Japón: nueve horas de vuelo.

Para ir a Japón son nueve horas de vuelo desde Alemania. Salimos desde Fráncfort, por lo que a las nueve horas de avión se le suman otras tres en coche. La verdad es se nos hizo corto. De hecho, los aviones de esta compañía (Lufthansa) son estupendos, ¡nada que ver con viajar con Ryanair!

Nuestro avión:

¿Qué ventajas tenía?

Podías pedir bebida en cualquier momento. Así que si quieres beberte tres litros de vino durante el vuelo para llegar más contento ¡puedes hacerlo! También puedes pedirte tartaletas de arroz cuando quieras (comida japonesa), incluso antes de saber el menú. Luego puedes elegir entre dos menús, uno de comida y otro de cena (según la hora en la que cojas el vuelo).

Además, los asientos eran comodísimos. Si te duele alguna parte del cuerpo, puedes seleccionar en la tablet personal situada detrás del asiento que tienes delante, un programa llamado "relajación y estiramientos", con el que podrás estirarte sin moverte del asiento. Te dan unos auriculares de regalo, una manta y tapones para los oídos.

Con la tablet podías ver documentales (yo me ví uno de Céline Dion), películas (¡muchas de ellas de estreno! ), dibujos animados (de Pixar, entre otros), juegos y mil cosas más. ¡También podías ver el exterior del avión! Tiene cámaras encima, debajo y a los lados. Es increíble ver la Tierra desde arriba mientras sobrevuelas continentes enteros. Incluso cuando aterriza el avión puedes ver la perspectiva de los pilotos, ¡impresionante!

¿Y sus inconvenientes?

Muchas horas de vuelo, claro. Te deja KO. La única pega que pondría sería la numeración de los asientos. No sé cómo, pero reservamos con la misma tarjeta todos los billetes y nos separaron. Tres personas en un lado del avión y dos en el otro. Menos mal que nadie se quedó solo.

A decir verdad, es lo único malo que puedo decir porque la compañía me inspiró mucha confianza, todo estaba perfecto y las azafatas fueron muy agradables.

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