La primera vez que practico esquí de fondo

Hola de nuevo lectores, ¿hace buen tiempo? Sí, pero también hay mucho viento.

Hoy tuve la idea de escribir sobre algo útil en Noruega, uno de los deportes más populares: el esquí de fondo. Puedes alquilar el material o pedírselo a alguien.

Alquilé los esquís en un gimnasio durante todo un mes. Creo que me costó unos 50 euros más o menos. No estaba nada mal teniendo en cuenta que puedes practicarlo todos los días (bueno, en mi caso no) en el lago que estaba al lado de mi residencia.

Recuerdo esta experiencia como si fuera ayer. La primera vez que practicamos lo hice con Flavie, mi amiga francesa, María y su novio. ¡Qué aventura! Era la primera vez tanto para mí como para María. Flavie tenía más experiencia que nosotros, y el novio de María, como es noruego, por supuesto que también la tenía.

Nos explicaron que debemos tratar de poner nuestro peso hacia adelante, porque si lo pones hacia atrás te caerás. Recuerdo que era difícil meter los pies dentro de los esquís. No podía encajar la bota de esquí con el mecanismo de los esquíes. Finalmente, ¡lo hice! Casi me caigo.

Pero no fue así (todavía no). Para María las cosas fueron peor porque no podía subir a la cima de la primera colina pequeña (ni siquiera era una colina). Tenía que quitarse los esquís y subir andando. Además, estaba muy asustada.

Flavie era muy buena, a pesar de que dijo que no tenía mucha experiencia. De cualquier manera, era muy buena. Empezamos poco a poco. La técnica consistía en poner el peso por delante, doblar las rodillas y nunca, como he dicho antes, poner el peso para atrás. Si lo haces, te vas a caer, seguro.

María se rindió porque estaba muy asustada y su novio se fue con ella. Flavie y yo continuamos por un tiempo. Yo estaba muy motivada. Me caí dos veces pero no fue gran cosa, así que estaba dispuesta a intentarlo de nuevo al día siguiente.

Sin embargo, el segundo día no tuve tanta suerte. Supongo que tuve la suerte del principiante o algo así. Estaba bastante motivada tras mi primer día. Flavie y yo cogimos la ruta de Ullevål Seter, que tiene todo el camino hacia arriba. Al principio, no estaba muy inclinado, pero luego... era demasiado para mí.

Flavie estaba muy adelantada, era más rápida que yo; me estaba esperando todo el tiempo. Estaba un poco asustada, así que decidí volver. Le dije que se fuera, que volvería porque esto era demasiado para mí. Ella me dijo que sin problema, que quería continuar, y lo entendía porque si te gusta hacer algo, nadie tiene que impedírtelo, así que ella siguió su camino.

Me di la vuelta y... Me caí. Aún no había empezado a bajar y ya estaba en el suelo. Gracias a los esquiadores, sobre la nieve hay como una especie de rieles marcados donde puedes poner tus esquíes y seguir el camino, pero si eres un principiante puede ser peligroso si no lo controlas bien. Y eso fue lo que me pasó a mí. Puse mis esquís en los rieles y me caí. Otra vez.

La vista era impresionante, como se puede ver en las fotos, y eso es exactamente lo que vi justo antes de caer. Puse mis pies en los rieles. ¡Otra vez! Empecé a ir cuesta abajo. No me preguntes por qué demonios lo hice, pero el caso es que me caí. Fue la mayor caída que he tenido en la nieve. ¡Increíble! Tenía un moratón en mi muslo derecho. Me dolía el trasero durante una semana.

Además, el lugar estaba lleno de gente practicando: niños de 6 años pasaban a mi lado tan rápido como podían. Y yo... Bueno, estaba probando la nieve. Es muy patético. Tengo que decir que me gustaba bajar, pero mi miedo estaba al mismo nivel que mi diversión.

Después de ese día ya no lo volví a intentarlo.

Pero no dejes que mi experiencia te impida intentarlo. Es una experiencia maravillosa (para todos, excepto para Clément y para mí, que no lo disfrutamos en absoluto).

Galería de fotos