Quinta parada: Malta

¡Muy buenas tardes a todos! Tras estar visitando las ciudades de Kusadasi y Éfeso en Turquía, el crucero dio la vuelta y puso rumbo dirección Malta, un archipiélago en pleno Mediterráneo que me robó el corazón, ya que este pequeño país no solo tiene playas increíbles o islas de ensueño, sino que también posee muchísimo valor histórico y cultural que desconocía completamente. En este post, os cuento qué hicimos y lo que visitamos mi familia y yo durante nuestro día por Malta.

Itinerario

Como cada mañana de la semana y media que duró nuestro crucero, comenzamos el día madrugando y desayunando pronto para poder aprovechar cada minuto de la jornada y así visitar lo máximo que pudiéramos. Aun así, tratándose de Malta, fue prácticamente imposible ver todos los monumentos o lugares turísticos que este archipiélago tiene para ofrecer, ya que contábamos con solo un día, y tuvimos que seleccionar qué nos parecía más importante visitar.

Una vez el barco había atracado en el puerto de La Valeta, la capital de Malta, nos bajamos y andamos unos diez minutos hacia la terminal de autobuses, que es el punto de comienzo de la ciudad desde el puerto. Desde aquí, cogimos un autobús turístico hop on hop off, ya que en varias guías nos habían recomendado coger este tipo de buses para visitar Malta, puesto que tiene varias rutas y tú puedes coger la que quieras, dependiendo de los sitios que prefieras visitar. Algo que de primeras nos impactó ya que no teníamos ni idea, fue que en Malta, al igual que en el Reino Unido, conducen por la izquierda, así que imaginaros nuestra sorpresa cuando el conductor del bus giró en una rotonda hacia la izquierda, ¡una anécdota que quería compartir con vosotros!

Nosotros nos montamos en el autobús con dirección hacia Mdina, una ciudad amurallada ubicada en el centro de Malta, que guarda siglos de historia. Antes de comenzar este viaje, mi padre y yo ya conocíamos esta ciudad, puesto que dentro de sus murallas se grabaron varias escenas de la famosa serie “Juego de Tronos”, así que estábamos deseando descubrir Mdina, apodada La Ciudad del Silencio, algo que nos llamó muchísimo la atención ya que el ruido es mínimo.

Quinta parada: Malta

En mi opinión, visitar Mdina debería ser un imprescindible si venís de viaje a Malta, ya que es un lugar único y tiene un encanto impresionante. Dentro de esta ciudad medieval, hay varios puntos de interés que merecen la pena ver, como la Catedral de San Pablo, el Palacio Falson, las catacumbas de San Pablo, el convento de las Carmelitas o el Palacio de Vilhena, ¡unos monumentos imperdibles de Mdina!

Quinta parada: Malta

Catedral de San Pablo

Desgraciadamente, no pudimos entrar a ninguno de ellos, ya que íbamos muy escasos de tiempo y no pudimos detenernos mucho, pero seguro que son igual de espectaculares por dentro como lo son por fuera. Sin embargo, lo que más disfruté visitando Mdina, fue caminar por sus calles, admirar sus casas pintadas en tono pastel, y perdiéndome por esta ciudad llena de misterio e historia.

Quinta parada: Malta

Tras pasar casi la mitad de la mañana descubriendo Mdina, nos montamos en el autobús para pasar el resto de la mañana visitando Malta desde una vista panorámica en la terraza del bus, admirando la ciudad y algunas de las playas de esta isla, como Golden Bay o Saint George’s Bay, mientras escuchábamos la historia de Malta o algunas de sus curiosidades con las audioguías que ofrecen estos autobuses turísticos.

Quinta parada: Malta

Sobre las dos de la tarde, volvimos al crucero para almorzar y resguardarnos un rato del sol, y tras haber repuesto fuerzas, proseguimos visitando la isla. Nuestra tarde la dedicamos a ver el centro de La Valeta, que no me pudo parecer más bonito, gracias a sus casas y edificios de colores, las calles en cuesta, o la animada vida que se respiraba en las avenidas, llenas de bares y gente.

Quinta parada: Malta

Empezamos nuestra ruta desde la Fuente del Tritón, que abre las puertas de la ciudad. Luego, estuvimos caminando por la calle República, la avenida peatonal principal de la Valeta, y luego entramos en algunos edificios religiosos, como la Iglesia de Santa Bárbara, la Catedral de San Pablo y la Catedral de San Juan para ver su interior, el cual me impresionó bastante el de esta última. Después, nos recorrimos toda la Valeta andando, ya que es la mejor manera de descubrir este lugar, hasta que llegamos al Fuerte de San Telmo, el último sitio que visitamos antes de volver al barco.

Quinta parada: Malta

Fuerte de San Telmo

Obviamente, nos quedaron muchísimos lugares de interés que ver en Malta, como la pequeña localidad de Rabat, el Fuerte de San Ángel, y sobre todo, las islas paradisiacas de Gozo y Comino, que según dicen son alucinantes. No veo la hora de volver a Malta y tener la oportunidad de descubrirla a fondo, ya que en un día no da tiempo a disfrutar de todos los atractivos turísticos de este archipiélago.

Ya se estaba haciendo de noche cuando íbamos de vuelta al barco, que zarpaba de madrugada para dirigirse hacia su próxima parada, ¡Sicilia! de la cual os hablaré más adelante en la siguiente publicación de este blog. ¡Gracias a todos por leerme!


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