París
Nada más salir del metro, todavía con el olor a humanidad adherido a la ropa, una nube cálida y suave proveniente de alguna boulangerie te envuelve.
Miras al cielo, y piensas “qué bonito está hoy, tan azul con esas nubes tan esponjosas” pero justo cuando bajas la mirada empieza a llover.
La ilusión se desborda por cada uno de tus poros, vas a Disneyland, y al llegar, militares con metralletas en la entrada.
Desde la Défense, minimalista y a la vez “maximalista”, divisas el Arco del Triunfo, con todos sus casetones, frisos y altorrelieves.
El campus de Clignancourt y el campus de Malesherbes.
La rive gauche y la rive droite.
El sobrenombre de “la ciudad de las luces” y la oscuridad que impera en muchas de sus zonas, incluso de las más céntricas. París en un contraste en carne viva.
Dependiendo del aeropuerto al que lleguemos, podremos desplazarnos de una manera u otra. Si el vuelo es a Orly, se puede coger el Orlybus que te deja en la boca de metro más cercana. También está el RER C (una especie de tren de cercanías) que llega hasta el aeropuerto.
A la entrada de cada estación hay taquillas y maquinas expendedoras para sacar los tickets. Los hay individuales, bonos semanales, mensuales y anuales. Los anuales para estudiantes se llaman Imagine-R (para estos últimos se solicita un impreso en taquilla que hay que rellenar y mandar por correo)
En cuanto al alojamiento, nunca es pronto para empezar a buscar. Las opciones, principalmente, son tres: piso compartido (una completa aventura tanto por los compañeros de piso como por el piso en sí-y el barrio en el que se encuentre-), residencia gestionada por la Universidad (Crous), están bastante bien de precio, el problema es que las habitaciones están vacías, hay que comprar cacharros para cocinar etc. y, por último, la opción de las residencias privadas. Yo estuve en Les Estudines-Descartes, en el arrondissement 19. El barrio, aunque feo, está bien comunicado, y a media hora más o menos del centro de París. El edificio de la residencia es nuevo, y las habitaciones son en realidad estudios, con sus cocinillas dentro y sus baños individuales, habitación con lavadoras y secadoras. Lo malo de la cadena de residencias “Les Estudines” es que son bastante caras (unos 645 euros/mes, electricidad a parte) y hacen pagar el año entero de una sentada.
Pero lo más duro llega a la hora de hacer el papeleo. Parece increíble que una universidad como la Sorbona gestione las matriculas y las fichas de sus alumnos en papel, pero así es. Por un lado hay que hacer papeleo con el tutor administrativo (certificado de llegada) y por otro lado, una vez tengas elegidas las asignaturas que vas a cursar, con el tutor pedagógico, quien te firmará los papeles que deberás enviar a tu tutor en España. Haz fotocopias de todos los documentos. Para matricularse de las asignaturas hay que ir a sus respectivos campus. No te puedes matricular en más de tres departamentos distintos. Lo mejor que se puede hacer para estos días de papeleo es llevar un libro de bolsillo encima, armarse de valor y paciencia, y preguntar siempre que se dude lo más mínimo.
Para comer, lo más económico son los restaurantes universitarios, por unos tres euros tienes entrante, primero, segundo y postre. En la zona del barrio latino hay muchos kébabs y restaurantes con menú del día. La zona de Bastilla tiene también muchos restaurantes con menú del día.
En cuanto a las fiestas, no hay verdadero ambiente Erasmus y los universitarios no salen mucho (hay gente que vive a horas de tren de París y se desplaza a diario para ir a clase, es comprensible que un sábado no les apetezca volver a tomar el tren) sin embargo en el Campus de Malesherbes reparten flyers de vez en cuando para alguna discoteca.
Las discotecas, como en todos lados, las hay más caras y más baratas. Las primeras se encuentran por los Campos elíseos y de las segundas encontramos “la Latina” por ejemplo, cerca de la Bolsa, con música, como su nombre indica, “latina”. Casi todos los pubs tienen Happy-hour con los cocktails a mitad de precio. El gran problema de salir de fiesta en París es el dilema que se presenta de tener que volverte en el último metro (24:00H), tener que esperarte al primero de la mañana (6:00H más o menos), o pagar un pastón en un taxi si te quieres volver antes, y por supuesto, tener que volver sola, a esas horas, por determinados barrios...
Todo lo que os pueda decir sobre actividades en París se queda corto: callejear, museos, cine, teatro, Disney, Versailles, Parc Astérix, conciertos, picnics en Bois de Boulogne o Bois de Vincenne, botelleo en el Pont des Arts (allí no está penado) e incluso visitar los cementerios más famosos (como el de Père Lachaise, con personalidades allí sepultas)
En Navidad hay que subir a la noria que ponen al final de los Campos Elíseos y patinar en la pista de patinaje sobre hielo al aire libre de l’Hôtel de Ville. También es interesante ir a Roland Garros, hay entradas por unos 20 euros.
No dejes que la falta de luz y el metro te cieguen y disfruta de la ciudad.
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Comentarios (1 comentarios)
Virginie Olivier hace 11 años
Asi es mi ciudad y creo que la has entendido bien o por lo menos la describes bien, ciudad romantica pero no de flores y de mariposas, romantica del romanticismo del frio del oscuro y de la melancolia...