Tercer y cuarto día en Londres

¡Hola a todos! En el post anterior sobre la primera parte de Londres, os explicaba lo que hicimos mi familia y yo durante los dos primeros días que pasamos visitando la ciudad londinense. En la publicación de hoy, os cuento qué visitamos o qué vimos el tercer y el cuarto día de nuestro viaje.

Itinerario

Tercer día

Si nuestra segunda jornada por Londres empezó visitando el Big Ben, uno de los monumentos más emblemáticos de la ciudad, el comienzo del tercer día no se quedó atrás, puesto que nuestra primera parada fue el London Bridge, el puente desde donde podréis obtener unas vistas muy buenas al otro puente más famoso de la ciudad, el espectacular Tower Bridge.

Seguimos andando a orillas del río Támesis, y llegamos a la Torre de Londres, una fortaleza que sirvió tanto de palacio real como de prisión, y en cuyo interior hay objetos tan preciados como las Joyas de la Corona. No entramos al interior de este castillo, por lo que no puedo deciros con seguridad cuál es el precio de la entrada, pero sí recuerdo que no había apenas cola y el tiempo de espera era menor a otro monumento importante y turístico de Londres, como por ejemplo el Ojo de Londres.

Tras dar una vuelta por los alrededores de este castillo, caminamos hacia el Puente de la Torre (Tower Bridge), que está a unos pasos de la fortaleza y por ello recibe este nombre. Sin duda alguna, este puente levadizo es el más impresionante que he visto nunca. Atravesamos este puente, pasando por debajo de sus dos alucinantes torres, y admiramos las vistas al Ayuntamiento de Londres, ubicado justo al lado de la Torre de Londres. Si no supierais cuál es el aspecto del ayuntamiento, probablemente si estuvierais por la ciudad no intuiríais que la fachada de este edificio se trata del ayuntamiento, ya que tiene un diseño muy moderno y diferente.

Desde aquí, cogimos el metro en dirección a Candem Town, uno de los lugares más curiosos de Londres y que más me llamó la atención, por su excentricismo, y su originalidad. Se trata de un barrio alternativo, donde podemos encontrar un mercadillo con un sinfín de puestos o tiendas en las que se vende souvenirs al mejor precio, ropa, artículos de música o fotografía, antigüedades, productos artesanos y un largo etcétera. Otra característica de Candem Town reside en la peculiaridad de los edificios, cuyas fachadas están pintadas de colores vivos o extravagantes, con figuras que sobresalen de la pared, dándole un aspecto aún más especial a este barrio.

Además, hay cientos de bares, restaurantes o los famosos puestos de take away, para pedir la comida y después poder comer donde prefiráis. En nuestro caso, nos decantamos por almorzar en un restaurante muy recomendado por las guías ya que, según dicen, cocinan el mejorfish and chipsde Londres, lo que viene siendo pescado con patatas fritas.

Este restaurante, ubicado en el corazón del barrio, se llama Poppies of Candem, y la verdad es que lo aconsejo 100%, ya que el personal fue bastante amable, el local es muy pintoresco y el pescado estaba realmente bueno. Sin embargo, es cierto que tuvimos que esperar cola para poder sentarnos en una mesa, por lo que si preferís algo más rápido y disfrutar del auténtico sabor de Candem Town, os recomiendo que os dirijáis a Regent’s Canal, donde encontraréis decenas de puestos de comida, algo típico de este barrio.

Desgraciadamente, no hice ninguna foto en Cadem Town para que podáis ver cómo es este barrio, aunque os digo con total seguridad que merece muchísimo la pena visitarlo, a pesar de que se encuentre algo alejado del centro de Londres.

Tras almorzar y pasear un rato por este apasionante barrio, cogimos de nuevo el metro y nos bajamos en la parada de South Kensington, puesto que a unos pasos se ubica el Museo de Historia Natural, ¡mi favorito de Londres! Su interior alberga colecciones de todo tipo relacionadas con la naturaleza, las distintas especies de animales y el cuerpo humano.

Si la fachada del museo ya impresiona, nada más entrar al interior del edificio os fascinaréis con el enorme esqueleto de un dinosaurio que ocupa el centro de la entrada principal. Luego, podréis acceder a las distintas secciones del museo, las cuales recogen desde fósiles y esqueletos, hasta plantas, minerales, animales, o aquellas zonas dedicadas al estudio de la Tierra o del cuerpo humano.

El Museo de Historia Natural es una actividad cultural que recomiendo que hagáis, ya que no os arrepentiréis y os encantará. La visita a este museo se hace súper amena y entretenida, y además descubriréis muchos datos de interés o curiosidades sobre biología, el ciclo de la vida, o el planeta Tierra que son alucinantes.

Un plus añadido, es que la entrada a este museo, al igual que en los demás de Londres, es totalmente libre y gratuita, así que no tenéis excusa para dedicarle una parte de vuestro viaje a estos museos. Tened en cuenta que cierran a las cinco y media, ¡para organizaros mejor el tiempo!

Nuestro tercer día por Londres decidimos acabarlo viendo una vez más monumentos como el Big Ben o el Ojo de Londres, solo que esta vez de noche e iluminados, ¡con un encanto especial! Estuvimos paseando por la zona y cenamos por allí, para después coger el metro hacia el barrio de Paddington, donde estaba ubicado nuestro hotel.

Cuarto día

Empezamos nuestra cuarta jornada en Londres madrugando, ya que se trataba del último día que teníamos para visitar la ciudad, así que queríamos aprovecharlo al máximo. Desde la estación de Paddington, cogimos un metro hasta la parada Hyde Park Corner, ya que a unos pasos de aquí se encuentra otro de los edificios más famosos de la ciudad londinense, el Palacio de Buckingham, donde reside la Familia Real de Reino Unido.

La suntuosidad, elegancia y magnitud de la fachada de este edificio, hacen que te quedes con la boca abierta nada más llegar a la plaza donde está ubicado el palacio, rodeado de jardines y vegetación. Enfrente del Buckingham Palace, justo en el centro de esta plaza, se encuentra el Victoria Memorial, un monumento con estatuas y una figura dorada en su parte superior, que se erige sobre una gran fuente, construido en honor a la Reina Victoria.

Entrar a visitar el interior de este palacio y algunos de los Salones reales es posible, y de hecho esta actividad la recomiendan mucho en las guías, pero nosotros no nos decantamos por esta opción.

Sin embargo, una atracción turística que no podéis perderos si visitáis Londres, es el cambio de guardia que se realiza varios días a la semana por la mañana. Se trata de un auténtico espectáculo que involucra a los guardias que velan por la seguridad del Palacio de Buckingham y del Palacio de St James, que incluso incluye un desfile de la caballería real, acompañada de una banda de música.

Ver el cambio de los tradicionales guardias vestidos con atuendos rojos y llevando el típico gorro negro, es una actividad imprescindible que hacer en Londres. Para informaros sobre los horarios o días en los que se celebra este cambio de guardia, os aconsejo que miréis en Internet.

Una vez se había realizado el cambio de guardia, la mayoría de los turistas empezaron a dispersarse, y nosotros nos dirigimos hacia St James Park, otro de los parques más famosos de la ciudad, ubicado justo al lado del Palacio de Buckingham. Caminar por uno de los Parques Reales de Londres o sentarte en el césped mientras disfrutas de los rayos de sol y repones fuerzas, es otro planazo para hacer en la ciudad londinense. Además, podréis disfrutar de la compañía de los animales más famosos de estos parques, las ardillas que viven en estas zonas verdes.

Fuimos a almorzar y luego, dimos un paseo en barco por el río Támesis, otra de las actividades más recomendadas para hacer por Londres. Pasar por debajo del Puente de la Torre, o admirar desde la terraza de estos barcos turísticos el Big Ben o el Ojo de Londres no tiene precio.

Nosotros decidimos bajarnos en el O2 Arena, un recinto cubierto donde se celebran conciertos, y eventos deportivos como partidos de baloncesto o de tenis. Mi padre y mi hermano son grandes admiradores del baloncesto, así que no perdieron la oportunidad de visitar el Millenium Dome, que es el enorme edificio donde se encuentra ubicado el O2 Arena.

Sin embargo, si no tenéis especial interés en ningún deporte o concierto que se celebre allí, no os recomendaría que visitarais esta zona de Londres, ya que se encuentra bastante alejada del centro de la ciudad y perderíais bastante tiempo yendo y volviendo. Además, en esta área no hay ningún atractivo turístico y está bastante aislada, por lo que, en mi opinión, no merece la pena visitarla.

Nos montamos de nuevo en el barco para regresar al centro, y desde ahí llegamos hasta Hyde Park, ya que queríamos despedirnos de la ciudad paseando por este amplio parque. Como el hotel se encontraba a unos diez minutos andando desde este espacio verde, caminamos hasta el alojamiento y dijimos adiós a los cuatro maravillosos días que pasamos descubriendo una parte de esta ciudad tan cosmopolita y llena de contrastes.

Obviamente, nos quedaron decenas de sitios o monumentos de interés que visitar, como por ejemplo la Catedral de San Pablo (imperdonable no visitarla, somos conscientes), el famoso barrio de Chinatown, Covent Garden, el mercado de Portobello Road, o el Meridiano de Greenwich, el punto exacto que divide el mundo en dos mitades iguales.

Sin embargo, es imposible conocer a fondo una ciudad que posee tantos atractivos turísticos, pero esto nos sirve como excusa para volver a visitarla de nuevo algún día y tachar de nuestra lista todos estos lugares que nos faltaron por descubrir.

Y hasta aquí la guía sobre el itinerario que mi familia y yo hicimos para ver Londres. Espero que os haya servido de ayuda para un próximo viaje a la capital de Gran Bretaña. ¡Muchas gracias a todos!

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