10 cosas que hacer en los países bajos (2º parte)

Hay tantas cosas que hacer en los Países Bajos, que no caben todas en solo una semana. ¡Aquí está la segunda parte de las diez cosas que hicimos durante nuestra estancia en este país!

6. Estar en la cima de un dique.

Ya que Ámsterdam es una ciudad propensa a las inundaciones, el agua es el mayor enemigo de la gente que vive allí. Se han adoptado estrictas medidas para proteger a los ciudadanos y a los turistas de los posibles peligros relacionados con agua. Una de estas medidas es la construcción y mantenimiento de diques.

Los diques son largos muros que se construyen alrededor del mar para evitar inundaciones. Durante nuestro viaje al norte rural, hicimos una parada en lo alto del Dique del Sur, que da a un lago que solía ser mar. A veces veíamos gente en bicicleta por el camino artificial de grava.

A VISTA DE PÁJARO: La autora en lo alto del Dique Sur

PESCADO AHUMADO EN EL DIQUE: Vroegindeweij nos habló de los diferentes tipos de peces holandeses: bacalao, trucha y salmón.

7. Conducir un coche Tesla

Ámsterdam es conocida por su estilo de vida sostenible, lo que se puede apreciar fácilmente gracias a la abundancia de bicicletas y coches eléctricos Tesla.

Desafortunadamente, no pudimos ir en bicicleta por la ciudad. Pero les aseguro a los amantes de la vida sana que en esta ciudad encontrarán muchas actividades para hacer en bicicleta en la ciudad, para llevar una vida saludable.

Cuando fuimos al norte rural, cogimos un coche eléctrico Tesla, una innovación revolucionaria que funciona con energía limpia. El coche en el que viajamos podía pasar de 0 a 150 kph en tres segundos.

Vroegindeweij, que conducía el Tesla, nos dijo que Ámsterdam tenía un montón de estaciones de carga de baterías de litio, por lo que era muy conveniente tener un Tesla en este país.

TRANSPORTE SOSTENIBLE: La autora al lado de un taxi eléctrico de Tesla

8. Rendir homenaje a los pintores europeos

Ahora volvemos de nuevo al centro de la ciudad, donde podemos encontrar el Rijksmuseum. Este museo es el hogar de muchos pintores que causaron un impacto en la cultura holandesa. Una de las obras de arte más famosas es «La ronda de noche» de Rembrandt van Rijn. Detrás de la pintura hay un pasadizo secreto que lleva fuera del museo. Según Vroegindeweij, en caso de que hubiera un incendio, la pintura se salvaría, pero aún así recibiría algún rasguño.

Cerca de este museo se encuentra el museo de Vincent van Gogh. Curiosamente, no se permite a los visitantes que echen fotos, por fines comerciales. Gracias a la genio del marketing de su cuñada, la exposición de Van Gogh detalla la vida de tristeza y aislamiento que llevó el pintor holandés. Sin embargo, en su miseria y confusión, a lo largo de su vida fue capaz de crear ochocientos cuadros.

Cuando fuimos a la exposición, nos sorprendió que el famoso cuadro de «La noche estrellada» no estuviera incluido en la extensa colección del museo.

Hanneke nos explicó que el cuadro que hizo a Van Gogh famoso está en el Museo de Arte Moderno de la ciudad de Nueva York.

El «La ronda de noche» aparece un grupo de milicianos que se ocupan de proteger la ciudad. Dos de los personajes más interesantes que aparecen en este cuadro son, una dama envuelta en luz y el propio Rembrandt (tercera figura de la fila superior).

9. ¡Probar un poco de leche de vaca fresca de una máquina!

Viviendo en una ciudad, raramente tengo la oportunidad de beber leche fresca directamente de las ubres de una vaca. Pero mi familia y yo tuvimos la suerte de poder comprar leche de vaca fresca dispensada por una máquina en el campo.

Medio litro de leche fresca cuesta unos 0,30 €. Un litro cuesta 0,85 €.

Hanneke nos contó que las máquinas de leche fresca como esta no eran muy comunes, pero solían utilizarlas mucha gente.

Vroegindeweij compra un litro de leche de vaca fresca.

10. Llevarnos a casa algo de Tony's Chocolonely, una chocolatina parecida al pasalubong.

Si los holandeses tuvieran una chocolatina parecida a Willy Wonka, sería esta. Tony’s Chocolonely tiene un diseño colorido e infantil, está hecho de 100% chocolate puro holandés, y aboga por el trabajo sin esclavos. Su lema es: «Locos por el chocolate, formales para las personas. »

El patrón de esta chocolatina es único, ya que no sigue el de las chocolatinas convencionales. Hay varios sabores entre los que elegir: Chocolate con leche, chocolate extra oscuro, de sal marina con almendra, de coco de pacana y de sal marina de caramelo con leche.

En el supermercado Albert Heijin las pastillas pequeñas cuestan 1,50 €, mientras que las grandes cuestan 2,50 €.

Una vista digna de Instagram.

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