Oh la la, Paris.
Ciudad imaginaria que se ha convertido en real. Me he encontrarme allí, atrapada por sus callejuelas imparejas y bulevares estrechos. Y como para no nombrarles a la señora expectante Torre Eiffel, quien nos da la bienvenida.
Bonjour", "Au revoir", "Merci". "Madame", "Monsieur", "Baguette". Son tal vez las frases más escuchadas entre nuestros pasos; también que repetimos. Yo creería importante también aprender "fromage" y "pain au chocolat". Ya todos sabemos que Francia es el país del queso y el vino. También del "croissant". Pero no vengo hablarles de Paris y sus tradiciones. Quiero hablarles sobre algunos lugares a los que deberiamos incluir en nuestra próxima visita a la ciudad de las luces.
Paris no es solo Trocadero, Sacre Couer y el Louvre. Paris es una inmensidad de infinitas cosas para hacer. En primer lugar, me vi perdidamente enamorada del barrio detrás de la famosa calle Rue de Rivoli, Le Marais. Este lugar, tiene una importante imporonta de la comunidad gay y la comunidad judia. Sus angostas calles están invadidas de pequeños almacenes de comida arabe, más famoso "falafel" y tiendas de diseño independiente. Las tiendas vintages inundan las cuadras de precios bajos en sus prendas de todo tipo. Los más audaces nos perdemos ahi dentro en busca de pequeños tesoros del pasado. Hay que ir con tiempo.
Mi programa preferido sin duda es ir a la hamburgeseria "Buns" que queda en 8 Rue Gay Lussac a tan solo 2 cuadras de los Jardines de Luxemburgo. Pedir la hamburguesa con papas clásicas y andar hacia allí para sentarme en el pasto a disfrutar de la mejor hamburguesa de Paris. Notarán que es un puestito chiquito y escondido. Pero que no te engañe porque será una experiencia maravillosa. Atención, aconsejo ir con hambre.
Como salida nocturna, me vi obliga a recorrer el barrio de Montmartre y me sentí pequeña ante los gigantescos carteles de neón. Ni que hablarles del Moulin Rouge. Imposible adorarlo con la luz del día; su visita nocturna es obligatoria. Para todos. Y como puntos de partida, ofrezco que visiten (para tomar algo o salir de fiesta) las calles Rue de Lappe en Bastille y Rue Princesse en St Germain de Pres. Siempre es un buen plan. Siendo las 2 am, de seguro que encontrarán algún puesto de "crepes" por ambas zonas para convidar al estómago.
Me siento prisionera de esta ciudad que parece ser comentada por todos. Todavia no me he saciado. Cada día, recorriéndola en mis tiempos libres o rutina, encuentro nuevos espacios por donde adorarla. Recorrerla es un desafío que da placer. Y no sólo porque el transporte es un 10, sino porque aquí me encuentro conmigo misma.
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