23/11/2012: sistema de bicicletas compartidas Vélo’v, Lyon y el barrio de Confluence

Sistema de bicicletas compartidas Vélo’v, Lyon y el barrio de La Confluence

Viernes 23 de noviembre de 2012

Estaba muy ocupada el fin de semana porque vino un amigo de Inglaterra a visitarme a Lyon aprovechando las vacaciones, así que me tocó ser su guía turística durante el fin de semana.

Era la ocasión perfecta para hacer un descanso en los estudios y cambiar mi rutina de los fines de semana. Tenía que ser capaz de no pensar en los exámenes que se me avecinaban. Solo de esta manera podría disfrutar de los atractivos turísticos de Lyon. Además podría ver la ciudad como una turista más, en vez de como una habitante que siempre piensa que ya habrá tiempo de hacer las cosas, que ya lo hará en otra ocasión.

Este fin de semana hemos hecho lo que dicen que es lo mejor que puedes hacer en Lyon. Según la página web Trip Advisor, lo más interesante de Lyon es el Parque de la Tête d'Or. Visitamos este parque en bici y pudimos disfrutar de preciosos paisaje otoñales y de los animales del zoo. Por suerte, salimos temprano en dirección al parque porque pudimos coger una de las bicicletas que hay junto a la puerta del parque que, además, está cerca de la parada Masséna del metro. Aunque en esta ocasión no tuve ningún problema para coger la bici como la última vez, nos peleamos con los sillines. Había algunos que costaba mucho trabajo bajarlos porque no se movían en absoluto. Por otro lado, a pesar de que hace poco alquilé una bici, aun no me he acostumbrado a montar en bici. Era un viernes por la tarde, pero el parque estaba casi vacío. Por eso, pudimos ver los animales sin tener que pelearnos con docenas de ciclistas por un hueco desde el que ver a los animales.

Pedaleamos sin problemas por el parque vacío. Sin embargo, necesitaba parar a descansar un poco porque estaba muy cansada. No sentía las piernas del agotamiento. La verdad es que no estaba acostumbrada a hacer deporte. Debería hacer ejercicio más a menudo, aunque ya juego al fútbol todas las semanas en la universidad.

Estoy segura de que pasamos muchísimo tiempo en el parque porque las bicicletas subieron un poco de precio (nos costaron 5 euros) cuando las devolvimos. Al igual que última vez, los sillines estaban muy duros y eran muy incómodos. Como resultado, acabé con el cuerpo dolorido y, he de reconocer, que sentarse después de esta experiencia duele mucho.

Después del parque, decidimos ir al centro comercial de Part Dieu porque está cerca del Parque de la Tête d'Or y es de fácil acceso. Lo único que teníamos que hacer era seguir recto por la Rue Tête d'Or hacia LCL-Tour Part Dieu, como no podía ser de otra forma. Es más fácil ir andando en vez de coger el metro porque hay que cambiar de línea en un punto para coger la dirección de la derecha. De todas formas, un poco de ejercicio no viene mal, aunque ya hayamos dado una buena vuelta en bicicleta.

Una vez en Part Dieu, buscamos un sitio para comprar algo de picar. Fue complicado porque mi amigo tiene unos gustos muy particulares. El centro comercial era como un laberinto, decorado con adornos navideños porque la Navidad está al caer. Después de ver todas las cafeterías y los restaurantes que había en cada una de las plantas de Part Dieu, al final nos decidimos por comprar algo para llevar en Monoprix.

No teníamos claro qué queríamos hacer el resto de la tarde, así que fuimos en dirección a Bellecour y decidimos pensar en qué hacer cuando estuviéramos allí. La noche anterior, habíamos pasado un buen rato explorando la Rue de la République mientras buscábamos un sitio para comer algo. En la Place de la République, la fuente se había transformado en una pista de patinaje con nieve rodeada de una pequeña barrera de dos metros. Alrededor de la fuente, hay cabañas de madera, en las que podemos informarnos sobre las actividades de esquí en vacaciones que se pueden hacer en Los Alpes. Se acerca la Navidad, pero el tiempo no ha parecido entenderlo en Lyon porque hasta hace bien poco seguía haciendo calor.

En vez de hacer algo que ya hubiéramos hecho, fuimos en la dirección contraria, hacia Perrache por la Rue Victor Hugo. Había mucha gente de compras, que iban deambulando por la calle. Alrededor de la estación de Perrache, en la Place Carnot, estaban instalando el mercadillo navideño. La inauguración era dentro de pocos días, pero daba la impresión de que todavía tenían mucho trabajo por delante. Me moría de ganas por ir al mercadillo en cuanto lo abriesen.

No nos apetecía nada coger el tranvía T1 hasta Confluence, donde se está quedando mi amigo en Lyon, porque estaría hasta arriba de gente. Así que, decidimos alquilar otra vez una bici en la estación Vélo'v de Perrache y pedaleamos hasta Confluence. Por el camino, pudimos ver antiguos muelles que yo no había visto hasta entonces.

Sin embargo, he de decir que no me entusiasmaba la idea de ir en bici por las carreteras tan llenas de coches porque, incluso siendo peatón, no me gusta nada ir por la carretera. Además, aunque había cogido algo más de confianza con la bici después del paseo por el parque, no me gustaba circular por las carreteras francesas.

Por suerte, había carriles bici que llegaban hasta nuestro destino. Pero los cruces y las intersecciones eran algo más complicados porque no me fiaba de que los coches se pararan. Sin embargo, quedó bastante claro que, como ciclistas que éramos, teníamos derecho a pasar. Al final fue muy sencillo.

Nos dimos una vuelta por la zona y vimos cómo habían cambiado los muelles. Se parecía un poco a los muelles que había al este de Londres porque esa zona de Londres, así como las zona del O2 Arena y de Canary Wharf, se han convertido en barrio muy modernos y chocan con el estilo antiguado y tradicional que predomina en el oeste de Londres.

Sin embargo, aquí estaba claro que todavía quedaba mucho para que la transformación fuera radical. Además, la ciudad de Lyon estaba llena de grúas y hay muchísimos edificios en construcción. En el barrio de Confluence, hay muchas oficinas de empresas como Le Progrès y alguna que otra discoteca de moda, como La Sucrière, que hace años era una fábrica de azúcar. Por otro lado, hay muchas exposiciones de arte moderno y también muchas exposiciones privadas. La zona de Confluence es, sin duda, un barrio para que viva la gente rica de Lyon, en el que no hay sitio para los pobres.

En el barrio de Confluence están construyendo un museo y, aunque no está terminado, algunas zonas están abiertas para colegios y grupos numerosos. Una pena, porque me atrae la idea de ver el esqueleto de una criatura que vivió en nuestro planeta setenta años antes que el ser humano. No entiendo muy bien el nombre que le han dado, pero aun así me fascina la idea de que algo tan viejo se conserve después de tanto tiempo. Me hace pensar en los seres humanos y en qué se conservará dentro de miles y miles de años.

Si mi amigo no hubiese venido a verme y si no se hubiese hospedado en el nuevo hotel Novotel en Confluence, que está al lado del centro comercial, nunca habría descubierto la zona de Lyon en la que el río Saona se mezcla con el Ródano. Es una pena que todos los edificios llevaran años sin acabar, como la extensión del la línea T1 del tranvía, que no se terminará hasta el año 2014.

Después de dar una vuelta por los muelles, decidimos que el día había llegado a su fin. Aparcamos las bicis antes de que pasaran los treinta minutos de uso gratuito, así que no tuvimos que pagar nada por haberlas usado desde Perrache hasta Confluence. Necesitábamos un descanso. Estaba contenta por haber aguantado todo el día y orgullosa de mí misma porque no era algo que yo soliese hacer normalmente. A veces, necesitamos que alguien nos dé un empujoncito para decidirnos a hacer algo.

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