Rosas, gatos y granadas

Si alguna vez te paseas por las calles de cualquier ciudad de Chipre, verás que te siguen varios pares de ojitos oscuros. Pequeñas y suaves patitas irán tras de ti, y si te paras a comer en un restaurante, ten por seguro que te estarán observando pacientemente.

Bienvenido al país donde a la gente le gustan las bebidas fuertes, donde no les importa invitarte a su casa como si fueses de la familia, ni darte a probar riquísimas granadas, ni nadar en las frías aguas del Mediterráneo en verano. Es un país donde te enamorarás de todo en seguida: de la cultura, de la gente, de su lengua, de su naturaleza y, sobre todo, de su gastronomía. Es un lugar muy tranquilo, con mucha naturaleza virgen; en algunos pueblos, incluso parece que se ha parado el tiempo.

Aunque también se respira cierto aire de melancolía que algo tiene que ver con la historia de esta isla. Chipre es un país relativamente joven; se independizaron de Gran Bretaña a principios de los 70. Menos de una década y media después, les invadieron los turcos, que llegaron con falsas promesas de restaurar el orden político del país. En la actualidad, todavía controlan casi un tercio de la isla, así como algunas de las ciudades principales, como Famagusta. Todavía existe un muro que separa la parte griega de la parte turca de Nicosia, la dividida capital de la ciudad. Si paseas por la calle principal, llegarás a la frontera, separada por la Línea Verde y que divide una tierra que controlan dos naciones.

Qué hacer

Lo mejor que puedes hacer en Chipre es viajar con alguien que sea de allí y te enseñe los mejores lugares. La isla es grande, pero no está bien conectada con transporte público. Eso sí, las distancias entre ciudades son grandes; si te quieres desplazar por Chipre, lo mejor que puedes hacer es ir en coche. Casi todos los chipriotas se sacan el carnet de conducir muy jóvenes porque necesitan conducir para llegar a clase o al trabajo. Por tanto, y desde siempre, las familias chipriotas tienen más coches que en otros países europeos, ya que cada miembro de la familia necesita su propio vehículo para desplazarse. Además, los coches son un símbolo de estatus social en la isla, al igual que tener un gran chalé. Ese es uno de los motivos por los que los chipriotas están tan endeudados.

La mayor parte de la actividad ocurre en las ciudades, con su vibrante vida nocturna y sus encantadores pubs; pero las vistas más preciosas las encontrarás en el campo, de pie sobre una solitaria colina, junto a un remoto monasterio, y observando todo lo que te rodea.

Si no tienes amistad con ningún chipriota, lo más seguro es que veas menos de la isla, pero aun así hay mucho que ver. Nicosia (Lefkosia), la capital, tiene entretenimiento de sobra y además se come muy bien. Por eso a veces sentirás como si te persiguieran los gatos. Hay muchísimos gatos callejeros en Chipre. A la mayoría no les asusta la gente porque están acostumbrados a que les den comida, pero viven en malas condiciones y suelen tener hambre.

Si puedes, prueba los platos tradicionales chipriotas y su queso. En Chipre tienen mucha suerte porque pueden comprar frutos secos y frutas caros, como la granada, a menor precio. Por lo demás, no es un país barato; te puedes llevar un susto con lo que cuesta un café. Así que te recomiendo que vengas en temporada baja. En septiembre y noviembre, cuando todavía hace buen tiempo, encontrarás vuelos baratos.

Si vas a salir de fiesta y te gustaría entrar a alguna discoteca, arréglate a tope. En Chipre no te dejarán entrar a una discoteca si vas en chándal y en zapatillas, como pasa en muchos países europeos. Aprovecha la oportunidad y destaca. Si no te gusta ese plan y prefieres algo mas casual, hay un montón de bares y pubs donde ponen buena música y que no tienen código de vestimenta.

The Rose Factory

Si puedes, pásate por la famosa Rose Factory en el pueblo de Agros. Es un negocio familiar que lleva ya abierto unos 70 años y que se dedica a crear productos de belleza, de cuidado de la piel y de salud. Sus productos tienen como base una flor silvestre de la isla, la rosa de Damasco, que tiene un aroma muy característico. Con esta rosa, hacen aceites y agua de rosas que luego utilizan en sus productos. Puedes comprar cualquier cosa que derive de estos dos productos: un tónico con el que lavarte la cara antes de dormir, perfume de agua de rosas o incluso pasta de dientes. Una de las mejores cosas que te puedes comprar es chocolate de rosas: es de color rosado, está muy rico y es un muy buen regalo para tu pareja, tu familia o tus amigos.