Día de playa: mar Mediterráneo

Publicado por flag-es J. B.S. — hace 4 años

Blog: Marruecos para expertos
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Una de las ventajas de estar Tánger, una de las ciudades más al norte de Marruecos, justo en el estrecho, es que podréis de disfrutar tanto del océano Atlántico como del mar Mediterráneo.

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Normalmente el océano Atlántico es más para surfistas debido a sus gran oleaje, llegando a tener olas de más de 2 metros de altura, pero es más peligroso para bañistas, sobre todo para los inexpertos.

El mar Mediterráneo sin embargo, es algo más "dócil" y sus aguas suelen estar tranquilas, quizás a veces con pequeñas aunque persistentes olas debido al viento.

Casi la mayor parte de Marruecos da al océano Atlántico, salvo Tanger, Tetouan y el norte del Rif.

En estas ciudades podréis encontrar un montón de playas, una seguida tras la otra, a lo largo de toda la costa Mediterránea, y algunas de ellas son de las mejores playas en las que he estado nunca. A mi personalmente me gustan más las playas del Mediterráneo para poder nadar tranquilamente, además que el agua es como de color turquesa y da buen rollo, sin embargo las playas del Atlántico son como de color azul oscuro intenso y me recuerda a la película Tiburón.

Ademas, las playas del océano Atlántico, como he mencionado antes, son más para surfistas o para deportes de ese tipo, así que si vais con intención de daros un bañito al Atlantico os recomiendo ir con cuidado para no llevarse sustos, y no confiarse demasiado. En Tánger hay varias playas al rededor de la ciudad, pero no son muy recomendables ya que están sucias debido a la contaminación de la cuidad y de la gente misma que durante años han ido acumulando basura ahí.

Una cosa que creo que he dicho ya varias veces en mis anteriores entradas sobre Marruecos, es que a la gente (perdón por usar el siguiente término) se la suda el medio ambiente. Así de simple. O esa es la sensación que me dan a mi. Desde pequeña siempre he asociado Marruecos con basura porque cada verano que iba era imposible encontrar un lugar donde no hubiera basura o no oliera a basura, y he visitado varias ciudades eh.

Y la verdad que es una pena porque todo el país tiene un potencial enorme, pero la basura lo contamina todo y a veces puede llegar a estropear el viaje. Por suerte, con el paso de los años la cosa ha ido mejorando cada vez más y más, y ahora en Tanger por ejemplo me encanta salir a pasear por la calle, sobre todo en la zona nueva donde han abierto un enorme centro comercial y un mini parque de atracciones con unas cuantas atracciones.

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Sin embargo, a pesar del gran cambio que ha habido en las calles de la ciudad, la mayoría de playas siguen dando el mismo asco que antes. Y es que la gente no se corta a la hora de tirar basura en la arena.

La playa que menos me gusta de Tanger es la playa de la ciudad, la Plage municipale de Tanger. Se llama así porque nada más salir del caso antiguo está la playa, con el puerto de barcos justo al lado.

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No os la recomiendo para nada si lo que queréis es bañaros, más que nada porque el lugar huele mucho a gasolina quemada y siempre hay como una cortina de humo que rodea toda la zona debido al puerto donde hay barcos de todos los tamaños.

Aunque esto lo vi hace unos años, ahora tengo entendido que el puerto lo han privatizado y es exclusivo para los yates del Rey y sus colegas. A pesar de lo sucia que pueda estar el agua, creo que ya han empezado a limpiar la arena y si estáis andando por la ciudad y queréis iros a refrescar un poco los pies, entonces no está mal dar un pequeño paseo por la orilla. Es lo que suelo hacer yo. Después de varias horas andando por la medina y antes de llegar al centro comercial, me paseo por la orilla para mojarme un poco los pies. A ver, he de admitir que este último año ha mejorado bastante, pero ni loca me meto en ese agua, que seguramente tarde décades en limiarse por completo. Esta playa de la ciudad está justo entre medias del océano Atlántico y el mar Mediterráneo, aunque tirando más hacia el océano.

En este post me centraré más sobre las playas del Mediterráneo de Marruecos, y en este otro, Día de playa: océano Atlántico, os diré dónde podéis encontrar alguna de las mejores playas de Marruecos.

Entre Tánger y Tetouan hay una diminuta ciudad que se llama Ksar Sgir, que significa puerto pequeño en árabe, y tiene alguna que otra olaya bastante aceptable sin tener que alejarse demasiado de Tánger.

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Está a unos 25 minutos en taxi o coche de la ciudad (en autobús puede que más), pero merece la pena ir hasta ahí. Una cosa importante, cuanto más os alejéis de la ciudad, más limpias serán las playas y menos gente habrá, por lo que no encontraréis nada que valga realmente la pena a menos de 20 minutos. Una de mis playas favoritas del Ksar Sgir es la playa de Dique. Esta playa es bastante conocida y en el mes de Agosto está llena casi todos los días.

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La arena es bastante fina y blanca, aunque no tan limpia como desearía, pero mucho mejor que la playa de la ciudad en Tánger. La orilla es bastante larga, así que por muy llena que esté seguramente siempre encontraréis un sitio donde ensartar el parasol en la arena. Si sois de los que no van con el parasol y preferís alquilar uno que ya esté puesto, en Marruecos encontraréis cosas mejores que eso.

Normalmente en casi todas las playas, hay como una especie de barracas hechas con palos largos de bambú y hojas de palmera para crear una especie de refugio. El precio de alquilar va por día entero, no por horas, y si no recuerdo mal cuesta unos 50 dirhams, unos 5 euros, aunque depende de la playa y de cuánta gente haya.

También veréis muy a menudo a familias que vienen con sus propios equipos de tiendas de campaña para montar su chiringuito ahí.

Y una de esas familias es la mía.

Hoy por ejemplo hemos ido a la playa con una tienda de campaña bastante grandecita porque éramos 9 personas en total, y nos íbamos a quedar ahí todo el día (unas 8 horas mínimo) así que más nos valía estar cómodos.

El día de hoy por ejemplo, el agua de la playa ha estado un poco movidita, con fuertes olas pero sin mucha corriente que arrastrara hacia dentro o hacia algún lado. En plan, cuando venía una ola, el mar arrastraba un poco, pero tampoco el tipo de arrastre que hace perder el equilibrio y meter a uno hasta el fondo sin darse cuenta.

De todas formas teníamos que ir con cuidado porque del mar jamás hay que fiarse. Hay tres cosas en la vida de las que nunca ha que fiarse: del mar, del fuego, y de las personas. No lo olvidéis, es ley de vida. A pesar de las olas, la verdad que disfrutamos bastante y nos lo pasamos bien. Respecto a la temperatura del agua he de decir que a veces me he encontrado con grandes sorpresas, tanto positivas como negativas.

Unas veces el agua está fría como el hielo y otras está templada, como si fuera un baño para un bebé, y otras poquitas veces está bastante caliente. A mi no me gusta ni lo uno ni lo otro, tiene que ser algo intermedio tirando un poco a frío, porque en Marruecos durante el verano suele hacer bastante calor y no renta para nada ir a la playa a refrescarse y que el agua esté caliente.

Sin embargo, hoy aunque en la ciudad había 30 grados centígrados, cuando hemos llegado a la playa la temperatura bajó a 27 grados centígrados. No es mucha diferencia, pero cuando se está en la playa se nota bastante esa disminución de temperatura. A pesar del cambio de temperatura y el viento que hacía, hoy el agua se ha portado relativamente bien. Al principio cuando nos queríamos meter daba la sensación de que estaba fría pero fue meter el cuerpo entero y ya me acostumbré.

Aun así, al salir del agua se puso a soplar el viento y era un viento frío que me hacía temblar como una hoja. El sol pegaba fuerte, pero no lo suficiente como para contrarrestar el frío del viento. Así que había que elegir entre quedarse metido en el agua o salir a refugiarse en la tienda de campaña. Después de darnos un largo chapuzón nos fuimos a comer unos bocatas que habíamos preparado en casa.

En caso de que no os preparéis algo para comer para ir a la playa, en las playas de Marruecos siempre habrá al menos un chiringuito donde poder comprar un buen tagin de pescado o bocatas de atún con salsa de tomate. Pero no penséis que serán los típicos chiringuitos como en España, porque no. Parecen como pequeñas chabolas hechas con plaquetas de madera contrachapada y hojas de palmera, y la cocina es una simple bombona de gas sobre la que ponen el tagin de barro y cocinan el pescado con las verduras.

Así es como son normalmente los chiringuitos de las playas de Marruecos, pero supongo que en alguna será diferente y se parecerá más a un chiringuito español. Ah una cosa, no venden bebidas alcohólicas, ni en los chiringuitos ni en la playa. Si queréis comprar bebidas alcohólicas, las encontraréis únicamente en grandes supermercados como el Marjane o el Carrefour o sino en clubs y bares nocturnos; pero jamás en comercios pequeños de alimentación o pequeños supermercados, no olvidéis que estáis en un país musulmán después de todo. Otra playa en Ksar Sgir es la playa de Ouadalia, y está guay, más o menos. A esta playa fui a pasar el día ayer y fue porque no conseguíamos dar con la entrada de la playa de Dique.

Digo que estuvo bien más o menos porque como hacía viento, había olas constantemente, pero lo peor fue que esas olas chocaban directamente con la arena justo en la orilla, y debido a eso, el agua que llegaba por las rodillas e incluso hasta la cintura estaba llena de arena porque al romper las olas contra la orilla tan fuerte levantaba la arena del fondo. Y además, al rededor de las 5 de la tarde empezó a llenarse de algas y más mierdecilla natural del mar que era bastante molesto y no me gustaba que me tocara mientras nadaba, así que al final nos acabamos yendo aunque nos quedamos con ganas de más playa. Creo que cuando hace mejor tiempo no levanta arena, sin embargo lo de que aparezcan las algas tan derepente sí que ocurre casi siempre. Es un poco putada porque el agua esaba buena y la arena más que aceptable, pero a veces las algas se hacen super insoportables, aunque supongo que depende un poco de la persona, porque a algunos puede que no les moleste en absoluto.

Otra cosa que no me gustó de esta playa en este día concreto debido al oleaja y a las algas, es que cuando me fui a duchar tenía el pelo lleno de trocitos de alga y de arena. Lo de la arena estoy acostumbrada y es algo inevitable, pero lo de los trocitos de alga jamás me había pasado. Como tengo el pelo largo y también tengo mucho, se me hizo casi imposible conseguir quitar toda la mierdecilla marina que tenía enredada en el pelo (incluso ahora al día siguiente todavía me queda un poco y me huele a mar el pelo y eso que me lo he lavado tres veces). Pero en fin, me lo acabé pasando bien, incluso a pesar de las algas y la arena. Ahora si vamos a la siguiente ciudad después de Ksar Sgir, nos encontramos con una playa que tiene demasiada fama en el norte de Marruecos pero que es literalmente una basura, esa playa es Martil, y está en Tetouan.

Odio con todas mis fuerzas esta playa. La detesto. He ido varias veces a Tetouan y he ido a alguna otra playa que me acabó gustando, pero nunca antes había ido a la playa de Martil hasta el año pasado. Mis tíos y mi prima de Casablanca vinieron a visitarnos a Tanger y decidimos hacer un pequeño viaje a Tetouan para que vieran un poco más el norte de Marruecos. Tetouan está como a 1 hora de distancia en coche, y la ciudad es un poco parecida a Tanger aunque en mi opinión Tanger es mejor ya que el Rey suele ir a veranear ahí y cada año lo están limpiando más y más. Pero lo bueno de Tetouan es que tiene buenas playas, salvo la de Martl.. Mi prima había oído hablar mucho sobre esta playa en particular y se moría de ganas de ir a Martil a nadar (y a ligar ya de paso). Mi padre sin embargo le había dicho varias veces que era una playa muy sucia y muy llena de gente pero al final acabamos yendo.

Mis padres no quisieron bañarse y decidieron ir por ahí a comprar algo de comer, mientras que yo decidí ir con mi prima a bañarse porque hacía muchísimo calor y me estaba derritiendo a cada paso. La orilla estaba llenísima de gente, pero a tope eh, no encontrábamos ni un sitio para dejar la toalla tan siquiera. Pero lo peor no es para nada eso, sino que lo fue el agua y la arena.

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Era de un color verde sucio como el color de los contenedores verdes oscuros, exactamente igual, y además había basura flotando por todas partes. Con basura me refiero a bolsas de plástico, latas de refresco, cigarrillos, trozos de comida, y a saber qué más. Y aun así la gente se bañaba tan alegremente. Y es que lo peor no acaba ahí, sino que hacía tantísimo calor que, contrariando todos mis principios de higiene, decidí entrar al agua porque hacía demasiado calor y temía que me acabara dando una insolación, eso sí el agua no podía tocarme la cara o sino vomitaría. Decidí nadar lo más lejos posible de la orilla por si el agua se aclaraba y dejaba de estar llena de mierda, pero no había manera, por mucho que me alejara y me metía mar adentro la mierda me rodeaba por todas partes y el color seguía siendo el mismo verde contenedor asqueroso.

Sin embargo, mi prima parecía estar disfrutando bastante e incluso le echó el ojo a un par de tíos que nadaban cerca de nosotras y se puso a ligar con ellos como si nada. Yo al final me acabé saliendo porque estuve a punto de vomitar cuando una pequeña ola me cubrió casi la mitad de la cara. Mientras salía del agua lo más rápido que puede vi como mi prima se bañaba como si fuera el agua más pura del mundo e incluso se puso a bucear. Fue ahí cuando no di a más y me puse a potar en la orilla. No penséis que soy una quisquillosa y una pija (bueno a veces sí), pero esta vez os juro que el agua estaba repugnante y había sobre pasado mi límite. Cuando mi padre vino a buscarnos y me vio potando no se podía creer que me hubiera bañado en esas aguas porque ni él habría sido capaz.

Después de vomitar a mis anchas sin que nadie se inmutara en preguntarme qué me pasaba o hacia donde iba el vomito, nos fuimos a comer. Yo no comí nada porque me sentía super sucia y me daba asco a mi misma, además la sola idea de pensar que tenía que esperar más de una hora hasta llegar a casa y ducharme, hacía que me sintiera más nauseabunda. Así que si vais a Tetouan, de verdad, no vayáis a a la playa de Martil, porque os arrepentiréis un montón y al igual más de uno acabará vomitando como yo. Si queréis podéis visitar la zona de Martil porque, a pesar de que la playa sea una basura, es un lugar con bastante encanto y llena de casas muy chulas que normalmente son para alquilar durante el verano.

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Muchas veces hay familias que compran casas al lado de la playa y las alquilan durante el verano y ellos se van a otra ciudad o país a veranear y luego el resto del año viven ahí. Los precios de alquiler son casi siempre elevados, y a veces incluso demasiado caro para lo que ofrecen. Esa es otra cosa que no me gusta nada, que se aprovechan de tener una buena ubicación justo al lado de la playa y estar en una ciudad bastante conocida e inflan los precios del alquiler porque sí, y los apartamentos en realidad son una basura. Son pequeños, con los sofás llenos de paja, las paredes manchadas que llevan años sin pintar, cucarachas en los armarios de la cocina y las duchas sin agua caliente, y todo eso cuesta casi 300 dirhams la noche, unos 30 euros. Pensaréis que es poco, pero en Marruecos es una burrada, porque un antro como ese debería costar 300 dirhams una semana entera. Otra playa en el límite de Tánger con Tetouan que me gusta muchísimo es la playa de Dalia.

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Es otra playa que ha ido cogiendo bastante fama con el paso de los años, pero no porque vayan muchos turistas, sino porque de verdad es una buena playa. La arena es super blanca y fina, y siempre está caliente. La última vez que fui no había casi nada de basura así que creo que es porque han ido concienciando a la gente para que sea limpia y no una cochina tirando la basura. El agua, todas las veces que he ido, estaba de maravilla, super cristalina y la temperatura era perfecta, como a mi me gusta, lo suficientemente fría como para refrescarse pero sin llegar a ser demasiado fría para no tener ganas de bañarse. Además que no hay rocas en el fondo del mar ni tampoco algas, pero a veces, desgraciadamente encontraréis pequeñas medusas.

Yo no sé por qué tengo como una especie de imán para las medusas y también para las abejas y siempre que hay alguna merodeando al rededor de mi me acaban picando aunque no haga absolutamente nada. Hubo una vez que en las orillas de la playa de Dalia se llenó de medusas y era imposible entrar al agua. Al final todo el mundo acabó yéndose a casa porque hacía mucho calor pero no podíamos bañarnos. Sin embargo, siempre había algún atrevido sin sesos en la cabeza que se metía al agua para demostrar los huevos que tenía, pero luego esos huevos acababan electrocutados por las picaduras de medusa y más de uno tuvo que ser atendido por los de las ambulancia. Por suerte, eso de las medusas everywhere pasó sólo una vez, pero lo de que hay alguna medusa en el mar sí que ha pasado varias veces y normalmente es cuando empieza casi a atardecer, así que lo mejor que podéis hacer es ir bien temprano y así disfrutar de la playa hasta que vengan las medusas. Y por último, mi playa favorita de todos los tiempos, la playa de Oued lau.

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Esta magnífica playa se encuentra en Tetouan, pero le pueblo se llama igual que la playa, Oued Lau. Es un pueblo pequeñito pesquero muy al este de Marruecos, que es lo que hace que tenga tanto encanto. Todas las playas de la zona son una maravilla. Las aguas casi siempre están tranquilas, y incluso parece que son aguas dulces, no tan saladas como en las playas del oeste. Este lugar está muy al este del país, y se necesita de varias horas conduciendo hasta llegar ahí, unas 3 horas diría yo. Pero merece más que la pena. El único punto negativo que le pondría a esta playa sería la arena. Es de color casi negra y no es tan fina como el resto, sino que es más bien pequeñas piedras y conchas, pero depende un poco también a qué playa se vaya, porque si os alejáis de Oued Lau pueblo, a unos diez minutos en coche, podréis encontrar otra playa igual de tranquila pero con una arena más fina y blanca.

Pero si recomiendo ir a Oued Lau es porque es la única playa de la zona que cuenta con socorrista, porque a pesar de ser una zona con aguas tranquilas, nunca se sabe, y es mejor estar un poco seguros. A pesar de ser una playa muy conocida entre casi toda la población marroquí tanto del norte como del sur, no suele ir mucho gente (supongo que porque está bastante lejos, y lo agradezco). Una vez con mis hermanas y mis padres fuimos a esta playa y nos encantó tanto que decidimos quedarnos esa noche para que al día siguiente pudiéramos disfrutar todo el día de la playa, en vez de volver a Tánger y luego volver a Oued Lau porque sería un gasto innecesario de gasolina y de tiempo. Lo malo es que cuando nos pusimos a buscar alojamiento por los alrededores no había absolutamente nada libre.

Nuestra primera intención era alquilar alguna habitación a primera línea de la playa, para cuando nos despertásemos poder ver el mar desde la distancia, pero al ver qué todo estaba ya alquilado, nos metimos más dentro del pueblo para ver si había suerte, pero nada. En esos momentos estábamos dispuestos a alquilar a cualquier precio, sin embargo era misión imposible encontrar alguna habitación libre, así que se me ocurrió la genial idea de dormir en la playa. Teníamos varias toallas e incluso sábanas, y para las almohadas podríamos poner arena debajo de la toalla. Fue una idea genial. Mi madre no quería y decía que era mala idea porque alguien podría venir y hacernos algo, pero mi padre le gustó también mi idea y decidimos ir a la orilla, mientras que mi madre prefirió quedarse durmiendo en el coche. Una vez en la orilla nos pusimos a buscar un sitio donde dormir hasta que dimos con un parasol gigante hecho de paja oscura que estaba medio tirado y que nos serviría como refugio contra el pequeño viento que se había levantado durante la noche. El parasol era el típico que suele haber en las piscinas, esos grandes de color marrón hechos con palos. Lo mejor de todo es que había un vigilante nocturno que se dedicaba a pasear a lo largo de la playa para ver si la gente robaba los parasoles o se bañaban durante la noche.

En un principio el señor no quería dejarnos dormir ahí, pero cuando mi padre le explicó que todos los sitios en el pueblo estaban ocupados y que no habíamos sido capaces de encontrar absolutamente nada, al final nos permitió quedarnos esa noche. Nos pusimos justo en la orilla, el mar estaba a escaso metros de nuestros pies y la brisa era suave y olía a verano. Esa noche fue una de las mejores experiencias de mi vida. Durante la noche vimos un montón de estrellas fugaces, pero en plan una detrás de otra y se veían muy claramente. Además el cielo estaba totalmente despejado y como las luces del pequeño pueblo estaban apagadas, las estrellas se veían a la perfección. Fue todo un espectáculo y además dormimos genial.

Sin duda alguna pienso repetir (espero este año), pero esta vez me llevaré un saco de dormir y mantas porque he de admitir que pasé un poco de frío.


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