Visita a París - segundo día
Llegamos al segundo día en la capital francesa. Esta vez quise partir el día de visita mitad por el centro de la ciudad y la otra mitad en el Palacio de Versalles.
Un triángulo monumental
Gracias al metro, llegué para comenzar la visita a la église de la Madeleine, una iglesia monumental que recuerda mucho a un templo griego. Esta se puede ver desde el eje perspectivo de la Place de la Concorde perperdicularmente a los Campos Eliseos, lo que enfatiza su importancia. Construida sobre los restos de una iglesia medieval entre el siglo XVIII y el siglo XIX, lo que la hace única en su género es en concreto la fachada compuesta por gruesas columnas corintias y por el pedestal con altorelieves. Por dentro es igualmente monumental aunque un poco oscura para mi gusto.
Un poco más lejos se encuentra la Place Vendome, un espléndido espacio octogonal mandado construir en el siglo XVII por el mítico Re Sole (Luigi XIV). Los edificios de alrededor están revestidos por una cálida piedra amarilla, mientras que en el centro de la plaza domina la columna conmemorativa a la batalla de Austerliz, muy similar a la Columna Trajana de Roma, que mandó construir Napoleón Bonaparte.
Finalmente, en la unión de las dos avenidas que salen des estos dos primeros lugares, alcancé la Opera Garnier, un espléndido edificio ecléctico que domina la homónima plaza. Esta fue construída tras un concurso que ganó el arquitecto Charles Garnier y su extraordinaria opulencia y elegancia han fascinado a muchos artistas, escritores y directores de cine prestigiosos. ¿Quién no conoce, por ejemplo, "El fantasma de la ópera", el romance escrito de Gaston Leroux y convertido en musical por Andrew Lloyd Webber? ¡Este fue justo el motivo por el me hice en broma el selfie con la media máscara!
Los jardines del Palacio Real
Justo al lado del Louvre se esconden los magníficos jardines del Palacio Real, considerados nada menos que los más bonitos de París. Fueron diseñados por voluntad de una duquesa y se mantienen en perfecto orden geométrico gracias a un ejército de jardineros. Al estar escondidos en un jardín interno del palacio, hay que pasar primero por Place Colette y luego también por una entrada con un arco, lo que me costó un poco entender.
Antes de acceder a los verdes jardines como tal, me encontré en una plaza pavimentada con una zona de columnas que la separan del jardín. Después de esto, pude admirar la magnífica imagen de todo el jardín florido con estatuas y fuentes. Respecto a los jardines del Louvre, estos son menos conocidos y por tanto más tranquilos, ideales para relajarse perfectamente con la naturaleza.
Explorando Les Halles
Siguiendo mi paseo hacia el este, me encontré con una zona que me sorprendió por emcima de mis expectativas: se trata del barrio de Les Halles, una moderna y atractiva plaza peatonal con mucho mobiliario urbano, parques y fuentes. Para embellecen más aún la zona, se encuentra en los bordes una especie de monumento redondo neoclásico, la iglesia gótica de Saint-Eustache y el enorme complejo moderno de Chatelet, en la cual me paré para echar un vistazo a la tienda de Lego, mi gran pasión.
Aún más allá llegué al Centre Pompidou, un impresionante edificio diseñado por Renzo Piano. La característica que lo hace tan original es la clara ostentación de los elementos tecnológicos, con tuberías de colores. El curioso gusto de esta arquitectura sigue hoy en día siendo criticada por muchas personas que lo comparan con la fealdad de las gárgolas de la cercana Notre Dame.
Justo al lado del centro Pompidou, hay otro extraño monumento: la fuente abstracta de Stravinsky, artista que ha plagado con sus creaciones subrealistas numerosas ciudades europeas. ¡Es curioso ojear entre las numerosas y raras esculturas coloridas que pulverizan chorros de agua por todas partes!
Pasando la iglesia de Saint Merry, entré en el parque dominado por la torre de Saint Jacques, el único resto que queda de la iglesia gótica que fue destruida durante la revolución francesa.
En este punto, decidí imterrumpir por un momento la visita del centro de la ciudad, comí alguna cosa por ahí y llegué en seguida a Versalles gracias al tren RER, situado al suroeste de París. Descubre en el próximo artículo qué hay que ver en este palacio tan lujoso.
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