viaje de 3 meses me la pasé viajando sola, y demasiado lejos de casa. Me animé porque era una oportunidad única y tuve el apollo tanto de mi mamá cómo de mi abuela materna. Mi papá y su familia no estaba muy de acuerdo, pero había ganado el intercambio que tanto había querido y no lo iba a echar a perder.
Mi viaje sola a mis 23 años fue increíble, nunca pensé que la iba a pasar tan bien. La pasé bien tanto en los momentos en los que estuve sola (durante mi viaje de dos semanas al norte de Italia) como en los viajes que hice con amigos que conocí en Messina.
Comenzaré hablando de los miedos que tenía con respecto a viajar sola. No me gustaba la idea de hacerlo, siempre fui muy dependiente de otras personas y más que nada cuando se trata de la ubicación. No me suelo ubicar mucho sola y ya me habian dicho todos que en Italia es imposible no perderse. Pero me compré un chip en Europa y pude usar el GPS todo el tiempo, lo que debo admitir que me salvó la vida. Pero no era solo el "perderme" mi miedo, tambien lo era el estar sola en otro país desconocido sin saber muy bien el idioma y teniendo miedo a posibles secuestros o violaciones que en mi país (Argentina) se viven diariamente. Por suerte no viví nada de eso, sino que por el contrario hasta me olvidé de esa posibilidad y solo disfruté el momento (siempre con mis precauciones, obvio). 
La experiencia que viví fue muy diferente a la imaginada. No me sentí nunca sola, siempre me sentí tranquila y que estaba en el lugar que exactamente quería estar. Me emocioné muchas veces por darme cuenta del lugar en el que estaba en ese mismo instante, lo que me había animado a hacer y por ende lo que habia logrado. Siempre pregunté a la gente en el idioma que me salía y supe entender sus respuestas, así que siempre me sentí tranquila por la hospitalidad que sentía por parte de todos. Nadie me respondió mal o me miró mal por no ser del país. Inclusive en París me pasó que en mi nivel básico de inglés tuve que pedirle ayuda a una mujer que vivía en París, ya que la unica entrada que yo conocía de tren que llevaba a Versalles estaba imposibilitada la entrada ya que la única máquina que había para sacar boleto no andaba. Ella muy amable comenzó a preguntarle a la gente que era de esa ciudad si sabían otra posibilidad de entrada, y preguntando tanto logramos encontrarla. Todavía le estoy muy agradecida por esa amabilidad. Yo tenía una imagen errónea de los parisinos. En Argentina se dice que si no les hablas en francés ellos no te responden o te miran mal, pero yo que no sabía francés les hable a todos en inglés y todos fueron demasiados amables conmigo. Inclusive en el metro me senté justo en frente de un hombre que parecía ser de la ciudad, y yo estaba con el mapa de París sin entender bien la ruta de vuelta a casa (se notaba demasiado que era turista). El hombre se miraba y sonreía, seguramente porque me vio la cara de perdida, así que sin querer queriendo con su mirada me estaba ofreciendo ayuda, la cual se la pedí (él ya lo esperaba) y me respondió muy amablemente también.

Amé viajar sola, y si lo tendría que volver a hacer, lo haría sin dudarlo. Fue una experiencia que me hizo crecer mucho e independizarme, dependiendo solo de mi.