Lo más difícil de irse es volver
El irte de intercambio definitivamente no empieza cuando llegas al nuevo país, sino muchísimos meses antes. Es justo en ese momento en el que llenas los formularios para aplicar a las universidades cuando comienza a romperse un poquito tu corazón al pensar en todos los cambios que vas a pasar. Estamos muy acostumbrados a estar en nuestra zona de confort que irte de intercambio no es sólo salirse un poquito, sino varios metros de esa zona que nos hace estar muy cómodos, de esa rutina que ya nos sabemos hasta con los ojos cerrados y que no tendríamos problemas en seguir.
Es lamentable y muy afortunado al mismo tiempo que la vida no sea estática. Hay ciclos en todo, sube y bajas en la vida y el irte de intercambio es llenarte de emociones tal cual en una montaña rusa. Una cosa que me dijeron antes de irme es que me iban a extrañar mucho a lo que respondí “claro que sí, va a ser un año que va a pasar eterno” pero fue mucha mi sorpresa cuando me dijeron “no entiendes, vas a regresar y nunca volverás a ser la misma” yo sabía que eso podía ser cierto, pero bien dice el refrán de que “nadie aprende en cabeza ajena”, es decir que nadie sabe lo que el otro quiere decir hasta que lo vive en carne propia y fue así como me pasó.
Las relaciones
Hay muchas cosas muy difíciles y dolorosas en el proceso de intercambio. Si tienes novio/novia o pareja en general, está el miedo intermitente de “¡qué va a pasar con nosotros? ” y el de “¿podremos superar la distancia? ”. Hay algunas relaciones que toleran estar mucho tiempo separados, pero también hay otras que no aguantan o se dan cuenta de que quieren cosas diferentes. Al inicio puede ser complicado entenderlo, pero también para eso sirve estar lejos, para valorar lo que ya tienes o darte cuenta de que quieres algo diferente. Sea cual sea tu decisión, déjame decirte que todo siempre cambia para bien. Una amiga muy cercana tenía una relación de dos años y medio, desafortunadamente a tan sólo dos meses de estar a distancia terminaron.
Mi amiga estaba devastada, pero buscó el lado bueno, decidió ir desde Valencia a Madrid para conocer y no pasarla llorando. Hizo planes y se enfocó en conocer gente nueva, hizo muchas amigas y amigos, ahora tiene su corazón en diferentes partes del mundo. El tiempo hizo surgir una linda relación con uno de sus mejores amigos chilenos, que por supuesto, había conocido en el intercambio. Ahora el viene a México a verla y ella va a Canadá a visitarlo. También dice algo bueno el hecho de que logren aguantar tanto tiempo separados, esa es una prueba de las difíciles.
La familia
Una de las cosas que más difíciles de soportar cuando te vas a otro país es estar sin esos seres que te llevaron al aeropuerto y que sin lugar a dudas estarán esperándote en la puerta del mismo cuando vuelvas. Los amigos van y vienen, también lo hacen las relaciones, pero una de las cosas más difíciles de estar lejos es estar sin tu familia, sobre todo sin tus padres o hermanos. Son cosas realmente pequeñas las que hacen que los extrañes, pero hacen toda la diferencia del mundo. Cuando te enfermes, extrañarás el té con miles de menjurjes extraños que te hacía tu madre. Cuando se te queme tu primera comida o cuando estés harta de comer pizza todos los días, te darás cuenta que es difícil crecer. Cuando tengas que hacer trámites tu sola y no sepas qué hacer, querrás huir a tu casa para llamar a tu mamá y llorar porque sería más fácil hacer todas estas cosas con su ayuda. La verdad es que todo es crisis y lágrimas en las primeras dos semanas, a veces cuesta trabajo acostumbrarte a ser “un poco más adulto”. Al inicio las videollamadas por Skype van a ser tu pan de cada día, pero poco a poco vas a ir dejándolo hasta que te empiecen a reclamar que ya no les hablas tanto como antes, pero no te preocupes porque es un proceso natural. Después del mes ya te sabrás los papeles que hay que llevar a migración de la misma manera que te sabes tu nombre, aprenderás que la pizza no es la única comida que puedes cocinar. Lo más bonito es que adquirirás nuevos hermanos y hermanas disfrazados de amigos que te llevarán ese “té” cuando más enfermo estés, que te comprarán globos inflados en tu cumpleaños, que un día cocinarán para ti y que te darán ese abrazo sincero que tanto necesitabas, porque lo que más tiempo me tardé en conseguir en mi intercambio fue un abrazo sincero. Al regresar no sólo tendrás a tu familia incondicional de siempre, sino una nueva familia extendida de todas las nacionalidades (¡ah! Y hospedaje gratis en muchas partes del mundo. )
Los amigos
Parte de nuestra zona de confort la forman nuestros amigos. Todos tenemos un típico amigo que cuando llega a nuestra casa parece como un hermano, ya sabe dónde está la lecha y llega y se sirve como en su casa. Sin embargo, ese amigo tiene una casa, una madre que lo llamará histérica si no regresa temprano y una novia celosa que quiere saber dónde está todo el tiempo; los amigos del intercambio no tendrán nada de eso, no tendrán padres, no tendrán parejas (algunos) y necesitarán de tu compañía. No irán a tu casa unas horas al día, serán amigos que duerman contigo muchos días, que te acompañen en navidad para no hacerla tan solitaria y serán amigos con los que recibirás el año nuevo. Ese lazo no fue creado en muchísimo tiempo como los amigos del país de dónde vienes, pero el lazo será igual de fuerte. Yo sigo en contacto con muchos de ellos, todos nosotros extrañamos estar juntos y esperamos volvernos a ver pronto.
(Viaje inolvidable a Salamanca. En el viaje en el que me subí sola y regresé con una familia. Octubre, 2015)
Los viajes
Anteriormente los viajes al extranjero están organizados por tus padres mayormente, no tienes que preocuparte por pagar nada, ya sabrás que dormirás en un hotel y que sólo debes de seguirlos a donde vayan porque “ellos ya tienen todo controlado”. Sin embargo, con el intercambio será difícil la primera vez que compres un vuelo low cost con el temor de que el avión se caiga. No sabes cómo es el aeropuerto a dónde vas, no sabes bien el idioma que hablan y mucho menos sabes cómo va a ser tu itinerario, pero serás un máster al final del intercambio y te darás cuenta que viajar será tu nuevo hobbie favorito. Muchos de los viajes los organiza la universidad y hasta el tipo con la autoestima más alta del mundo va a tener miedo de que nadie quiera sentarse con él en el camión de viaje. Cuando íbamos a Salamanca no conocía a nadie en el viaje, al regresar ya tenía cinco mejores amigas con las que nos frecuentábamos seguido y que asistieron a mi primer cumpleaños lejos de casa, y eso que déjenme decirles que no soy la chica más extrovertida del mundo.
Yo logré armar un viaje para mi madre, mi prima, una amiga y yo a través de cinco ciudades y cuatro países por sólo 500 euros por persona y incluyendo absolutamente todo (transporte, alimentos, hospedaje, entradas a museos y hasta regalos. ) Si quieres saber más de cómo lo hice no dudes en buscar en mi blog las entradas que hice sobre Londres, París, Dublín, Bremen y Berlín, que fueron las ciudades que visitamos. Después de un tiempo viajar ya no va intimidar, es más, cada peso que ganes va a contribuir para que sigas planeando tus futuros viajes porque el conocer, superarse y aprender de otras culturas va a terminaer convirtiéndose en una necesidad para ti.
(Festejo del día de la independencia de México en Madrid. Septiembre, 2015)
La comida
Yo soy orgullosamente mexicana y debo de admitir de una de las cosas más difíciles para mí fue la cuestión de la comida. No es por presumir, pero la comida mexicana es la más rica que he probado en todo el mundo y conseguir un lugar donde puedan igualar la sazón es una de las cosas más difíciles. Te darás cuenta que muchos lugares de “comida mexicana” tienen el concepto erróneo, te emocionarás cuando veas algún restaurante llamado “El mariachi” y te enojarás cuando veas que su concepto de “tacos” incluye pico de gallo y crema (una abominación total) . Saltarás de restaurante en restaurante hasta encontrar uno que iguala el sabor, pero eso sí, satisfacer tus caprichos no será nada barato. Debido a lo anterior te darás cuenta de que los famosos kebabs van a ser tus mejores amigos por ahora, el trompo de carne te resultará familiar y por un segundo tu estómago se sentirá agradecido. No creo que necesites ser mexicano para que pases por una situación familiar, ya que no hay comida típica de nuestro país que sea totalmente como la esperamos.
Vas a aprender a cocinar y mucho, si es que no te gusta (como a mí) le agarrarás el gusto cuando tus nuevos amigos extranjeros te pregunten que a qué sabe la comida mexicana y que quisieran probarla. Será en ese momento cuando de corazón busques recetas para satisfacer sus deseos. Así mismo ellos te van a satisfacer con comida que nunca te imaginaste que existía y mucho menos que te gustaría.
En un inicio te sentirás perdida en el supermercado al no conocer muchas de las frutas o alimentos que hay, con miedo vas a ir atreverte a probar poco a poco nuevos alimentos y al final de darás cuenta que no sabes cómo fue que pudiste vivir sin ellos tanto tiempo. En mi caso, aún extraño las tapas, el tinto de verano y las napolitanas con chocolate que encontraba en cada esquina y que aquí no encuentro, aunque busque hasta por debajo de las piedras.
Pero lo más difícil de todo es volver
Cuando te subes al avión de regreso recuerdas las lágrimas que rodaban por tu mejilla cuando venías de camino, con muchas expectativas, miedos y con el corazón roto por extrañar a tu familia. Cuando regresas no sabes cómo le vas a hacer para vivir sabiendo que tardarás años en reencontrarte con tus nuevos amigos que fueron tu familia durante tanto tiempo. No cabe duda que se derraman más lágrimas al volver que cuando te estabas yendo. Todo tendrá sentido para ti, te darás cuenta de lo afortunada que eres y que la mejor medicina para cualquier cosa es viajar. Estarás increíblemente feliz de ver a tu familia y encontrarte con tus viejos amigos, estarás satisfecho cuando vuelvas a probar la comida que tanto habías extrañado. Sin embargo, hay algo que nadie te dice, pasarán días y meses y todavía sentirás que no has regresado por completo, porque la verdad es que jamás vuelves, porque no vuelve a su país la misma persona que se fue.
(Parque del Buen Retiro, Madrid. Diciembre, 2015)
Sentirás que ya no encajas, que tus amigos son un poco diferentes, que tu madre o tu padre también lo son, pero la verdad es que el que ahora ve el mundo diferente eres tú. Muchos de nosotros todavía escuchamos el eco de las fiestas, de las carcajadas, recordamos las fiestas en el “party bus” como si hubieran sido ayer y muchos de nosotros hasta tenemos que ir a un psicólogo para darnos cuenta que ya regresamos, que ya no estamos de intercambio. Después de algunos meses de tristeza comenzamos a levantarnos, a trabajar, pero con un objetivo en mente: necesito hacerlo todo para volver allá.
El intercambio es una experiencia que cualquier persona debería de tener, es una de las experiencias más difíciles y más enriquecedoras de nuestra vida, una de esas experiencias de “ahora o nunca” porque no trabajamos y no tenemos hijos, porque a los estudiantes muchas cosas les salen gratis o muy baratas. En el camino vamos aprendiendo de todo, vamos superando todos nuestros miedos, pero hay una cosa en la que todos coincidimos: lo único que no aprendimos fue a cómo regresar.
(Churrería San Ginés, Madrid. Agosto, 2015)
Este texto va dedicado a todos aquellos que se llevaron un pedacito de mi corazón, para aquellos que sueñan constantemente que siguen allá, dedicado a mi familia y dedicado a Madrid, la ciudad que me vio crecer de una manera en la que no podría haber crecido en mi propio país.
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