Exquisiteces napolitanas

Fundada como Parténope y más tarde renombrada Neapolis en la Antigua Grecia, Nápoles está entre las más antiguas y más habitadas ciudades de Europa y del mundo. Fundada en el siglo VIII a. C. Nápoles ha vivido la influencia de los imperios Griego y Romano, la República Partenopea y finalmente sirvió como capital del Reino de las Dos Sicilias. Este rico y diverso pasado ha hecho que Nápoles sea un punto clave del ámbito económico, cultural, político y religioso a lo largo de su historia. Todo esto se ve reflejado actualmente en la ciudad multicultural que es ahora.

Recordada por su bello golfo y decorada por el volcán Vesuvio, Nápoles es la tercera ciudad más grande de Italia y la que tiene un casco histórico más grande de Europa, reconocido como Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO. Este casco antiguo está todavía activo y ofrece una gran variedad de artefactos hechos a mano, comida callejera y funciones callejeras tradicionales.

Debido a la continua ocupación de la ciudad durante 25 siglos y a su papel en el Reino de las Dos Sicilias, el cual duró hasta la Unificación Italiana en el siglo XIX, Nápoles y sus habitantes se alzaron como una distinguida cultura, aun sintiéndose orgullosos de sus influencias mediterráneas, las cuales han dado forma a la ciudad y a sus habitantes a lo largo de los años.

Por este hecho, Nápoles ha demostrado tener una historia muy rica en varios ámbitos, pero hoy vamos a hablar de lo más importante: de la comida. Sin duda alguna, muchos productos tienen origen en Nápoles y sus alrededores, como la mozzarella de búfala, que ha sido premiada con la Denominación de Origen Protegida. La mozzarella de búfala se produce en el norte de Nápoles, y desde hace mucho tiempo mucha gente ha creado maravillosas recetas con este increíble "queso". Puede comerse de diferentes maneras: solo para los puristas, en la pasta o en los ñoquis “alla sorrentina”, frito “in carrozza”, ahumado en “provola”, en ensaladas como la “caprese”, pero sobre todo, en la pizza.

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También nacida en Nápoles, está la famosa Neapolitan Pizza. La primera pizza italiana de verdad está datada del siglo XVII, cuando los cocineros estaban buscando una manera de mejorar el sabor del pan plano. Así, el aceite de oliva, el ajo y otros ingredientes básicos se añadieron al pan plano. En la mitad del siglo XIX es cuando aparecieron las primeras pizzas de verdad con tomate. En 1889, el rey de Italia, Umberto I, y su esposa , la reina Margarita, visitaron Nápoles. Durante su visita, Raffaele Esposito (el mejor pizzero en esos tiempos) les cocino tres pizzas. La que la reina probó llevaba tomates, mozzarella DOP y albahaca, con los tres colores representando la bandera de Italia. Le gustó tanto que esa pizza fue bautizada con su propio nombre.

La pizza Nápolitana también tiene garantía de calidad y de origen, llamada "origen controlado" y "Pizzaiolo". Estos últimos están tan orgullosos de su producto que quieren prohibir imitaciones alrededor del mundo. Se necesita un delicado equilibrio y armonía entre los ingredientes, buena habilidad y pericia para cocinar la pizza perfecta: un horno de piedra casero a 400 ºC, tomates San Marzano de la Región de Campania, harina de tipo 00 y, por supuesto, el cariño y la pasión del pizzero.

Aunque las pizzas a lo largo del globo, especialmente si se dice que son napolitanas, pueden valer 15. 20 euros, incluso 30 euros en algunos sitios, la pizza napolitana es un plato tradicionalmente modesto y que normalmente suele costar de 3. 50 euros a 5 euros (aunque este precio puede llegar hasta los 10 euros o incluso 13 euros en restaurantes de alta gama).

De hecho, una manera muy común de comer pizza es “a portafoglio”, lo que se traduce en "billetera", porque puede comprarse en la calle para llevar y viene doblada para comerse en el momento.

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Aunque es debatible, se dice que la mejor pizzería del mundo está en Caiazzo, a unos 48 km de Nápoles. La pizzería se llama Pepe in Grani, un restaurante que usa los ingredientes más prestigiosos de todo el país, como mozzarella de búfala, olivas, sardinas, jamón, queso Grana Padano, etc. Sin embargo, para poder comer aquí debes reservar con mucha antelación porque normalmente está lleno. Para reservar una mesa ve a su página web: Pepe in Grani

Sin embargo, hay una alternativa muy similar a este restaurante de alta gama llamado 50 Kalò en Mergellina. Desafortunadamente no aceptan reservas, así que tendrás que aparecer allí rezando que haya un sitio libre.

Ya he mencionado el concepto de las pizzas gastronómicas que ha aparecido en estos últimos 10 años, pero las pizzas tradicionales también siguen estando muy buenas, así que uno de los mejores sitios para comer en un restaurante típico Napolitano es el Bellini, que está en Piazza Bellini (era uno de los restaurantes favoritos de la estrella del fútbol Diego Maradona mientras jugaba en el S. S. C Napoli). Este restaurante prepara una pasta increíble con marisco “al cartoccio”, lo que significa que el último paso de preparación se hace en el horno, envolviendo el plato en papel de aluminio para preservar los sabores y aromas. Otro sitio famoso para comer pizzas es la Sorbillo Pizzeria que ofrece una de las mejores pizzas de la ciudad, la que se puede comer en el “Lungomare” (la costa), desde donde podrás disfrutar de una agradable vista de Capri y del Castel Dell’Ovo.

Como has podido imaginar, bendecida con una increíble costa y un golfo, Nápoles también es famosa por su marisco. Una de estas especialidades es in duda alguna el pulpo. Un plato tradicional y clásico es el llamado “Polpo alla Luciana” también conocido como “Moscardini al Sugo”, o a la napolitana: Purpitiell affugat. Esta receta tan simple y deliciosa usa pulpo de Verace, tomates frescos de la zona, pimientos picantes, ajo, perejil y aceite. Te sorprendería lo sabroso que está el plato y es por eso por lo que lo recomiendo encarecidamente si visitas la ciudad.

Otro tipo de marisco muy popular en Nápoles son los mejillones servidos a la “A’mpepata di Cozze”, que son básicamente mejillones con ajo y caldo con pimienta y pan tostado (tostado en la sartén con aceite de oliva, ajo y orégano).

Si buscas una experiencia popular, original y que no sea abrumadora, sugiero visitar la “Trattoria da Nennella”, un restaurante ubicado en el Quartieri Spagnoli (un vecindario muy antiguo del centro de Nápoles, a unos pasos de la Via Dante). La mejor experiencia gastronómica que he tenido jamás fue en este restaurante; recuerdo recomendárselo a unos amigos y que, acto seguido, me mandaran un mensaje diciéndome que para ellos también lo fue. Tendrás que esperar como unos 20 minutos para sentarte en una mesa (nosotros esperamos 40 minutos pero mereció la pena) ya que este restaurante es muy popular.

Una tradición de los napolitanos es explorar los mercados de pescado improvisados que aparecen en las zonas costeras del centro, especialmente en Via Caracciolo. Aquí podrás ver pujas mañaneras donde los pescadores exhiben y manipulan pulpos recién cogidos, haciendo números con ellos mientras que las criaturas intentan escapar de sus recipientes. Recuerdo presenciar estas escenas el verano pasado y, por lo cruel que pueda ser, ver a estos animales recién capturados en frente de ti, también era un poco entretenido.

Ahora, ¿qué entrada de blog sería esta sin hablar de los dulces de la zona? Cada vez que vengo a Nápoles gano como unos 3 kilos porque la comida de aquí es increíble. Si hablara de todos los pasteles napolitanos tradicionales, este blog nunca terminaría, así que vamos a hablar de mis cuatro favoritos.

Sfogliatelle:

Esta pasta tradicional italiana en forma de concha se elabora desde el siglo XVII en un monasterio llamado Santa Rosa, situado en la costa de Amalfi. La cocinera del lugar se dio cuenta de que quedaba un poco de salvado de avena y en lugar de tirarlo le añadió fruta seca, azúcar y licor de limón. Pensando en la manera de acompañar este mejunje azucarado, hizo dos capas de masa pastelera añadiendo manteca y vino blanco, haciendo una cubierta perfecta. Para hacer que la pasta tuviera mejor pinta, le dio una forma bonita. Eso fue solo en el siglo XIX; sin embargo la forma de la sfogliatella fue cambiada a la delicada forma de concha que presenta actualmente. Gracias a Pasquale Pintauro, un pastelero napolitano que obtuvo el secreto de la receta de la Sofgliatella, la forma fue modificada usando también requesón, pasta de almendra y pomelo.

La Sfogliatella tiene dos formas diferentes hoy en día: la Riccia (forma de concha) y la Frolla, la que tiene pasta quebrada. Si vas a Nápoles, todas las patisserie tendrán estas exquisiteces. Ve a Gambrinus, la más famosa de todas ellas, y prueba este dulce. Mi versión favorita es el Riccia pero las dos están de muerte.

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Pastiera:

La pastiera napolitana es otro postre con el que sueño desde que lo probé por primera vez. Bueno, miento. La primera vez que lo probé no me gusto el sabor de las flores (si, es una tarda hecha con agua de azahar) pero la madre de mi pareja los compro de Italia y no podía decir que no me gustaban. Lo probé de nuevo el día siguiente y me encanta este postre desde ese momento. Es bastante adictivo y cada vez que escribo sobre él, me entran ganas de comerme un trozo. Esta delicia napolitana está hecha de pasta quebrada, requesón, limón, agua de azahar y fruta confitada. Cuenta la leyenda que se cocinaba en celebraciones paganas durante la primavera y de hecho es una especialidad en la Pascua.

Struffoli:

Struffoli son pequeñas bolas de masa frita mezcladas con miel. Se dice que estos pequeños dulces fueron originados por los griegos durante la era Parténope. Sin embargo se siguieron produciendo en Nápoles y se dice que las monjas de los monasterios los cocinaban para regalarlos en Navidad a las familias nobles que contribuían con la iglesia. Por esta razón el Struffolo está relacionado con la Navidad.

Babà al Rum:

El Rum babà es un postre de levadura mojado en sirope de ron. . Todo empezó en Polonia, donde unos pasteleros franceses lo inventaron bajo el nombre de babka. Estos mismos pasteleros trajeron el postre hasta Nápoles, donde pasó a llamarse babà Como con la sfogliatella, todas las patisseries de Nápoles venden este producto, así que puedes probarlo si visitas la ciudad.

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