Una ciudad, un pueblo y unas aguas termales para conocer en la Toscana

Una ciudad, un pueblo y unas aguas termales para conocer en la Toscana

¡Hola a todas y a todos! Les quiero seguir compartiendo algunos destinos italianos que conocí en mi Erasmus y hoy les hablaré de mi viaje a la Toscana.

En las ciudades donde se puede realizar el Erasmus generalmente hay asociaciones de estudiantes en las que se organizan viajes y fiestas para que todos los estudiantes extranjeros pasen momentos muy agradables y conozcan los mejores destinos del país que eligieron para estudiar y vivir entre seis meses y un año.

En una de estas organizaciones, durante mi estancia en Bologna, ofrecieron un viaje de un día para visitar la ciudad de Siena, el  pueblito de Moteriggioni y las aguas termales Antiqua Querciolaia, en la región más conocida de Italia: la Toscana. Fue el único viaje que realicé con una asociación de Erasmus, y debo decir que fue bastante bueno, aunque también bastante corto. Aquí están algunos datos sobre los lugares que conocí y consejos sobre qué hacer si se visitan.

Monteriggioni

Los organizadores del viaje nos dijeron que este lugar estaba contemplado en el itinerario únicamente porque era un punto ideal entre Bologna y Siena para hacer una parada para los que necesitaran ir al baño. En consecuencia, el tiempo que estuvimos ahí fue bastante corto, yo diría que menos de media hora.

Por lo poco que pude recorrer en tan poco tiempo,  me di cuenta de que el lugar era demasiado demasiado pequeño, pero no por eso hacían falta lugares bonitos para conocer. El pueblito está rodeado por una muralla antiquísima; según investigué, construida en el siglo XIII. La muralla se puede subir por un precio que no recuerdo, porque no la subí. Me pareció que contábamos con muy poco tiempo para recorrerla, así que recomiendo a quien vaya que se tome su tiempo para poder subir la muralla, pues imagino que desde ahí arriba tanto el paisaje de alrededor como el pueblo deben verse increíbles.

Aunque estoy segura de que lo que más vale la pena de este lugar es la muralla, también puedo hablar un poco de los otros lugares que conocí rápidamente. La plaza principal es bastante encantadora, como se podrá apreciar en la siguiente foto. Ahí se encuentra la iglesia principal, que es bastante pequeña y sencilla, pero igualmente vale la pena darle una visita (¡es gratis!).

Si se cruza el pueblo, lo cual lleva en realidad muy poco tiempo, se puede llegar a una especie de puente de piedra muy bonito que conecta el pueblo con una de las puertas de la muralla. Desde ahí se puede observar cómo más allá de la puerta y la muralla se extiende el bello paisaje toscano, verde en primavera y verano, me imagino, y algo más gris en otoño, que es cuando yo fui.

Dato curioso: ¿Has visto las películas deEl paciente inglés yLa vida es bella? Pues algunas de sus escenasfueron filmadas aquí en Monteriggioni, este lugar que da toda la apariencia e impresión de un típico pueblito toscano.

Siena

Después de unas cuantas horas de camino interrumpidas por una rápida visita a Monteriggioni, la siguiente parada fue Siena. La ciudad es algo pequeña, pues fue muy rápido caminar desde donde nos dejó el autobús, a las afueras, hasta el centro de Siena: nos llevó más o menos diez minutos.

Desde que vimos la ciudad a lo lejos pude notar las torres más altas y alguna que otra iglesia, y ya que me adentré en las calles del centro me di cuenta de que la ciudad conservaba su aire medieval incluso mejor que Bologna. Las calles eran angostas y recibían poca luz debido a que los edificios eran bastante altos y no permitían que el sol iluminara el suelo como sí sucede en calles anchas.

Nuestra primera parada en grupo fue en la Piazza del Campo, que me pareció una de las más bonitas que había conocido en toda Italia. Es una plaza demasiado grande, con forma de óvalo o de concha, rodeada en su mayoría por edificios o “palazzi” muy antiguos, y con monumentos de gran belleza como la Torre del Mangia (un campanario medieval) y una fuente de mármol enorme e impresionante con diversas esculturas y detalles bellísimos.

En esta plaza es donde se realiza cada agosto el Palio di Siena, una competición o carrera de caballos en la que participan los barrios de la ciudad, cada uno de los cuales forma un equipo, o “contrada” en italiano, y cuenta con su propio estandarte. Estos estandartes se pueden comprar en las tiendas de recuerdos. Las insignias de estos estandartes pueden ser animales normales, como lobos o jirafas, fantásticos, como dragones o unicornios, y objetos o lugares, como conchas y torres. Toda esta tradición se remonta a la Edad Media.

El palio se celebra cada año en julio y agosto y cuenta con muchísimos espectadores, por lo que para estas fechas los edificios de alrededor de la plaza pueden rentar sus terrazas por una cantidad de dinero exagerada. Los habitantes, en general, sienten un gran fervor por esta festividad y están ahí para apoyar a sus respectivos barrios. La preparación para esta carrera implica que tanto los caballos como los jinetes entrenen durante todo el año para estar listos para el evento más importante de la ciudad.

Dato triste sobre el Palio: Por interesante que parezca el Palio, debo decir que me parece que atenta contra la integridad de los caballos, pues no es únicamente la intensa preparación y exigencia física que se hace a los animales, sino que ya en la competición resulta bastante difícil para ellos. La plaza, como ya dije, tiene una forma ovalada, además de que el suelo es bastante irregular, con partes más altas y más bajas, y no plano, como sería ideal para una carrera. Cada año, muchos caballos caen al intentar dar la vuelta en la curva más angosta de la plaza, y muchos de ellos mueren. Yo sé que es una tradición de muchísimos siglos y comprendo la importancia cultural de conservarla, pero también opino que no es justo que tantos caballos tengan que sufrir e incluso morir por un capricho cultural del ser humano. Es un poco como las tauromaquias en España, un poco menos cruel y despiadado, claro, pero a final de cuentas sigue siendo una tradición bastante polémica en la que es más importante la diversión y la conservación de un patrimonio cultural que la vida de un animal. Solo lo pongo sobre la mesa, pues también me parece relevante reflexionar sobre estas cuestiones.

Volviendo a temas más alegres, quiero seguir hablando de la ciudad de Siena. Dado que tuvimos muy poco tiempo para estar aquí, y parte de este lo usamos para comer, no pude conocer demasiados lugares. Pude conocer la catedral por fuera (no entré porque cobraban la entrada), y algunos edificios que encontramos en nuestro camino y se veían agradables, pero cuyos nombres nunca busqué. Lamentablemente no pude conocer la ciudad tanto como lo merecía su belleza, pero por lo poco que conocí y las ganas que me quedaron de conocer más puedo decir que vale totalmente la pena visitarla y, sobre todo, que se le debe dedicar muy buen tiempo para poder disfrutar más de lo que yo pude.

Terme Antica Querciolaia

Finalmente, nuestro último destino fueron las aguas termales de Antica querciolaia, que se encontraban como a veinte minutos en autobús desde Siena. El lugar es perfecto para relajarse y nos cayó muy bien a todos en esa temporada de la escuela en la que nos encontrábamos tan estresados.

No sé exactamente cuánto cueste la entrada, pues venía incluida en lo que pagué del tour, pero por lo que investigué tenía un costo de doce euros por persona. Sé que ahí cerca de Siena hay otros sitios con aguas termales, no sé si sean mejores o más baratos, pero seguro que se puede encontrar esa información con una búsqueda en internet.

Las termas a las que yo fui las recomiendo ampliamente. Las instalaciones son grandes y muy limpias, ofrecen duchas de buen tamaño y lockers para guardar las cosas sin pagar extra. Venden diversos productos para el cuidado personal, elaborados con la misma agua termal y otros materiales de ahí mismo.

El lugar cuenta con varias albercas (piscinas), una incluso está bajo techo y conectada por una especie de túnel con la alberca más grande al aire libre. Debo decir que cuando fui hacía bastante frío y lo que nos quedó mejor fue elegir la alberca con agua más caliente y después irnos a la techada, pero supongo que en verano que el clima es diferente sería mejor buscar las albercas de agua más fría.

Estuvimos algunas horas ahí, disfrutando, nadando y relajándonos en este lugar maravilloso. Después llegó la hora de partir, y luego de un gran día en Monteriggioni, Siena y las termas  regresamos a Bologna, más relajados y felices, y con una gran experiencia más para contar.

Así que si pensaban visitar alguno de estos destinos, ahora cuentan con una opinión más al respecto.

¡Gracias por su atención y hasta la próxima!

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