La paz y la magia de Málaga. Seis meses de Erasmus que me han cambiado.
Llegué a Málaga el 8 de septiembre de 2014. Tenía por delante seis meses de Erasmus y puedo decir que hoy soy una persona más consciente de muchas cosas, de mi mismo, de mi crecimiento como estudiante europeo y como persona. Solo conocía Málaga por alguna que otra historia que me había contado una chica de mi pueblo, aunque me enamoré enseguida.
Encontré casa cerca de una de las plazas principales: la Plaza de la Merced. Esta plaza se caracteriza por tener un obelisco que se construyó en honor del general liberal José María de Torrijos y de sus compañeros, quiénes murieron fusilados en 1831 en la playa de San Andrés. Hoy en día es un punto de referencia para turistas, jóvenes y a veces, vagabundos.
Enseguida entendí el gran poder encantador de Málaga. Es una ciudad soleada, con un óptimo clima durante todo el año (pensad que de media, solo llueven 40 días al año) y que vive del turismo. En sus historias, sin embargo, se relata pobreza y tradición.
La cháchara de la gente y el sonido de las guitarras de los artistas callejeros me acompañaban en los momentos de relax que pasaba en mi terraza... me infundía una paz inmensa: podía ver a todo el mundo pero nadie podía verme a mí.
Un símbolo de esta plaza es el Cantinero de Cuba. Hay muchas leyendas en torno a este personaje, un hombre que canta en los bares de la ciudad, con voz estridente y el frenesí de los artistas en la mirada.
En Italia se dice que basta con añadir una "s" para hablar español; en Andalucía por el contrario se quita la "s" del final de las palabras, hay palabras nuevas y únicas. Me supuso un problema al principio, pero me gustó y despertó mi curiosidad, así que ahora sé hablar de manera fluida tanto castellano como malagueño.
Andalucía es la España verdadera: la acogedora, la de las sonrisas, el sol, el pescado, la de los desayunos salados españoles, los churros por pocos euros, la del flamenco, las tapas y las cañas (cervezas)... todo muy económico.
Tenía el honor de vivir junto a la casa natal de Pablo Picasso. Pronto me di cuenta de que los habitantes de Málaga daban mucha más relevancia a la estatua que hay en medio de la plaza y al hecho de que el pintor naciese en su ciudad que a la importancia que el pintor en sí le dio a Málaga a lo largo de su vida y de su carrera artística.
Me sumergí en aquellas calles que de la Plaza de la Merced que llevaban a la catedral (se le llama "la Manquita" ya que una torre es más corta que la otra), al museo de Picasso (el pintor vivió aquí los primeros 10 años de su vida), a la Malagueta (una de las playas principales que tiene la inscripción en piedra de “Malagueta”), el Soho (barrio con obras modernas y murales), al Pimpi (local típico donde se vende vino dulce.
Málaga es las puestas de sol con cien tonalidades diferentes de rojo desde el Mirador bajo el Gibralfaro (castillo árabe), es la fascinante arquitectura del Teatro Romano y de la Alcazaba árabe, es la arena amarillenta de la plaza de toros, el agua fría del mar con corrientes del Atlántico y de África.
Málaga también es moderna, es ciudad de conciertos, artistas, obras de arte en el centro Pompidou, salir a correr hasta el puerto, parándose en la Farola, e ir en bici por el paseo marítimo, es hacer shopping en la calle Larios
Málaga es estudiar en la Universidad de Teatinos o del Ejido, es hacer cola a las siete de la mañana para coger sitio en la sala de estudio, es fiestas para estudiantes y cantos de la Tuna (grupo de estudiantes de Medicina).
Málaga es blanquiazul en el fútbol (estadio La Rosaleda) y verde en el baloncesto (Unicaja).
Málaga es discotecas, locales para beber con amigos, conciertos de música electrónica, fiestas para erasmus: Teatro, Sala Caramelo, Sala Gold, Tolouse, Sala Wenge, Bigoterapia, Las Tortugas, Onda, Liceo, Urbano.
Málaga es los platos deliciosos de La Maison de Cervantes, los económicos y las degustaciones de jamón serrano y de boquerones de las playas, de los pueblecitos vecinos, del balneario y del Palo, es las tapas económicas de Raff.
Málaga es un contraste entre riqueza y pobreza, entre el intento de exprimir la modernidad y destacar la originalidad de las tradiciones, entre el mar y las luces artificiales que te dejan sin palabras…
Málaga es una oportunidad única, es magia sólida, que tiene que vivirse hasta el último segundo y espero que los afortunados, visitantes por un día o para toda la vida, puedan apreciarla tanto como la he apreciado yo.
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