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Nápoles


¡Hola! En este artículo te voy a hablar de mi ciudad: ¡Nápoles!

"Ve Nápoles antes de morir".

Nápoles es una magnífica ciudad italiana, la capital de Campania. Se erige en el centro del golfo dominado por el Vesubio, uno de los volcanes más activos del mundo. Su última erupción data de 1944, y destruyó Massa di Somma y San Sebastiano al Vesubio. Yo nací en Massa di Somma, en 1990, pero también viví en San Sebastiano al Vesubio hasta 2008. Después me fui a Perugia con mi familia, en busca de un lugar con menos delincuencia.

Mi padre fue quien tomó la decisión tras sufrir una persecución; acabó con un disparo. Él era el jefe de una constructora y siempre llevaba encima su maletín. Los ladrones pensaron que en el maletín llevaría dinero, así que persiguieron a mi padre por la carretera, pero no se achantó, y por ello le dispararon. Afortunadamente, mi padre supo reaccionar a tiempo y se protegió la cabeza con el brazo; el proyectil impactó de lleno en la ventanilla, dando en el blanco. La bala le afectó el nervio del brazo y tuvo que ser operado. Para reconstruírselo, recurrieron al nervio de la pierna. Vamos, Vamos, que, entre el brazo y la pierna, la broma le costó 400 puntos de sutu. Pero no pienses que este fue el único susto que se llevó; hubo una época en la que unos tipos se presentaban en las obras y lo amenazaban con arruinar su trabajo si no pagaba una gran cantidad de dinero. Una vez, le llegaron a golpear la cabeza con una pistola y también tuvieron que darle puntos. En otra ocasión, dieron una paliza a uno de los trabajadores que salió en su defensa.

Incluso mi madre fue víctima de un atraco. Estaba con mi hermano pequeño cuando, de pronto, la amenazaron con meterle un tiro a él si no les daba las llaves del coche. Ella se las dio sin pensárselo dos veces, total, el coche tenía una alarma antirrobo que se activaba con un mando que llevaba en el bolsillo. Cuando los ladrones llevaran unos 100 metros recorridos, el coche dejaría de funcionar. Así, mi madre tuvo tiempo de resguardarse con mi hermano en un local comercial y el ladrón se vio obligado a abandonar el coche y echar a correr. Lamentablemente, los atracos a coches y motos están a la orden del día en Nápoles. A menudo, los ladrones contactan con otros de su gremio y les revenden la mercancía robada. Es absurdo pero cierto.

Yo misma he sido víctima de dos asaltos. La primera vez, estaba en el centro de Nápoles. Subía al autobús que me llevaría a de regreso a San Sebastiano al Vesubio cuando un individuo metió la mano en mi bolsillo y agarró mi monedero. Menos mal que estuve rápida y le bloqueé la mano, recuperando la cartera. Le dije de todo. Aun así, el muy sinvergüenza ya le había echado mano a los monederos de otras señoras del autobús y se fue sin más. En la segunda ocasión, sufrí un atraco de verdad. Caminaba junto a unos amigos por una calle arbolada que conecta Cercola con San Sebastiano al Vesubio cuando unos chicos en moto se acercaron a preguntarnos cómo llegar a tal sitio. Mientras les indicábamos la dirección, uno de ellos sacó una navaja y apuntó en la barriga a uno de mis amigos. Nos amenazaron para que les diésemos todos los objetos de valor que llevásemos encima, uno por uno. Afortunadamente, fui la última en tener que darles las cosas; les dije que no tenía nada importante y, contentos con el botín, huyeron. Aunque no te lo vayas a creer, les dio por robar calzado de marca. Sí, sí, has escuchado bien. Les daba igual que fueran unas Nike, Hogan, Prada, Paciotti... Detenían a los desdichados y les apuntaban con un arma hasta que estos se descalzaban y les daban lo que buscaban.

Ahora entenderás por qué mi padre, cansado de tal inseguridad, compró un chalé en un pequeño pueblo de Campania, Ripia, situado a 14 km de Perugia y Assisi. Quería que creciésemos en un lugar más tranquilo, lejos de la delincuencia. Pero delincuencia hay en todos sitios...

No llevábamos un mes allí cuando unos ladrones entraron en casa. Fue en el puente del 1 de mayo, nos reunimos con unos amigos y familiares de Nápoles que vinieron a vernos. Había 14 personas en casa. Una amiga, mi hermana y yo volvimos a casa sobre las 03:30 tras salir de fiesta. En ese momento aparecieron los ladrones. Mi abuela escuchó ruidos, pero pensó que éramos nosotras. A la mañana siguiente, ya en la cocina, se encontró la puerta y la ventana abierta, pero no le dio mucha importancia y se puso a hacer crucigramas. Después se levantó mi madre y mi abuela le preguntó cómo es que se dejó todo abierto. Fue entonces cuando se dieron cuenta de que nos habían entrado en casa. Fueron unos ladrones algo torpes porque no se llevaron casi nada. Tenían ordenadores, teléfonos, televisiones y cámaras de fotos al alcance de la mano, pero solo cogieron los paquetes de tabaco que encontraron. ¡Incluso entraron en el coche de mi padre solo para llevarse el tabaco! Podrían haberse dado a la fuga en el Jaguar, pero no. Al final, costó más arreglar los desperfectos de la casa que lo que robaron.

Un par de años más tarde, abrimos un estanco cerca de casa; lo asaltaron 4 veces en 5 años. El estanco tiene una sistema de alarmas con videovigilancia que avisa al instante.

La primera vez, supieron desactivarla. Fue un cliente quien nos avisó de que lo habían asaltado. Se lo llevaron todo: dos televisiones, 10 000 € en paquetes de tabaco, el efectivo que había en la caja y algunas botellas de las caras.

En la segunda ocasión, sí saltó la alarma y mi padre salió corriendo para allá. Pilló a los ladrones escapando con el botín. En dos minutos se hicieron con dos bolsas de basura repletas de cajetillas de tabaco. Durante la fuga perdieron algún que otro paquete. Mi padre intentó seguirlos en un pequeño Mercedes, pero ellos iban en un todoterreno e intentaron sacarlo fuera de la carretera. Desde casa se escuchaba el ruido de los motores. De pronto, un disparo. Luego, sonó el timbre de casa. Me puse en lo peor, pero afortunadamente no sucedió nada.

El tercer robo lo ejecutaron dos chicos, que buscaron la caja. No se llevaron más que unos 50 € en moneduchas. Su objetivo no era el tabaco.

Al cuarto, ni siquiera consiguieron entrar porque un vecino, despierto por el ruido, les gritó y tuvieron que huir.

La última vez, no asaltaron el estanco, sino a mí. Estaba en el centro de Perugia cuando metieron mano a mi bolso y se llevaron la cartera.

Pero bueno, volvamos a Nápoles...

¿Cómo se vive en Nápoles?

Aunque Nápoles es increíble, también es muy caótica. Como habrás podido comprobar, no es segura; es una ciudad sin ley.

Conducir por Nápoles, por ejemplo, es muy difícil, casi nadie respeta las normas. De encontrar aparcamiento ya ni hablemos... La ciudad está llena de gorrillas que te intimidan para que les des dinero, y no poco.

Cualquier trámite que hagas (carné de identidad, pasaporte, etc. ) tardará un mundo. Los servicios públicos dejan mucho que desear. Nada más llegar a Perugia, el servicio de salud U S L de la ciudad nos ofreció ponernos las vacunas que aún no teníamos. Para las mujeres, la citología vaginal es gratis cada 3 años. Mi madre tuvo incluso la opción de hacerse el test de sangre oculta en heces; siempre de forma gratuita. En Nápoles, esto es impensable. A nosotros nos faltaban vacunas obligatorias y ni siquiera estábamos al corriente.

Pero bueno, por lo general, es bonito vivir en Nápoles. La echo muchísimo de menos. Echo de menos levantarme y mirar por la ventana el mar y las islas del golfo; echo de menos ver el Vesubio y toda su majestuosidad; echo de menos la solidaridad y cordialidad de los napolitanos. Aquí, en Perugia, la gente es más cerrada. Les cuesta mucho abrirse con los que venimos de fuera. Algunos me han tachado de entrometida cuando solo trataba de integrarme. Echo de menos a mis amigos; echo de menos pasear con ellos por el centro; echo de menos tomar el sol con ellos en el escollo de Mergellina;

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echo de menos pasar el día con ellos en el parque Virgiliano;

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echo de menos los domingos de primavera en el Scrajo;

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echo de menos irme de compras por Nápoles, desde el Retiffilo, donde están las tiendas más económicas, hasta la avenida Roma, donde están las tiendas populares (Zara, Bershka, H&M, Benetton, Nike... ) y la Disney (obligatoria para nosotros). También por la avenida Calabritto, la calle más moderna de la ciudad, donde pasábamos horas pegados a los escaparates de las tiendas más lujosas (Fendi, Hogan, Gucci, Louis Vuitton, Prada, Tod's, Armani... ); echo de menos salir a correr por el paseo marítimo, la brisa marina y el Castel dell'Ovo; echo de menos los batidos de leche con avellanas que hacen en Chiquitos y los helados de Tutto Gelato, en San Giorgio a Cremano, los más deliciosos que probaré nunca. Si te gustan los helados, madre mía, ¡pruébalos! El cucurucho, un barquillo supercrujiente, está buenísimo, y hay un montón de sabores. Mi favorito era el de Nutella.

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¿Cómo es el clima en Nápoles?

Nápoles tiene un clima increíble: templado, típico del área del Mediterráneo, con inviernos no muy lluviosos y veranos muy cálidos y secos; la brisa marina mitiga las altas temperaturas. ¡El sol brilla casi todos los días del año! El primer año que pasé en Perugia, recuerdo que acabé llorando por el frío que hacía. Esperaba al autobús para volver a casa tras un largo día de universidad cuando comencé a temblar y llorar por la sensación de frío. Y mira que llevaba unas medias de lana bajo los pantalones (algo que nunca antes en mi vida me había puesto), pero nada... En Perugia descubrí la niebla. Qué horror despertarse por la mañana y encontrarse un manto blanco al subir la persiana... Hay veces en las que lo cubre todo, no se ve nada. Por no hablar de la nieve, el granizo y las calles congeladas. En Nápoles, esto es impensable. En invierno, es extraño que el Vesubio se cubra de nieve, pero cuando sucede, ofrece un paisaje maravilloso.

¿Cómo es la cocina napolitana? ¿Cómo se come en Nápoles?

La cocina napolitana es deliciosa, y sobre todo, de rápida elaboración, pues los napolitanos no se calientan mucho la cabeza con nada. Se adapta a los jóvenes que hacen del arte un pasatiempo; unos por hacer de la necesidad una virtud y otros por hacer cuentas. He dicho que la comida napolitana se hace rápido, sí, pero eso no quiere decir que sea sencilla. ¡Las cosas más simples a veces son las más complicadas! Es verdad que se pueden hacer platos riquísimos con pocos ingredientes (como la lasaña, por ejemplo, lo mismo da que sea a la boloñesa o a la napolitana), pero eso no quita que preparar un plato sabroso sea fácil. Por ejemplo, no a todo el mundo le sale bien un plato de espaguetis con ajo, aceite, guindilla y perejil. ¡Y es de los platos más sencillos y deliciosos de la cocina napolitana!

La tradición napolitana establece que la comida principal del día es la cena. Esto se debe a que antes, los hombres pasaban todo día fuera en el trabajo. Los napolitanos suelen meterse en el estómago solo un café en la hora del desayuno y pican algo a mediodía, así conservan un gran apetito para la hora de la cena. Asimismo, los que trabajan fuera se comen un trozo de pan con mortadela, mozzarella, jamón de york, o bien unos grelos la noche anterior (unos pimientos con berenjena en verano). Los días bochornosos, cogen fuerzas con un plato superdelicioso, a base de tomate recién lavado que restriegan en pan, con un poco de sal, albahaca y un chorrete de oliva.

Los que sí pueden reunirse con su familia a la hora de la comida, hacen del mediodía la comida principal. Algunos comen en hora española, sobre las 14:00. Su comida, entonces, consta de un primer y segundo plato con guarnición, según como sea la economía de la familia.

¿Qué se puede ver en Nápoles?

Nápoles es una ciudad que tiene muchas cosas que ver. Si no tenéis mucho tiempo, ¡te va a costar decidir dónde ir! El casco antiguo es una parada obligatoria, es una representación de la vida antigua, gratis y al aire libre; goza de unas estampas espectaculares.

Date una vuelta por la Spaccanapoli, como llaman al centro de la ciudad, así como por la calle que va desde los Quartieri Spagnoli al barrio de Forcella, atajando en línea recta. Durante el trayecto, encontrarás preciosas iglesias y antiguos edificios, además de muchísimo tráfico, sobre todo de motos, que conviven con los turistas desde hace años, y no siempre de forma pacífica. Enseguida reconocerás el inconfundible olor de la cocina napolitana y te toparás con artistas callejeros, artesanos y vendedores ambulantes que venden lo que no está escrito, eso sí, a precios desorbitados.

Por el camino, atravesarás la Piazza del Gesù, una de las plazas más bellas de Nápoles, donde se reúnen los jóvenes. Allí encontrarás la iglesia del Gèsu Nuovo, el obelisco de la Inmacolata y el monasterio de Santa Chiara, en cuyo claustro mayólico se encuentra la paz que no tiene la ciudad.

También te tropezarás con la Piazza San Domenico Maggiore, abarrotada de jóvenes y turistas a todas horas. En ella, encontrarás un obelisco construido por los dominicos como agradecimiento por el fin de la peste de 1556, y una sorprendente basílica barroca. Además, en la plaza, hay una pastelería, Scaturchio, donde hacen un dulce típico que está para chuparse los dedos.

En una cuesta junto a la plaza, encontrarás la bella y misteriosa capilla de Sansevero, un lugar lleno de símbolos esotéricos y religiosos sobre el que recae una leyenda: un hombre fue salvado milagrosamente por la Madonna. En su interior, se encuentra una de las obras más bonitas de Nápoles, el famoso Cristo Velado. Es una escultura de mármol superrealista. El realismo de los pliegues del velo es alucinante.

Continuando por el centro, podrás ver la Piazzetta Nilo, patria de los alejandrinos. Luego te toparás con un altar de Maradonna, el jugador de fútbol. Para los napolitanos, es como un dios.

Por el camino, también encontrarás un edificio de 1539, conocido como el Sacro Monte di Pietà. Más tarde llegarás a la preciosa y conocidísima San Gregorio Armeno, la avenida de los pesebres, ¡alucinante!

Al final de San Gregorio Armeno, está la Via dei Tribunali, donde podrás admirar la espectacular basílica de San Lorenzo Maggiore, expresión del arte gótico y escenario del encuentro entre Boccaccio y Fiammetta, donde se encuentra la Torre Campanaria, también conocida como Torre di Masaniello. Fue utilizada como almacén de armas durante las revueltas de 1647.

Por su parte, la Piazza del Plebiscito, símbolo del Renacimiento napolitano, es una zona limitada al tráfico donde se puede admirar la magnífica arcada neoclásica de la iglesia de San Francesco di Paola y el imponente y majestuoso Palacio Real.

En los alrededores de Piazza del Plebiscito, en Piazza San Gaetano concretamente, podrás acceder a la Napoli sotterranea, una gran y compleja red de galerías bajo tierra que conecta con Via Chiaia, muy próxima a Piazza Trieste e Trento. La entrada cuesta unos 9 €, y el recorrido dura unas 2 horas. Se hacen visitas durante todo el día, de 10:00 a 18:00. Sintiéndolo en el alma, tengo que decirte que si abultas más de la cuenta, es posible que no quepas por algunos pasadizos. Olvídate de ir si padeces claustrofobia. La Galería Borbónica fue construida en 1853, con Fernando II de Borbón en el trono. Este la mandó excavar para tener acceso directo desde el Palacio Real hasta la Piazza Vittoria.

Tras una larga caminata, alcanzarás el paseo marítimo de Nápoles, donde se encuentran el Maschio Angioino y el Castel dell'Ovo. El primero, conocido como Castel Nuovo, es un castillo medieval renacentista que domina la Piazza del Municipio. Sinceramente, no creo que valga la pena visitarlo, serían 6 € que cuesta la entrada tirados a la basura; en su interior no hay nada importante. Para los menores de 18 años, cuyo país sea miembro de la Unión Europea, la entrada es gratis. En todo caso, si aun así te empeñas en querer visitarlo, debes saber que abre de lunes a sábado, de 09:00 a 19:00 (la taquilla cierra una hora antes). Los domingos se puede visitar gratuitamente el patio, la Capilla Palatina, la Sala dei Baroni, la Sala de la Armería y la Sala de la Loggia. Por el contrario, el Castel dell'Ovo está abierto al público durante todos los días; de lunes a sábado, de 08:00 a 19:15, y los domingos, de 08:00 a 13:45. El castillo se alza sobre el escollo de Megaride, en un pueblecito marinero situado frente a Santa Lucia. Realmente merece muchísimo la pena visitarlo. Sus restaurantes ofrecen los manjares del mar, ¡y todo fresco! La Scialuppa es uno de mis favoritos, tiene una terraza con vistas al mar. Y no solo eso, sino que sirven los platos en cuencos de cobre para cuidar la temperatura de los alimentos, todos frescos y de gran calidad. Y no solo eso, sino que el restaurante ofrece una gran variedad de vinos.

Siguiendo el litoral de Chiaia, encontrarás la Villa Comunale, unos jardines maravillosos con muchos columpios. Frente a ella, está la Villa Pignatelli, rodeada por un parque y el museo Diego Aragona Pignatelli Cortes. El museo abre todos los días de 08:30 a 14:00, menos los martes; la entrada cuesta 2 €. Próximo al museo Pignatelli está el Museo delle Carrozze, situado en el interior del parque, en que se se exponen carruajes europeos de los 90.

Pero más bonito es aún el Jardín Botánico de Nápoles, un lugar de ensueño. Tras haberte tragado el tráfico de Via Foria, valorarás todavía más el silencio y la belleza de la naturaleza oculta en la ciudad. De hecho, es uno de los jardines más grandes y con más especies de toda Italia: en él encontrarás flora proveniente de todo el mundo. Alucinarás con muchas de ellas, como con la familia de las plantas suculentas o la de los helechos y afines; te embriagará el aroma de los cítricos de las rutáceas. Me apuesto lo que quieras a que también te gustará la sección destinada a las plantas que desempeñan una función específica, como las medicinales, tintóreas y aromáticas. El jardín se organiza por caminos y jardines temáticos. En estas secciones verás plantas del desierto, venenosas, de costa, árboles frutales, citrus, vegetación mediterránea, plantas nombradas en la Biblia... ¡Incluso tiene una zona adaptada a personas con discapacidad visual. Si tu intención es ir en metro, deberás cogerlo en la parada Cavour, línea 1 y 2. El Jardín Botánico abre sus puertas al público de forma gratuita los lunes, miércoles y viernes de 09:00 a 14:00; sin embargo, los martes y jueves amplía la hora de visita hasta las 16:00. Eso sí, antes de ir, hay que llamar al (+39) 081 253 3937 y reservar plaza; tan solo tienes que dar tu nombre y el número de personas que van contigo. El único día que se puede ir sin reserva son los miércoles y jueves del 15 de abril al 15 de junio.

Por otro lado, uno de los barrios más bonitos de Nápoles es Posillipo. Su nombre proviene del griego y significa "tregua del peligro" o "que mitiga el dolor". En él podrás admirar un paisaje de una belleza única.

No dejes pasar la ocasión para dar una vuelta por el Parque Virgiliano, conocido como Parco della Rimembranza (Parque del Recuerdo). Se extiende por la colina de Posillipo y cuenta con unos 92 000 m². Se caracteriza por la cantidad de terrazas que se asoman al golfo de Nápoles, desde donde se ven las islas Ischia, Capri y Procida, el islote Nisida, el Vesubio, la península sorrentina, el cabo Miseno, los golfos de Pozzuoli y Bacoli y el casco antiguo de Nápoles. El en parque hay un montón de columpios, varios bares y una instalación deportiva. El parque tiene cierta fama entre las parejas jóvenes, donde se reúnen para dar rienda suelta a su amor dentro del coche...

Todavía más bonita es la Villa Floridiana, situada en la colina del Vomero, rodeada por un enorme parque. Era el palacio donde Fernando IV se encontraba en secreto con su futura mujer, la duquesa de Floridia, de quien toma la villa el nombre. Se casó con ella al mes de fallecer su primera mujer. El parque es un sitio perfecto para disfrutar de la compañía de amigos, pareja o familia. Sus espectaculares parterres le otorgan una atmósfera especial. En 1919, el parque pasó a manos del Estado, así como el museo de cerámica Duque de Martina, un museo superbizarro (en el sentido anglosajón de la palabra) que reproduce cómo era en otro tiempo la villa, además de ser un símbolo real de sensualidad. Los objetos de arte que se exponen en el museo son tantos que están distribuidos en 24 salas repartidas por las 3 plantas del edificio. La entrada al museo cuesta 4 €, pero al parque se puede entrar de forma gratuita. En invierno, abre todos los días, excepto los martes, de 08:30 a 16:00; mientras que en verano amplía el horario de apertura hasta las 19:00.

Otro museo que merece la pena visitar es el Museo Arqueológico de Nápoles. Fue inaugurado en 1816, y está considerado uno de los más importantes del mundo por la cantidad de obras que custodia. La entrada cuesta 8 €, pero si pillas un descuento, 4 €. Abre de 09:00 a 19:30 todos los días menos los martes; los días 25 de diciembre y 1 de enero incluidos.

Aprovecha y visita también el museo de Capodimonte. Su origen se remonta a 1738, cuando el rey Carlos de Borbón decidió transformar su finca de caza en un museo donde proteger la Colección Farnesio de su madre. El museo cuenta con tres plantas: en la primera, se encuentra la Colección Farnesio, con grandes obras de Raffaello, Botticelli, Masaccio, Tiziano y muchos otros; en la segunda, alberga obras de arte de los años 1200 a 1700; y en la tercera, guarda obras tanto del siglo XIX como contemporáneas. A la salida del museo hay otro parque con un mirador desde donde se ve la ciudad. La entrada cuesta 3, 75 € si tienes entre 18 y 24 años; 6, 50 € a partir de las 14:00; la entrada para el público en general cuesta 7, 50 €. Abre de 08:30 a 19:30 todos los días menos los miércoles; los días 25 de diciembre, 1 de enero y 1 de mayo incluidos.

¡Museos en Nápoles no te van a faltar! El museo nacional de San Martino fue en otro tiempo una cartuja que fue eliminada en 1799 al acusar a sus frailes de simpatizar con la República. Entre las obras de arte más importantes está el famoso Pesebre Cuciniello. Se mostró al público por primera vez en la Navidad de 1880. Pero en el museo no solo hay pesebres y estatuillas. El museo tiene una sección naval con tres grandes embarcaciones: el velero turco, el bote de 24 remos y el bote de Umberto. También tiene una sección de teatro en los sótanos góticos, la botica de los monjes y el gabinete de diseño e imprenta de la colección de Alisio, una de las colecciones privadas más importantes del vedutismo italiano. El museo abre todos los días de 08:30 a 19:30, menos los miércoles.

Más conocido, sin duda, es el museo de San Genaro, construido en honor al santo al que tanto se acogen los napolitanos. En el museo hay libros y objetos de todo tipo que pertenecieron a San Gennaro, además de una sacristía repleta de frescos y mármoles increíbles.

Más reciente es el museo de arte contemporáneo Donna Regina (Madre), construido en el corazón del casco antiguo en 2004 con el fin de atraer energías positivas a la ciudad. Fue diseñado por el portugués Alvaro Siza Vieira, conocido por armonizar a la perfección función y ambiente. Costó unos 40 000 000 €, que hicieron de un edificio fantasma un lugar artístico de excelencia. El museo cierra los martes. Cada lunes, la entra es gratuita. El resto de días, la entrada cuesta 7 € y abre de 10:00 a 19:30, menos los domingos, que cierran a las 20:00.

Si te gustan las obras de arte de ahora, en las paradas de metro de la línea 1 y 6 podrás ver un montón de obras de artistas contemporáneos. Pero es más, en la estación de Toledo, podrás admirar la obra Relative light de Robert Wilson; es una de las más bonitas del mundo. El juego de luces en toda la gama de azules es espectacular. Como espectaculares son también las paradas Dante, Museo y Materdei.

Si prefieres salir de la ciudad, haz una visita guiada por la cima del Vesubio. Cuesta 8 € para los estudiantes y los residentes, 10 € para el resto. Discapacitados y niños que no superen 1, 20 m no pagan. Los horarios del camino que conduce al cráter son los siguientes: los meses de noviembre a febrero, de 09:00 a 15:00; los meses de marzo y octubre, de 09:00 a 16:00; los meses de abril a junio y septiembre, de 09:00 a 17:00; y por último, los meses de julio y agosto, de 09:00 a 18:00. El sendero abre todos los días del año, festivos incluidos. El trayecto hasta la cumbre dura 1 hora y 30 minutos. Es mejor que lleves unas zapatillas cómodas. Si quieres exprimir la experiencia al máximo, échate en la mochila unos prismáticos, una cámara de fotos y, por supuesto, mínimo una botella de agua. A lo mejor tienes la suerte de encontrarte algún mineral importante. ¡En el Vesubio hay unas 200 clases de minerales! : leucita, sanidina, brucita, piroxeno, galena, magnetita, blenda, boitita... Y por si fuera poco, disfrutarás del espectáculo de las fumarolas. La bajada del Vesubio es algo más complicada... Al inicio, te dan un bastón de madera que te ayudará en la subida. Por el camino, hay puestos donde comprar souvenirs y refrescos. Las vistas desde el volcán son únicas. El cráter es impresionante, y ver cómo sale humo de la tierra, pone los pelos de punta. Los guías están muy bien formados y cuentan unas historias superintersantes sobre las diferentes erupciones del volcán. En cuanto a la flora del Vesubio, las especies presentes en el área del volcán son las siguientes: el pino piñonero, la encina, la betula, el arce, el aliso napolitano, la noguera, la orquídea, el mirto, el lentisco, la retama, el centranto... La fauna, por otro lado, no es muy común; no muchas especies sobreviven en el ecosistema del Vesubio, de ahí que sea tan importante preservarlas. Las especies que saben adaptarse al entorno del volcán son las siguientes: aves como el pico picapinos, el jilguero europeo, el cuervo grande, la chocha perdiz, la abubilla, la paloma torcaz, el águila ratonera, el halcón común, la lechuza blanca y el mochuelo europeo; o reptiles como la culebra de cuatro rayas, el eslizón ocelado u la culebra verdiamarilla.

Tras visitar el Vesubio, acércate a las zonas dañadas por las erupciones: Pompeya y sus excavaciones arqueológicas, que sacaron a la luz las ruinas de lo que un día fue. Las erupciones del volcán la sepultó en 1979 junto a las ciudades de Ercolano, Stabia y Oplonti. En 1816, Johann Wolfgang von Goethe habló de Pompeya en su obra 'Viaje a Italia'. Decía así:

"El domingo fuimos a Pompeya. Han ocurrido muchas desgracias en el mundo, pero pocas han tenido tanta relevancia en la posteridad. No creo que haya nada igual. Las casas son pequeñas y angostas, pero todas mantienen en su interior pinturas superelegantes. El portón de la ciudad y el sepulcro contiguo son maravillosos; se trata de una tumba de una sacerdotisa con forma de banco circular en cuyo respaldo de piedra está grabada una inscripción en mayúsculas. Más allá del respaldo, se ve el mar y la puesta de sol. Un lugar admirable, digno de pensamientos serenos".

Para visitar los yacimientos arqueológicos de Pompeya, serían necesarios varios días. Aun así, puedes planificarte tu propio itinerario y pasar por los sitios más significativos que representan lo que un día fue una verdadera ciudad romana. Hay mil cosas que ver en Pompeya: los templos de Apolo e Isis, el de la Fortuna Augusta, el templo de Vespasiano; el santuario de los Lari Pubblici; las termas del foro y las stabiane; las casas del fauno, de la caza antigua, de Sallustio, de Meleagro, del citarista, de Dioscuri, de la pequeña fuente, del navío Europa, de la Venere in cochiglia, del jardín de Ercole; el jardín de los fuggiaschi; la panadería; los teatros grande y pequeño; el anfiteatro; la Villa de los misterios; el foro triangular... ¡La entrada a los yacimientos arqueológicos es gratuita el primer domingo de cada mes! Hay varios tipos de entrada: una, que te permite el acceso a los tres yacimientos de Pompeya, Boscoreale y Oplonti (3 días diferentes). Cuesta 14 €, 8 € con descuento; si lo que quieres es visitar solo Pompeya, el billete cuesta 13 €, o 7, 50 € con descuento; en el caso de que prefieras ir a Oplonti y a Boscoreale, son 5, 50 € para los adultos y 2, 75 € para los niños; y por último, la entrada para Ercolano cuesta 11 €, 5, 50 € con descuento. Todos los yacimientos arqueológicos abren del 1 de abril al 31 de octubre, de 09:00 a 19:30 (último pase a las 18:00); mientras que, del 1 de noviembre al 31 de marzo, abren de las 09:00 a las 17:00 (último pase a las 15:30), excepto Boscoreale, que abre hasta las 18:30 (último pase a las 17:00). Al contrario que pasaba con los museos de los que ya te he hablado, los yacimientos sí cierran el 1 de enero, el 1 de mayo y el 25 de diciembre.

No os vayáis de Nápoles sin visitar los Campos Flégreos, situados en el golfo de Pozzuoli. Es una enorme área volcánica latente de entre unos 12 y 15 km, rodeada por las colinas de Posillipo, de los Camaldoli y de Sanseverino, por los relieves de Quarto, la acrópolis de Cuma y por Monte di Procida. Hay un montón de cráteres que de vez en cuando emanan gases o por les transcurren aguas termales. También podrás ver grandes yacimientos volcánicos como el Tufo Grigio Campano o el Tufo Giallo. Además de varios lagos volcánicos como el Averno o simplemente artificiales como cortafuegos como el de Lucrino, el de Fusaro el Miseno.

Si te sobra tiempo, pásate por el parque arqueológico de Cuma, donde encontrarás la gruta de la Sibila y su templo, por la Solfatara (un cráter particular) y por el castillo de Bayas, que tiene uno de los museos arqueológicos más importantes de Europa. En Bayas, puedes relajarte en las termas o dar un paseo en barca. Para más información sobre esta ciudad, haz clic aquí.

¿Sabes? ¡Los Campos Flégreos no se limitan a la historia y a la mitología! Ofrecen también una experiencia culinaria maravillosa. Los restaurantes de Pozzuoli y Bacoli están especializados en platos a base de pescado, acompañados del vino de la tierra por excelencia: la falanghina de los Campos Flégreos.

¿Tienes pensado ir en verano? ¡Alquila una casa cerca del cabo Miseno! Es una zona balnearia muy frecuentada por los napolitanos, que abarrotan los locales. Algunos de los mejores son Roof n'Sky, situado sobre una plataforma que flota en las aguas de un lago, y el Cycas, un bar próximo.

Las playas del cabo Miseno son larguísimas y se caracterizan por su arena fina, sus aguas cristalinas, su litoral bien cuidado y por unas vistas espectaculares a las magníficas islas de Procida e Ischia, a las que se llega desde Pozzuoli. ¡No te lo pienses dos veces!

A Ischia también se puede llegar desde el puerto de Nápoles. Los trayectos entre la península y las islas son muy demandados en verano, no tanto en invierno. Varias compañías son las que ofrecen transporte: Medmar, Caremar y Alilauro. La travesía desde Pozzuoli dura unos 50 minutos, desde Nápoles casi 1 hora. El precio del billete cuesta entre 9 y 15 € por pasajero; si montas el coche a bordo, unos 50 €. En temporada alta, olvidate de tener una plaza los fines de semana. ¡Reserva con tiempo y no te dejes ningún cabo suelto! No es raro encontrarse con algún turista que se queda en tierra por quedarse sin sitio en el aparcamiento del barco.

¿Qué se puede ver en los alrededores de Nápoles?

Principalmente, las islas: Ischia, Procida y Capri.

Ischia era un destino turístico desconocido hasta que, en 1951, Angelo Rizzoli, editor y productor de cine, atracó con su yate y la dio a conocer al mundo. ¿Cómo? Invitando a las estrellas más importantes del panorama internacional. En ella, construyó un hotel, unos baños termales, un hospital y un campo de fútbol. Gracias a la publicidad que daba en sus revistas, promocionó su hotel en todo el mundo; también convirtió la isla en el escenario perfecto para sus películas, lo que la catapultó a la fama en los años 50 y 60. Ischia se convirtió en el centro de atención del famoseo. Por ella pasaron grandes nombres como Richard Burton, Liz Taylor, Ava Gardner, Charlie Chaplin, los duques de Windsor... Desde entonces, la isla se convirtió en un destino turístico que no conoce la crisis y reclamado en todo el mundo. Su principal atracción son sus termas y sus aguas cristalinas. Los baños termales más populares son los de Poseidón, aunque los de Afrodita, Eden e Tropical, las termas de Castiglione, Bagnitiello y Cavascura no tienen mucho que envidiarles. El precio de la entrada a todos estos lugares cuesta un ojo de la cara, pero su amplia oferta de baños termales lo vale. También cuentan con servicios de belleza y bienestar: masajes, tratamientos de barro, gimnasio, saunas, solárium, restaurantes... Bahía de Sorgeto es impresionante. Para llegar a la cima de la bahía, hay que subir casi 250 escalones, pero una vez que llegues arriba, las vistas hacen que el esfuerzo valga la pena. Del suelo, surgen nacimientos de agua termal que se unen con la del mar, creando piscinas naturales. Podrás elegir si meterte en agua caliente, templada o fría, como en unos baños, pero gratis y durante todo el año. Ten claro que Bahía de Sorgeto atrae a muchísimos turistas, tanto nacionales como internacionales, por lo que ya podrás imaginar lo que eso conlleva: masificación. Yo en tu lugar, iría o muy temprano o muy tarde, pero no en las horas centrales del día. Si lo que buscas se resume en sol y playa, ¡la isla es tu destino perfecto! La playa Chiaia de Forio, un municipio de la isla, es una de las más grandes y mejor acondicionadas; como consecuencia, es una de las más concurridas. ¿Te incomoda la gente? La playa contigua, Cava, es mucho más tranquila y no le falta de nada. Una de las atracciones de la localidad es la iglesia blanca del Socorro, uno de los lugares más bonitos que fotografiar de Ischia. A ver, es pequeña, pero tiene un gran encanto; quizá porque tiene un bello mirador sobre el mar. Fue construida para que los marineros, al verla a lo lejos, supieran que ya estaban en casa. Bahía de San Montano, en la comuna de Lacco Ameno, es otro lugar que te dejará con muy buen sabor de boca. Sus aguas cristalinas y sus bonitos reflejos, su arena fina y dorada... Una de sus mejores playas es la de los Maronti, a la que se accede en barco desde Sant’Angelo o desde la calle superior. Su arena es volcánica, oscura y muy fina; dos nacimientos termales desembocan en el mar, como el de Cavascura. Prueba a darte un baño en las aguas curativas de la Fuente de las Ninfas de Nitrodi. Se trata de una de las pocas aguas termales de Ischia cuya agua es potable. Sirve para todo: ayudan a la diuresis, depuran los riñones, reducen la cantidad de ácido úrico, son buenísimas para la gastroenteritis y las úlceras y tienen un efecto cicatrizante. Y no solo eso: limpian la piel de impurezas. Por la tarde, yo iría a darme una vuelta por Sant’Angelo, uno de los pueblos más modernos de Ischia; lo frecuentan muchísimos famosos y personajes adinerados de la sociedad, por lo que no es lugar para pobres. Solo hay un autobús que te lleva y siempre está lleno de gente. El trayecto es de 1 hora más o menos. Una vez que llegues a destino, aún te quedará 1 km a pie hasta llegar al pueblo. Si no te gusta la idea, puedes pillar un taxi. La postal es la de un típico pueblo del Mediterráneo, de pintorescas casas coloridas o encaladas que se reparten por callejuelas en las que abundan tiendas de souvenirs, heladerías, restaurantes, locales de copas y bares con terraza. Pese a todo, es un pueblo muy tranquilo. Haz una pausa en el camino para degustar los platos de la cocina típica de la zona en algún restaurante. ¿Piensas que el pescado es la base de su gastronomía? ¡Pues te equivocas! De hecho, el plato por excelencia de la isla se elabora a base de carne de conejo, al que llaman "conejo a la Ischitaní". Además, los vegetales como las verduras y las legumbres también desempeñan un gran papel en su cocina. De entre los platos con pescado más populares, están el de boquerones fritos, el de pulpo a la cazuela o en ensalada, el de atún y pez espada a la brasa o el de marisco, protagonista del primer plato. En cuanto a los dulces, los más consumidos son los que se hacen con limón. Cuando te termines el plato, pídete un Rucolino, el licor tradicional de la isla. Como su propio nombre indica, está preparado a base de rucola silvestre. Si quieres llevarte uno a casa, lo venden en las tiendas de souvenirs. ¡Es un regalo ideal! Desde el puerto deportivo, salen botes con dirección a la playa de los Maronti; durante el viaje pasarás por el precioso parque termal Aphrodite Apollon.

En lo que respecta a Procida, ¡también tiene su encanto! Ya a lo lejos, nada más avistar el puerto Marina Grande, verás el colorido de sus casas: amarillas, azules, rojas, naranjas, blancas... Forman un arcoíris que da la bienvenida a los pocos turistas que visitan la isla. La belleza de Procida se resume en: sol, grupos de pescadores, mar de aguas cristalinas, barcas, limones, colinas pueblos atemporales como el de Terra Murata o Corricella... ¿A que no sabías que fue ahí donde se rodó la película "El cartero", con Massimo Troisi y Maria Grazia Cucinotta como protagonistas. Procida es una isla repleta de bahías, abismos y playas, bien de arena fina bien de arena gorda y volcánica, y todas bañadas por un mar de aguas espectacularmente cristalinas. Una vuelta en barca es quizá la mejor forma de ver la isla y cada uno de los rincones que oculta: grutas, calas y recovecos a los que solo se puede acceder por mar. Muchas compañías ofrecen paseos por Ischia, en barcas o incluso en veleros. Los guías os contarán la historia y las tradiciones de la isla; hay previstos altos en el camino desde donde disfrutar de la belleza de la costa; así que no te olvides el bañador, la toalla y la crema solar en casa. En algunos casos, te darán la opción de hacer esnórquel o de pescar. Todas estas excursiones comienzan en el puerto, donde te explicarán detalladamente lo que necesites saber. Procida tiene un museo conocido como "la casa de Graziella". Como su propio nombre indica, el edificio es una casa inspirada en la novela "Graziella", de 1800, del francés Alphonse De Lamartine. Este museo representa el amor del escritor por la isla, recreando el ambiente de aquella época. La visita al museo te ayudará a conocer la verdadera Procida y a descubrir cómo se vivía hasta hace unos años, cuando la isla aún no era conocida. La entrada al museo cuesta unos 2, 50 €, e incluye una visita guiada. Las puertas del edificio abren todos los días, menos los domingos y los lunes por la tarde. En verano, su horario de apertura es de 10:00 a 13:00 y de 15:00 a 17:00, mientras que en invierno solo abre de 10:00 a 13:00.

Capri, la tercera isla, es sinónimo de buenas vacaciones, pero no precisamente baratas. Mi mejor amiga tiene una multipropiedad y suele ir allí de vacaciones. Cuando estaba en el colegio, pasé algunos veranos con ella. Era increíble. Por la mañana íbamos a las playas y por la tarde a la "piazzetta", el corazón de la isla, donde los jóvenes se reúnen para pasar el rato. Desde la plaza se extiende Via Carmerelle, la avenida comercial donde están las tiendas de las marcas internacionales. El las proximidades se encuentra el Centro Caprense Ignazio Cerio, un pequeño museo que custodia 20 000 utensilios arqueológicos y de estilo naturalista de toda la isla. Por otra parte, las playas de Capri son muy rocosas, por lo que no encontrarás grandes extensiones de arena, sino calas pedregosas y muelles desde donde sumergirse. ¡Sus aguas son tan buenas como las de las otras islas! El fondo marino de sus aguas es supertransparente, por lo que se puede ver todo lo que hay en sus profundidades. Puedes elegir entre playas vírgenes o acondicionadas. Al igual que en Procida, la mejor forma de disfrutar al máximo de la isla es haciéndolo en barca. En el puerto Marina Grande hay un montón de compañías que ofrecen estos servicios. Encima, tienes la opción de hacer excursiones de 1 o 2 horas, lo que mejor te venga. La mayoría de las rutas preveen un alto en el camino en las Grotta Azzurra y Grotta Verde, que toman su nombre del reflejo de sus aguas.

¿No te gusta nada de lo que te he propuesto hasta ahora? ¡Pásate por la costa amalfitana o por la costa sorrentina!

Hay 14 localidades en la costa amalfitana, van desde Positano a Vietri. Aunque al tratarse de ciudades de costa, el verano sea la mejor estación para visitarlas, en invierno se respira una atmósfera diferente, donde la magia de los mercados navideños flota en el aire.

¡Amalfi es maravillosa! : su catedral, sus grutas como la de Smeraldo...

Para los amantes del lujo, el mejor lugar donde pasar unas vacaciones es Positano. En ella, hay preciosas casitas incrustadas en la roca que se asoman al mar. La vegetación que rodea las casas hace parecer a la ciudad un pesebre. Ya que estás por la zona, te recomiendo una escapada a Ravello y sus jardines de Villa Rufolo y Villa Cimbrione; Vietri, famosa por su porcelana pintada a mano; y Maiori e Minori, dos pequeñas localidades con magníficas playas.

La costa sorrentina es muy similar a la amalfitana, y se extiende desde Castellammare di Stabia hasta Punta Campanella. La ciudad principal de la zona es, obviamente, Sorrento, el paraíso del arte y la cultura campana. La ciudad surge de una escollera al borde del mar; es un laberinto de calles abarrotadas de tiendas artesanales que venden todo tipo de productos, tiendas de souvenirs y tabernas. A propósito de tabernas y tal, ¡no te vayas sin haber probado el famoso limoncello!

¡Y nada, eso es todo! No te lo pienses mucho y prepara la maleta. ¡Buen viaje y feliz estancia en Nápoles!


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