Crónicas de Escandinavia (día 1): explorando Lund

¡Hola (¿o debería decir ‘hej’?) desde Suecia! Voy a estar aquí de vacaciones con mi madre y mi hermano hasta el sábado y he pensado escribir artículos tipo diario de cada día. Exploraremos todas las principales ciudades que forman el condado del suroeste de Skåne. Estoy segura de que tendré muchas aventuras que contaros. Ayer por la noche, llegamos a la pequeña ciudad universitaria de Lund, donde nos quedaremos durante por próximos días y hoy, hemos estado paseando por los sitios principales. ¿Quieres saber qué lugares debes visitar si vienes por aquí dentro de poco? ¡Sigue leyendo!

Domingo 21 de julio

20:00

Tras nueve horas de viaje, por fin llegamos a Lund. Esta mañana temprano, volamos desde Londres hasta Copenhague. Fue un vuelo tranquilo, tanto realmente, como en sentido figurado (no hubo turbulencias y llegamos antes). Después de parar brevemente para picar algo en la panadería Lagkagehuset (me pedí lo que sería un equivalente a un bollo con pasas tipo Tunnock, no es el dulce más danés, lo sé), nos subimos a un tren y cruzamos el puente Øresund para llegar a Suecia. Si has visto la conocida serie escandinava de detectives El puente, seguramente estarás familiarizado con esta estructura.

Todo iba como la seda hasta que llegamos a Malmö, en este punto nos pidieron que nos bajásemos. No nos dieron ninguna explicación, simplemente nos garantizaron que tendríamos un servicio de sustitución en autobús. Sin embargo, una hora más tarde todavía estábamos esperando en la estación de autobuses. Por ahora, no solo estábamos seguros de que no iba a llegar ningún medio de transporte para nosotros, si no que, además, estábamos empapados por la lluvia que había empezado a caer. Con el tiempo se veía venir que nuestra espera iba a ser una pérdida de tiempo total, ya que todos los trenes, menos el nuestro, del que nos habían hecho bajar, estaban funcionando como antes. Nos tuvimos que retractar en cuestión de diez minutos, cuando ya estábamos de nuevo en marcha con destino Lund.

¡Ya estamos aquí! Nos quedamos brevemente descansando en nuestro apartamento Airbnb, que estaba escondido en un camino muy pintoresco, pero enseguida salimos para probar el mejor falafel de la ciudad.

22:00

¡Estoy tan llena que no me puedo ni mover! Acabamos de llegar de una cena deliciosa en Lundafalafel, un lugar minúsculo y fantástico donde sirven comida de Oriente Medio. Por 65 kr (unos 6 €), pude tomarme una ración como para un mamut de falafel, patatas fritas y ensalada, hasta me tuve que llevar algo a casa. Nos sentamos en unos bancos que había justo delante del sitio y nos quedamos asombrados cuando un camarero nos trajo una caja entera con más comida. Resulta que iban a cerrar durante un par de días y tenían que ir retirando todos los excedentes de comida.

Ahora mismo estoy descansando en el sofá, esperando a que esté disponible bajo demanda el episodio de esta noche de Love Island. En realidad, debería estar viendo una película de suspense sueca: más apropiada y algo más estimulante para la mente. De todas formas, probablemente no haga nada más interesante hoy que merezca la pena contar. ¡Mañana más!

Lunes 22 de julio

22:20

Nuestro primer día completo en Suecia acaba de terminar y, teniendo en cuenta que a mi hermano y a mí se nos han pegado las sábanas hasta el mediodía (mi madre se despertó mucho más temprano), nos ha cundido bastante. Decidimos dedicar el día a explorar Lund y comenzamos nuestra ruta con una visita a Kulturen, uno de los museos más antiguos al aire libre. Me encantó tanto el sitio que voy a escribir un artículo sobre ello: ¡no pierdas detalle de este sitio!

Cuando ya habíamos visto todas las exposiciones y salido para ver la casa del rey, que estaba cerca, ya eran más de las dos de la tarde, así que decidimos ir a algún sitio a comer. Nuestro plan inicial era ir al Govindas Vegetariska Restaurang, un restaurante indio con un menú completamente vegetariano. Por desgracia, estaba cerrado (y también durante toda nuestra estancia aquí), pero dimos una vuelta por el idílico parque que había justo fuera e hicimos alguna foto.

Después, volvimos al centro de la ciudad y enseguida nos topamos con Mezaya Buffe, un lugar de comida libanesa tipo bufé. Aquí, cada uno disfrutó de varios platos de comida de Oriente Medio. Estábamos un poco dudosos al principio cuando vimos lo que había en el menú, pero como he dicho en mi artículo anterior: ¡nunca te dejes llevar por las apariencias! No solo todo estaba completamente delicioso, si no que también había ciertas exquisiteces (como el baba ghanoush) de las que no me considero una gran amante, pero que aquí me encantaron.

Después de pagar la cuenta, nos dirigimos a la catedral de Lund para ver su famoso reloj astronómico. Repica y acciona un espectáculo mecánico dos veces al día (a las 12 p. m. y 3 p. m. ). Este espectáculo reúne a una gran multitud de turistas y es que no decepciona. Aunque solo dura treinta segundos, por lo que nos levantamos y no tardamos nada en seguir explorando el resto del edificio. El sitio en conjunto es increíble, pero en particular, nos encantó el presbiterio con un mosaico en el techo espectacular y la cripta misteriosa con una escultura del legendario gigante Finn.

Después, retrocedimos hacia la zona comercial de la ciudad. Justo antes de llegar a las principales calles de tiendas, encontramos una pequeña playa artificial, no le faltaba detalle, tenía tumbonas, sombrillas, cubos y palas. Según decía una señal junto a ella, se llama "Honolu-Lund". Sin embargo, había unas nubes grises acechando justo encima de nosotros, sino hubiésemos parado a construir un castillo de arena.

Nos desviamos ligeramente para ver uno de los edificios más antiguos de Lund, que ahora es un restaurante italiano (Restaurang Stäket) y después, nos refugiamos de la fina lluvia en Lund Saluhallen, un mercado cubierto impresionante. Creo que vamos a comer en uno de los restaurantes de este sitio en unos días, así que me reservo la descripción completa para entonces.

Tras haber hecho una visita rápida al supermercado, decidimos descansar en una cafetería. El lugar que escogimos para ello se llama Broder Jakobs Stenugnsbageri. Nos sentamos en el patio exterior (ya había parado de llover) y disfrutamos degustando los cupcakes de frambuesa más deliciosos que puede haber en el mundo. No cabe duda de que volveremos, porque también es famosa por hacer unos bollos de cardamomo fantásticos.

Por último, después de dejar la compra en el apartamento Airbnb, fuimos a visitar el jardín botánico. Por desgracia, los invernaderos cerraban a las 3 p. m., aún así dimos un paseo maravilloso por el sitio y nos quedamos fascinados con la gran variedad de plantas que vimos. Solo durante un minuto vimos la flor de los girasoles y después, estuvimos contemplando los coloridos huertos de hortalizas. Nos podíamos quedar allí hasta las 8 p. m., cuando cerraban. Mucha gente sentada cerca del estanque central de lirios del jardín tenía la misma intención, pero la lluvia decidió hacer su segunda aparición del día, por lo que nos dimos prisa para llegar a casa.

¡Ya estamos aquí! Hemos cenado (salmón ahumado incluido, ya que es uno de los únicos productos que es más barato aquí que en el Reino Unido) y ahora vamos a planear el día de mañana. Sígueme la pista para saber qué hacemos.

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