¡Hola, Nueva York!
¡Hola a todos!
Si alguna vez habéis escuchado la canción de Alicia Keys, ya os digo, todo sobre lo que ella canta cobra vida cuando estás en la ciudad de Nueva York. Los carteles de Broadway, las grandes luces, el puente de Brooklyn, la jungla de cemento...
Hablar en términos generales acerca de Nueva York no es nada fácil, pero intentaré describir algunos aspectos de la ciudad. Como ya he mencionado, el experimentar NYC lo sentí igual que cuando conducía mi coche por los boulevards mientras jugaba al videojuego GTA.
Taxis amarillos, agentes de policía, tráfico, calles abarrotadas, tiendas, cafeterías y estancos, bancos, empresas, autobuses, enormes proyectores y muchos carteles gigantes con anuncios, bocinas, un poco de polución, gente ocupada con prisa, el Empire State Building, diversas culturas, variadas tendencias y estilos y la gente puede describirse como algo uniforme. Por un lado, muchos hombres de negocios vestidos elegantemente, por el otro, gente desaliñada. Diferentes razas con diferentes culturas.
La ciudad de Nueva York es una mezcla de naciones, tradiciones y costumbres. Tiene miles de colores. Lo bueno de este aspecto es que impulsa algo increíble, ver o incluso hablar con la gente es una gran experiencia. Esta experiencia nunca las conocerán aquellos que no han salido de su país de origen ni de su estado. Es admirable qué coloridos son todos, cómo intentan adaptarse e integrarse, vivir juntos en tal crisol de culturas.
Analizar a la población no es algo aburrido en NYC. Te redefinirás a ti mismo, tus valores y prejuicios, y a la sociedad entera. Es una gran aventura psicológica. Desafortunadamente, este multiculturalismo también tiene inconvenientes porque aparecen más conflictos que en un lugar uniforme. Las distintas escalas de valores o los diferentes idiomas y mentalidades siempre pueden ser fuente de falta de entendimiento. Sin embargo, yo siempre admiraré cómo personas distintas pueden interactuar y construir algo juntas.
Pero de vuelta a nuestro pequeño viaje, NYC es una masa de avenidas, calles y boulevards. Apenas tienen nombres reales, sino que están numeradas (Quinta Avenida, Sexta Avenida) y así, lo que hace la orientación algo sistemático pero también difícil. El transporte público se puede entender fácilmente (para los detalles visita http://www.mta.info/) sin embargo.
Desgraciadamente, nosotros cogimos el metro, así que no hemos visto mucho de la ciudad, aunque desde la estación de Manhattan pudimos bajar caminando hasta nuestro hotel Pennsylvania "por encima del suelo" y disfrutar de las vistas de Madison Square Garden el Empire State Building, Times Square y Broadway. A todos se nos olvidó lo pesado que era nuestro equipaje e hicimos muchas fotos. El único impedimento fue el dolor de cuello que comenzamos a sentir debido a que tuvimos que estar mirando todo el rato hacia arriba para ver los enormes edificios.
También fuimos a la Biblioteca Pública de Nueva York y al Parque. Comparado con Budapest, o Graz, o Cluj-Napoca (mi ciudad natal), hay escasez de zonas verdes, la gente tiene que correr o pasear a sus perros en la calle.
Y así llegamos a la cuestión del estilo de vida metropolitano. Intentar llevar un estilo de vida sano y equilibrado en NYC es un reto mayor que hacerlo en la mayoría de ciudades en las que he estado. Por supuesto hay grandes parques, calles peatonales y carriles bici como en cualquier otro sitio del mundo, pero en mi opinión, no suficientes. La armonía y la calma es más difícil de lograr sin naturaleza.
Otro capítulo importante: la comida. Hay muchos tipos de comida pues muchas nacionalidades distintas conviven en la ciudad de Nueva York. Mucha comida rápida, rollitos, donuts, lugares para el brunch y el desayuno, muchos carbohidratos, productos de panadería y grasientos (con sabor mejorado, deliciosos) snacks, paralelamente, menos comida cocinada, menos vegetales y frutas. Hay una gran variedad de productos para intolerantes y personas alérgicas, vegetarianos y demás, pero esta también es comida rápida o ultracongelada, lista para servir, precocinada y, obviamente, llena de conservantes. Yo simplemente la llamo comida de plástico.
En el centro de Nueva York no hay supermercados grandes, solo pequeñas tiendas. Aquí fuimos a buscar verdura cruda fresca y frutas pero no pudimos encontrar nada EXCEPTO TOMATES, PLÁTANOS Y MANZANAS. Es triste que estos sean los únicos alimentos frescos. Además, todo está semipreparado previamente, cortado y empaquetado. No hay forma de cortar 100 gramos de un trozo de queso o de comprar medio kilo de pepinos. Las cantidades están previamente medidas, todo empaquetado. Ellos dicen que ahorras tiempo porque no tienes que lavar ni pelar ni cortar la comida en trozos. Desafortunadamente, la interacción con la comida aquí solo consiste en comerla, nada más.
No hay sopas (excepto en los restaurantes vietnamitas y otros asiáticos), no hay potajes, ni comida casera, así que echamos mucho de menos la cocina europea. Pero no nos quejamos porque sabíamos que en Rochester tendríamos cocina italiana. Y debo admitir que los desayunos neoyorkinos como las patatas fritas, las tostadas, los rollitos de jamón, bacon, huevo y espinacas y las tortitas son inmejorables. Y de los supermercados, destacaría el amplio rango de crujientes de verduras y de los bombones de mantequilla de cacahuete de Reese.
PD: Siento la calidad de las fotos, no soy fotógrafa profesional.
Gracias por leerme,
Dóra
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