Un resumen de mis 60 días en Palermo

Aunque intentara resumir estos dos meses que he pasado en Palermo para hacer unas prácticas con el programa Erasmus, no podría expresarme mejor que Platón:

"En Sicilia construyen casas como si fueran a vivir para siempre y comen como si fueran a morir mañana".

Fuente

El año pasado, en el verano de 2017, volví de la Universidad de Ámsterdam, donde había pasado un semestre de intercambio. Recién llegada a casa lo más normal hubiera sido disfrutar de esa sensación de "vuelta a mi hogar", pero la frase "Erasmus una vez, Erasmus siempre" no dejaba de sonar en mi cabeza y era más real de lo que nunca llegué a imaginar. A finales de mayo ya tenía planeada mi siguiente experiencia, aunque esta vez sería más mediterránea y, sin duda, con más sol.

Mis expectativas de futuro se iluminaron cuando un voluntario de la AIESEC, una organización mundial compuesta por jóvenes, me paró por los pasillos de mi universidad de Bucarest y me preguntó: "¿Te gustaría pasar el verano en cualquier parte del mundo, enseñando inglés? Si lo haces en un país Europeo, podrás beneficiarte de las ayudas del programa Erasmus para cubrir tus gastos". Llegó julio y yo estaba lista para una aventura de 2 meses a la que solo me llevé 10 kg de ropa y gran cantidad de curiosidad.

Mi casa

En Palermo (Sicilia), la AIESEC me proporcionó alojamiento gratuito. Era una casa típica siciliana. La casera vivía en el piso de arriba y nos visitaba de vez en cuando para ver si nos faltaba algo.

Vivíamos con otros voluntarios provenientes de Georgia (mis dos compañeras de habitación), Méjico y Túnez.

Ahora no sé bien qué es lo que más echo de menos: el olor a café por las mañanas cuando Naniko desayunaba en el balcón, las calles estrechas llenas de "ay, las típicas" motocicletas, las calles por las que siempre caminaba 40 min para llegar a mi trabajo, la bienvenida de los niños cuando entraba al campus, mis compañeros, los profesores o los artistas italianos que me hablaban en su idioma mientras yo les respondía en inglés, pero nos entendíamos. No puedo imaginarme mi experiencia sin ninguna de estas cosas ni puedo nombrarlas sin ponerme nostálgica mientras escribo este post.

Mi trabajo

Antes de venir a Palermo, hicimos dos entrevistas por Skype y tuvimos que grabar un vídeo mostrando lo mejor de nosotros. Me imaginaba enseñando inglés básico a niños de entre 7 y 10 años y sufriendo para utilizar el poco italiano que sabía en aquel entonces. Cuando acabó mi primera semana, me di cuenta de que aquella experiencia sería mucho más que simplemente eso. Dos miembros de la AIESEC me llevaron a mi nuevo "lugar de trabajo" y empecé el día en el complejo deportivo de Palermo, donde van muchos niños de diferentes nacionalidades. También tenía que organizar actividades educativas y deportivo-culturales para ellos. Era mucho más que simplemente enseñar inglés y no me importaba que fuera así.

¿Cómo es el día de un voluntario?

Clases de tenis, fútbol, talleres de creatividad donde les pintábamos la cara a los niños o dejábamos que ellos nos la pintaran, la caza del tesoro, jugar al minigolf, clases de natación o improvisadas peleas de agua bajo la cálida brisa de la tarde. ¡Vaya verano!

Mis responsabilidades principales eran hablarles a los niños en inglés y formar parte del grupo de animación que ayudaba a los profesores durante las clases de deporte. Éramos los que más tiempo pasábamos con los niños porque tenían una hora de deporte todos los días, así que ya os podéis hacer una idea de los vínculos que creamos con ellos y cómo ya, después de dos o tres semanas, pude intuir la tristeza que sentiría el día que tuviera que marcharme.

De lunes a viernes, de 8 h a 14 h. Eso era todo. Esas pocas horas de voluntariado no fueron más que el inicio de otros muchos momentos que me hicieron enamorarme de la belleza de Sicilia y su gente.

La energía positiva de los palermitanos

Palermo es un lugar lleno de historias mitológicas, tradiciones, gastronomía italiana y las increíbles vistas que uno tiene cuando sube a las colinas que rodean la ciudad. Aunque no sabía la joya de ciudad que me esperaba antes de venir, sabía que los italianos tienen una cultura diferente que me permitiría hacer amigos fácilmente porque tenemos raíces en común. Sin embargo, no esperé que fueran tan acogedores, que se tomaran todo con tanta calma y que estuvieran tan dispuestos a aceptar a extraños como yo en su casa, en su vida cotidiana, como si me conocieran de toda la vida.

Me pilló totalmente desprevenida y me vino mejor de lo que imaginaba. Su amabilidad es tan natural que después de un "encantado de conocerte" puedes oír un "¡la semana que viene deberías venir a cenar con mi familia! ". Viví desde fiestas de graduación hasta fiestas en la piscina en mi barrio. También hicimos viajes familiares a Agrigento, que está en la otra punta de Sicilia. Esta gente se guía por la frase "gli amici sono benvenuti", que significa "los amigos son bien recibidos".

Recuerdo también las procesiones religiosas nocturnas, los fuegos artificiales semanales, la música a todo volumen en los coches, las sábanas cubriendo y dando sobra a los balcones, los mercados callejeros de fruta y verdura, los largos paseos vespertinos por la calle Vittorio Emmanuele hasta llegar al puerto, ver la espectacular catedral de Palermo, la biblioteca universitaria o coger, en ocasiones, un atajo por el barrio judío.

Qué lugares puedes visitar

¡Todo! Recorre la costa y visita las pequeñas ciudades. Puedes disfrutar de cualquier ciudad de Sicilia porque todo tiene mucha historia y, tras haber pasado por diferentes conquistas, en la isla hay muchas culturas diferentes. Monreale, Agrigento, Catania, Siracusa, Taormina, Cefalú, Ragusa, Erice, Módica, Trapani, San Vito Lo Capo, Corleone, Caltanissetta, ¡y muchos lugares más! Palermo es una joya y hay muchas cosas que hacer allí, pero si viajas en vacaciones o estás pensando en irte allí de Erasmus o de prácticas como yo, disfrutarás de sus tesoros ocultos aunque pienses que ya lo has visto todo.

¡En el futuro os contaré más sobre estas ciudades en mi blog! ¡Estad atentos!

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