Excursión de un día: descubriendo Volendaam y Zaanse Schans, en Holanda

¡Hola, otra vez!

Mi primer viaje desde que llegué a Amsterdam lo organizó ISN Amsterdam (Red Internacional de Estudiantes), quienes reservaron un autobús para nosotros y planearon un viaje de un día a Volendam y Zaanse Schans.

Volendaam

Situado no muy lejos de Ámsterdam, nuestra primera parada fue Volendam, un viejo pueblo de pescadores, famoso por su puerto y su comercio pesquero (y por no mencionar la música en vivo, si tienes la suerte de poder asistir a un concierto de la orquesta en el puerto).

Visitamos el pueblo a pie y conocimos todo el maravilloso paisaje acuático y las casas con aspecto parecido al pan de jengibre, a la vez que recorríamos sus barrios antiguos, llenos de callejuelas en forma de laberinto. Sin embargo, hay que tener cuidado con los turistas. Hay muchísimos, así que no va a ser una experiencia muy tranquila; y todo es por los muchos pintores que han venido aquí a pintar este precioso paisaje durante siglos.

El mejor recuerdo que puedes tener es hacerte una foto con la ropa tradicional de Volendam y los zapatos de madera holandeses en "Foto de Boer". Éramos muchas personas, así que cambiarnos de ropa nos llevó un tiempo, pero al final, dejando de lado los estereotipos turísticos, fue muy divertido y al final conseguimos una foto muy bonita para llevarnos a casa como recuerdo.

Para comer hicimos una parada en el restaurante Lotje, donde comimos pescado, ya que ninguna visita a Volendam sería perfecta sin comer arenques. También nos pasamos por otros restaurantes buenos que podrías plantearte ir dependiendo de tu presupuesto y de lo que quieras comer, como por ejemplo, De Lunch, De Haven, Vishandel Lekkers o el Grand Café Restaurant De Dijk. Volviendo a Lotje, el restaurante era bastante acogedor y no tenía muchas opciones, pero al final solo queríamos comer kibbeling (los tradicionales nuggets de pescado rebozado fritos), anguilas y arenques.

El pueblo no es muy grande, así que no hay mucho que visitar. En realidad, no sé si hay algo más para ver, a excepción del puerto, pero es un buen viaje para hacerte una foto con el traje tradicional, probar el queso y el pescado.

Zaanse Schans

Nuestra segunda parada fue Zaanse Schans y, sin duda, puedo decir que fue algo muy holandés y único. No me arrepiento de haberla puesto en mi lista de viajes.

Zaanse Schans resultó ser un precioso y pintoresco pueblo con auténticos molinos de viento muy típicos de Holanda. Verás un montón de molinos, ya que están por todas partes y, además, si quieres puedes subir y disfrutar de la vista desde la cima de algún molinio por un precio asequible. La mayoría de los molinos de viento todavía funcionan, así que ser testigo de cómo giran las paletas en la luz del atardecer es un verdadero lujo. Nos tomamos nuestro tiempo para caminar por los senderos a lo largo del agua y disfrutar de las maravillosas vistas alrededor de las casas. Incluso vimos algunas cabras y pollos. Era como un pueblo de campo.

Esta ciudad representa la auténtica vida holandesa en los siglos XVII y XVIII, y la fábrica de productos lácteos situada justo a la entrada de la misma, podrás tener una idea de cómo era la vida de los lugareños.

Al final del día, visitamos las tiendas de souvenirs e intentamos encontrar el mini molino de viento perfecto, zapatos de madera o queso para llevar a casa como recuerdo.

A pesar de que no puedo decir que estos dos pequeños pueblos eran muy impresionantes para una viajera entusiasta como yo, disfrutamos de su sencillez. Fuimos allí a descubrirlos sin expectativas, aparte de ver algo muy típico holandés, así que te recomiendo que los visites tú mismo. Puede que lo haga de nuevo, pero sin ISN. Creo que hacer tu propio plan es mejor que quedarse con un grupo grande. Fue bastante difícil de organizar para que todo el mundo llegara a tiempo y, aún así, tuvimos que esperar mucho e incluso nos las arreglamos para llegar tan tarde a Zaanse Schans que solo tuvimos una hora para verlo todo.

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