Malaga, la costa del sol

Salvo en verano, donde el calor y la humedad pegada al cuerpo son insoportables, visitar Málaga en cualquier otra época del año es una buenísima opción.

Siempre he sido de los que piensan que una ciudad con mar gana el triple, pero Málaga no es una ciudad con mar cualquiera.

He estado tres veces en Málaga, siendo esta última la más completa de todas.
El primer día paseamos por el puerto, mi zona preferida de Málaga sin duda. Y es que el Muelle Uno tiene una elegancia y un aire singular. Aquí encontrarás tiendas de todo tipo, food-trucks, restaurantes con terraza y actividades de ocio, como los barcos turísticos que se cogen allí para ver toda la bahía de Málaga.

Al final de muelle está La Farola, el faro de Málaga que tiene nombre femenino y que es un auténtico icono de la cuidad. Girando a la izquierda desde el faro está la plata de la Malagueta, con sus iconoclasta letras anunciando la playa donde poder sacarse una foto. Por esta zona también hay muchos chiringuitos y restaurantes de comida rápida.

Volviendo de la Malagueta para el centro, cruzaremos todo un paseo peatonal lleno de árboles tropicales y de la selva, La Alameda, que nos llevará hasta el centro histórico. Desde aquí tienes una panorámica preciosa de La Alcazaba y del castillo de Gibralfaro. Pasarás por el Ayuntamiento de Málaga, un edificio muy bonito con la fachada amarilla, y por el AC Málaga Palacio, que tiene en su azotea una terraza espectacular cocinas vistazas del puerto donde tomarse una copa o un café a cualquier hora.

La siguiente calle a la del hotel es Marqués de Larios, simplemente la calle Larios para los malagueños y la calle comercial por excelencia de la ciudad. La calle llega hasta la Plaza de la Constitución. Una vez en el centro histórico tendrás que visitar la Plaza de la Merced, con un montón de restaurantes y terrazas muy recomendables para comer, y la Catedral. En Málaga a la catedral le falta una de las dos torres, que se quedó a mitad de construcción, por eso adoptó el nombre de "La Manquita". Es preciosa por dentro y por fuera.

Muy cerca de la Catedral está la iglesia de San Agustín, una de mis favoritas. Seguramente pases por delante de ella para llegar al Museo de Picasso. Si lo haces, no te olvides de parar en una tetería chulisima justo en frente del patio de la Iglesia de San Agustín, donde degustar un té con dulces árabes o fumarte una cachimba en su agradable terraza.

Una visita a Málaga no puede obviar al famosísimo pintor al que la ciudad dio vida. Es un museo muy barato, cuesta 5€ para los jóvenes y es gratis para los menores de 16 años. Tiene una grandísima parte de su obra, donada por la familia, y el museo esta ordenado cronológicamente por salas, para captar bien la evolución del artista y además esta perfectamente explicado con una audioguía en varios idiomas que va incluida en el precio. A nosotros nos encantó.

Las últimas visitas que recomiendo fervientemente hacer son la de la Alcazaba, junto con el majestuoso Teatro Romano que está justo debajo, y el mirador del Castillo de Gibralfaro. La subida es un poco fuerte y muy cuesta arriba, pero las vistas merecen muchísimo la pena.