Les Goudes: el fin del mundo

¡Buenos días! Hoy os traigo un post a modo de continuacuón de mi última entrada sobre Marsella. Hoy es el turno de Les Goudes, un barrio de la ciudad donde se encuentra uno de los mejores paisajes de Marsella.

La historia sobre cómo llegué a este lugar es bastante curiosa. Caroline contactó conmigo por Instagram porque vio una de mis fotos en Cassis (otra ciudad de la Costa Azul). Me dijo que le gustaban mis fotos y que le gustaría hacerme una sesión, ya que es fotógrafa y se dedica a ello. La idea me llamó mucho la atención y empecé a ojear su blog, su Instagram y sus fotos me encantaron. Todas tienen colores claros, desprenden mucha tranquilidad… Y lo más importante, tienen una marca personal. No me lo pensé dos veces y le dije que sí, que podíamos quedar. Antes de ir a Les Goudes, quedamos un día en Aix-en-Provence (ella nació allí aunque vive en Marsella) para conocernos un poco, tomamos un café. Me enseñó el sitio al que iríamos y también le ofreció a mi amiga Sandra que viniera. Es un amor.

Llegó el día y Sandra y yo cogimos el autobús para ir a Marsella y Caroline nos recogió en la estación en su 4x4 verde. Recuerdo que el tráfico era una locura, pero como era la primera vez que estaba en Marsella, solamente podía prestar atención al paisaje. Estuvimos como 45 minutos en coche, nos alejamos del centro de la ciudad. Ya no había edificios grandes, sino casitas pequeñas de colores y calles muy estrechas por las que el coche apenas cabía. Donde estábamos parecía un pueblecito pequeño para veranear, al lado de la playa. Era precioso.

El mar, las calas, pequeñas casitas, barcas y una naturaleza muy parecida a la ruta de Les Calanques. Un paisaje donde la piedra blanca era la protagonista y contrastaba perfectamente con el color azul claro del mar. Hacía bastante viento, lo que al principio era un poco molesto, pero las fotos quedaron estupendas gracias a esto. Esta en particular me encanta por las escaleras que forman un caminito que te llevan hasta el mar.

Como podéis ver, la poca vegetación que había es de color verde claro. El día estaba magnífico y las fotos quedaron preciosas. Los marselleses le llaman a este lugar “Bout du Monde”, es decir, “fin del mundo”, porque está al final de Marsella. Son detalles que Caroline nos contó, es lo bueno de visitar lugares con gente local: aprendes datos de interés y descubres los mejores rincones.

Les Goudes también es perfecto para hacer las famosas “randonnées”, que son caminatas duras y largas. Nos cruzamos con algunos mochileros en ciertas ocasiones que iban hacia Cassis.

La verdad es que me encantó el sitio, me hubiese gustado volver porque había calitas donde bañarse era muy apetecible. Puede que el lugar más conocido y turístico de Les Goudes sea la Baie de singes, donde hay restaurantes y también una pequeña playa para descansar haciendo la digestión y después, disfrutar de las aguas cristalinas del Mediterráneo.

Lo mejor para venir a este lugar es tener un coche, sin duda. Tuvimos mucha suerte ya que está un poco lejos como para ir en bus, pero bueno, realmente merece la pena ir. Para mí es de los mejores lugares de Marsella y forzaría para poder visitarlo, aunque eso significase dejar de ver otras atracciones. Sé que algún día volveré.

Después de recorrer Les Goudes de arriba abajo, nos fuimos y nos adentramos un poquito en el centro de Marsella. Fuimos a una cala pequeña, donde había restaurantes (con mucho marisco) cuyas paredes eran blancas, así que para las fotos de Caroline eran perfectas. Allí sacamos más fotos, y aquí os dejo el blog de Caroline con la entrada que ella hizo de ese día. Si controláis un poquillo de francés, podéis leer las sensaciones que ella tuvo ese día, del que hace ya dos años: https://lespetitespoules.com/2016/10/24/guapa-claudia/. Aquí también comimos y charlamos, hacía mucho viento pero el calor era agradable. Hablamos de qué estábamos haciendo allí, de nuestras impresiones sobre la ciudad, de si preferíamos Aix o Marsella (ella dijo que Marsella, pero que para las compras Aix, sin duda) y también sobre los lugares que ella había visitado en España. También nos dijo que sabía un poquito de español.

Al acabar, a Caroline le apeteció hacernos un pequeño tour así que nos llevó hasta Notre-Dame de la Garde, de la que ya os hablé en el post de Marsella, que podéis leer aquí. Allí nos hizo de guía y nos explicó por qué la basílica es tan importante en la ciudad de Marsella. Fuimos hasta arriba en su coche, pero ella nos animó a ir otro día andando. También nos enseñó el barrio donde ella vivía, que nos pareció bastante pintoresco. Allí también nos sacó más fotos, ya las últimas.

Y al acabar, ya estábamos algo cansadas, nos dejó de nuevo en la estación de autobuses para volver a Aix-en-Provence. La verdad es que fue un día estupendo, puede que incluso el mejor de mi Erasmus. Buen tiempo, lugares nuevos, fotografía, gente agradable… ¿Qué más se puede pedir? Desde aquí le doy las gracias a Caroline, sin ella jamás hubiese conocido este lugar. Después de este día, quedamos una vez más, hicimos otra sesión cerca de Aix, el día de mi cumpleaños, en el museo Vasarely. Ese último día prometimos que nos volveríamos a ver, y espero que así sea.

Y hasta aquí el post de hoy. Espero que os haya gustado. Yo creo que las fotos hablan por sí solas así que no creo que necesite extenderme mucho más. Lo bueno y breve, dos veces bueno. ¡Gracias por leerme y nos vemos en la siguiente entrada!

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