Un fin de semana en Algarve - Lagos

La idea de este viaje se me ocurrió mucho antes de venir a Portugal, porque sabía que el sur del país tiene algunos de los mejores lugares para hacer surf o simplemente para tomar el sol en la playa. La amplia costa con sus acantilados amarillos y anaranjados se pueden ver en todas partes en Internet, así que en cuanto uno de nuestros compañeros de piso nos propuso viajar a Faro a finales de octubre y por solo 33 euros ida y vuelta, ni nos lo pensamos; enseguida compramos los billetes de avión.

Alojamiento

Decidimos que Faro no era el mejor lugar para quedarnos las tres noches que duraba nuestro viaje. Después de buscar un poco por Internet, descubrimos Lagos, una ciudad histórica muy animada donde puedes quedarte más de un fin de semana.

Como éramos un grupo de nueve personas, bastante grande para viajar de forma independiente, tuvimos que organizarnos bastante bien para poder coincidir con los gustos de todos. Buscamos alojamiento tanto en Faro como en Lagos, y reservamos dos noches en Lagos y una última noche en Faro, ya que el aeropuerto está allí y nuestro vuelo de vuelta era a primera hora de la mañana.

Recomiendo ambos hostales en los que nos alojamos, sobre todo el primero en Lagos.

1. Bura Surfhouse

Quizá es uno de los hostales más bonitos en los que me he alojado. El Bura Surfhouse (16 euros por noche con desayuno incluido) fue, sin duda, una agradable sorpresa, a pesar de que teníamos las expectativas muy altas por las fotos que encontramos en Hostelworld. Al final eran muy parecidas. La piscina, el desayuno de tortitas, la terraza de la azotea donde podías disfrutar de tu café por la mañana, la sala de estar y las terrazas de las zonas comunes eran perfectas para nuestra corta escapada de verano. Lo único que no conseguimos fue una habitación para todos, así que nos dividimos en un grupo de tres y otro de seis.

Era un poco desafío el tema de los baños y el acceso a otras habitaciones porque, por ejemplo, los tres (yo incluida) nos alojamos en una habitación de 10 camas que solo tenía un baño privado y dos baños con duchas. Además, nuestra habitación era la única manera de acceder a la habitación de los demás.

Esas personas tenían que entrar en nuestra habitación y luego abrir una segunda puerta para entrar en la suya, así que puedes imaginar el desorden que había por la mañana o, incluso peor, durante la noche cuando podíamos oír a todo el mundo yendo al baño o caminando cerca de nuestras camas. De todas formas, vinimos aquí para pasar nuestras vacaciones fuera, no dentro, así que no estaba nada mal para el precio que pagamos. Además, nos hicimos amigos de los que también estaban allí.

2. Llegamos al Algarve

El hostal de Faro, en el que venimos al Algarve (13 euros por noche), también tenía un ambiente agradable, pero por desgracia, no pudimos disfrutarlo más de 12 horas, ya que teníamos nuestro vuelo a las seis de la mañana.

Consejo: También puedes buscar hostales más baratos que no incluyan desayuno, si sabes que no estarás allí por la mañana. Por eso no escogimos un hostal con desayuno incluido.

La gran ventaja de este hostal es que es muy céntrico, en tres minutos estás en el centro de la ciudad, en el puerto, en la estación de tren o en la de autobús, que te lleva hasta el aeropuerto. Aunque se podría decir que aquí todo está cerca. Sin embargo, Faro no se puede comparar con Lagos.

Aunque es pequeña y acogedora, nos pareció que no tiene ese aspecto tropical que esperábamos en Algarve. Su arquitectura pintoresca y sus callecitas estrechas son siempre interesantes de visitar, ya que cuanto más pequeñas sean las calles, más agradable será la experiencia. Sin embargo, no había mucho más que hacer por aquí. Y, desde luego, hice algunas fotos increíbles de los aviones que aterrizaban durante el atardecer.

Día 1

Otra vez teníamos el vuelo muy temprano porque queríamos disfrutar al máximo, así que cogimos un autobús nocturno desde Oporto al aeropuerto y nos fuimos otra vez. Después de una hora de vuelo, una larga espera y un retraso que nos hizo plantearnos coger el tren la próxima vez (aunque sea un poco máscaro) llegamos a Faro. Cogimos el tren a Lagos, que costaba 5,50 euros (incluye un descuento para jóvenes menores de 25 años, así que no te olvides de preguntarles y enseñarles tu DNI); luego anduvimos unos 30 minutos hasta llegar a Bura Surfhouse y, después, fuimos a la playa de Batata, que está a solo 20 minutos de nuestro hostal, y allí nos pasamos el resto del día nadando.

Lo que más me gusta de los albergues es que todo el mundo que se aloja allí suele ser gente joven, por lo que siempre hay un ambiente muy agradable. Le preguntamos a la recepcionista qué podíamos hacer en Lagos, además de surfear, y nos ofreció un mapa gratis para que podamos pasear por la costa y ver prácticamente todo, sobre todo un lugar donde se podía ver la puesta de sol.

Había algo en Lagos que nos hizo arrepentirnos de no haber planificado más días allí. Aunque hicimos este viaje en octubre, la sensación de verano todavía estaba presente en esas calles: los turistas, los restaurantes con sus terrazas llenas de actividad y la música callejera que se extendía por todo el centro antiguo de la ciudad. ¡Era maravilloso!

Después de darnos un agradable baño en el mar, fuimos andando hasta el faro de la Ponta da Piedade para ver el atardecer.

Día 2

Queríamos hacer kayak y (aún mejor) hacer kayak en la famosa cueva de Benagil, pero por desgracia, el mal tiempo nos hizo cambiar de planes, ya que no era seguro ir allí por las olas. Y desafortunadamente, tuvimos que cambiar de idea y posponerla para otro momento, ya que algunos de nosotros nos quedaremos aquí durante un año de Erasmus. Además, creo que lo mejor es dejar algunas cosas para hacer cuando decidas volver a visitar ese lugar, y así poder mantener el entusiasmo por las experiencias que aún no has vivido. Y seguro que Lagos es uno de esos destinos que merece una segunda visita.

Comenzaré a escribir sobre este día con un consejo muy importante: ¡Usa protector solar! ¡Por todo el cuerpo! Sé que normalmente la gente que viene de países que no tienen mucho mar (Rumania tiene el Mar Negro, pero al parecer nunca es suficiente) tiende a descubrir esta bola de fuego que Portugal tiene en el cielo y se olvidan de los consejos "tontos" que su médico siempre les da.

Yo fui una de esas... Y aunque me acordé de ponerme protector solar, por desgracia, me olvidé de aplicármelo en la cara. ¿Y adivina qué? Me quemé tanto la cara que parecía un tomate todo el tiempo que nos quedaba de vacaciones, algo genial... Aunque haya viento y esté un poco nublado, créeme... Es cuando más importancia hay que darle a esto. Así que, si no quieres acabar como yo, no te olvides del protector solar.

Después de pasar la mañana en la Praia dos Estudantes, decidimos seguir caminando por la costa pasando el faro. Tendrás que caminar un rato largo hasta llegar a la última playa que es la Praia Porto De Mós, pero valdrá la pena.

Sin duda, deberías ir a Praia do Camilo, ya que tiene una preciosa escalera que te lleva directamente a través de las rocas hasta el océano. Aunque esta es bastante turística y siempre está llena de gente, deberías ir solo por hacer algunas fotos. La naturaleza hará su trabajo; podrás conseguir fotos geniales del verano.

Por la noche fuimos a las tiendas de souvenirs y descubrimos el Mar d'Estórias, una tienda preciosa, llena de libros y postales hechas a mano y souvenirs únicos (aunque bastante caros). También tienen una sala de exposición de pinturas e incluso una terraza desde la que puedes ver el centro de la ciudad mientras disfrutas de una copa de vino. Definitivamente te recomiendo que al menos le eches un vistazo al interior. Tiene un ambiente muy hipster y si ese es tu estilo, seguro que lo disfrutarás.

Día 3

En nuestro último día teníamos que hacer el registro de salida de Lagos y disfrutar de nuestro último desayuno de tortitas. Otro pequeño consejo: puedes coger frutas o algunos sándwiches del hostal y llevarlos encima durante el día para ahorrar algo de dinero en la comida durante el viaje.

Cogimos el tren desde Lagos, llegamos a Faro casi dos horas después e hicimos el registro de entrada en el segundo hostal que, por suerte, estaba a solo cinco minutos de la estación. La recepcionista nos dio una habitación para 10 personas, así que pudimos quedarnos los nueve juntos; luego salimos a explorar la ciudad hasta el atardecer.

Como he mencionado antes, Faro no es una ciudad para quedarse más de una noche, así que puedes imaginarte por qué no elegimos pasar nuestras vacaciones aquí. Yo creo que después de pasar dos horas andando, ya habrás visto casi todo lo que hay en esta ciudad. Es una ciudad animada y tiene un ambiente muy acogedor, si tenemos en cuenta que los aviones que aterrizan en el aeropuerto cercano atraviesan el cielo justamente en la puesta de sol, quizá deberíamos plantearnos un viaje más largo a Lagos. Creo que las fotos de la ciudad lo confirman.

Y eso es más o menos todo. He dejado que las fotos hablaran por sí solas en esta publicación, pero como una primera impresión general sobre este destino, sigo pensando que es probablemente el mejor lugar que he descubierto en Portugal hasta ahora para pasar unas vacaciones tranquilas de verano.

Aunque no hemos probado todo lo de la lista, estamos muy felices de lo que hemos disfrutado allí. A continuación, voy a enumerar algunas actividades que también puedes hacer y que son bastante únicas y tienen esa esencia de "una vez en la vida". Estas actividades las hemos dejado para quizás un segundo viaje, si el tiempo nos lo permite. Todas son recomendaciones de la recepcionista de Bura Surfhouse:

Skydive Algarve (en Alvor),

Benagil Cave (en kayak o en barco) y

Stand up paddling at sunrise – es decir, remar de pie una tabla de surf al amanecer. Es una actividad muy popular entre la gente, así que si eres una persona que le gusta madrugar o no, esto debería estar en tu lista de cosas por hacer, ya que podrás empezar uno de tus días con vistas como estas:

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