Senderismo arriesgado en Lofoten Islands

Sieeeeento la desaparición erasmusitos, pero he vuelto para contaros que pasó el día siguiente en mi viaje a Lofoten Islands.

Fuimos de excursión a la montaña. Casi morimos. Eso es así jajaja. Imaginaos: siete estudiantes en mitad de una montaña nevada haciendo senderismo. Nada bueno puede salir de ahí...

El día empezó como siempre: desayuno fuerte, preparación especial con la ropa más caliente que teníamos y rumbo a la furgoneta. Antes, los chicos estuvieron revisando el mapa para ver por dónde podíamos hacer el senderismo (maldito momento en que alguien dijo: "let's go hiking").

No me malinterpretéis: me encanta hacer senderismo. Soy fan de póster del senderismo. Pero del senderismo seguro... Yo ya me veía al helicóptero recogiéndonos de aquella montañuca. Cuando llegamos al lugar el camino se veía bastante bien, además de que pintaba bonito y todo: había una especie de cascada que cruzaba la zona y mucho verde.

Continuamos hacia adelante, y en un giro de ladera en la montaña, la cosa dejó de parecerme tan interesante. Parecernos. Creo que no era la única no demasiado segura de aquello: se avistaban a lo lejos montañas nevadas todavía y el cielo parecía querer teñirse de gris, y lo estaba haciendo.

Pero los frenchies eran unos motivados (locos...) y dijeron que bueno, que todo parecía estar bien y que si no seguíamos no había aventura, así que para allá que continuamos. El viento se nos unió, haciendo de la travesía por un desfiladero algo todavía más extremo.

Decidimos parar a comer allí porque había como una especie de resguardo: la misma montaña nos acogía y nos tapaba bastante el viento. Pero eh, que no todo iba a ser tan fácil: agua nieve. Seeeeh, ahora sí que estábamos definitivamente todos. Estas fotos son de cuando paramos a comer (pintas demátame ya, por favor, lo sé).

Pasamos esta parte y comenzamos a subir la montaña, esta vez caminando también por nieve. Los pies se nos hundían enteritos. En algunos tramos llegamos a tener los pantalones mojados hasta las rodillas. Y no, no llevábamos la mejor preparació ni el mejor nada. Yo tiritaba. Parecía un cachorrito abandonadito :(, temblaba, tenía frío, miedo, y probablemente también me estaba meando jajaja, pero aguanté.

YES I COULD. Subimos por una pared casi vertical ayudándonos de una cuerdas que había fijadas en la pared. Pared por la que debíamos apoyar los pies pero bajaba agua a la vez. Bueno ahí me tenéis en la foto. No parece tan sorprendente como lo era, pero confiad en que daba muchísimo miedo. Además llegábamos muy cansados porque llevábamos subiendo entre agua y nieve un rato larguísimo.

Pero eh que llegué y llegamos todos. La cima era como besar el techo por fin. Se veía lo que había sido un glaciar. Diréis que parece una chorrada, pero estar allí en persona era muy impresionante (mientras nevaba como bien se aprecia en la foto).

Y luego bajar. JE JE. Yo quería quedarme allí a esperar el helicóptero del rescate pero mis amigos los Frenchies me dijeron que de eso nada. Así que pachín pachín me enfrenté a la parte más complicada: la parte de la cadena que resbalaba muchísimo.

Una vez hecha esa parte venía la de: nieve hasta als rodillas. Y Flavie se volvió muy loca y yo me volví loca con ella. Nos sentamos en la nieve y nos tiramos montaña abajo (sí, había precipicio debajo...) mientras nos quemábamos el culo e ideábamos un sistema de frenado.

Afortunadamente los setos y las piedras ayudaban porque podías poner los pies, pero el culo helado - quemado no ayudaba tanto. El caso es que conseguimos bajar y yo pude respirar tranquila, pero esta excursioncita por la nieve me hizo pasar más miedo que gozo.

Luego os cuento a donde fuimos después.

Muá amores míos.


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