Lago di Garda, un lago de cuento (II)
Después de mi gran ausencia de la semana pasada, y primeramente lo siento por ello, hoy vuelvo para contaros, como os prometí, dos de los sitios más bonitos que descubrí y que se pueden visitar del gran Lago Di Garda, que ocupa gran parte del norte central de Italia.
En el post anterior, os hablé de Peschiera del Grada, pueblo pequeño y pesquero al que se llega a través de tomar un tren desde Padova. En este caso, conoceremos Sirmione, un lugar que para visitarlo , cogimos un autobús allí mismo en Peschiera que por (si no creo recordar mal) 4 o 5 euros, te llevaba a este otro pequeño pueblo turístico de la zona que rodea al lago. Éste se conoce principalmente por el castillo medieval a través del cual se accede a la ciudad cruzando un puente levadizo, y por las ruinas de una antigua villa romana.
El castillo está abierto al público y se puede visitar. Nosotros tuvimos la mala suerte que, al llegar, ya iba a cerrar por lo cual no tuvimos la oportunidad de entrar. Pero desde fuera parece espectacular así que, si tenéis la posibilidad, os recomiendo que lo hagáis.
Para mí, fue un lugar simplemente para desconectar. Mágico y natural. Para respirar hondo y coger aire.
El casco antiguo es muy particular. Sus calles son estrechas y pequeñas pero con un encanto y edificios propios del estilo románico. Incluso también sus edificios más emblemáticos, como las iglesias. Personalmente, recorrer sus calles fue una de las cosas que más me gustaron.
Cuando fuimos a visitar Sirmione, y ya que como lo hicimos el mismo día que estuvimos en Peschiera del Garda, llegamos allí casi por la tarde. En Italia suele anochecer mucho antes que en España, así pues disfrutamos de esta ciudad con las luces y sombras que generaban la caída del sol. Algo que yo nunca me hubiera esperado es lo que pude presenciar gracias a esto. Puedo decir, también a día de hoy, que Sirmione ha sido el lugar donde he visto el atardecer más bonito de mi vida. Y eso, que no han sido pocos. Los contrastes de colores que a medida que bajaba el sol se mezclaban con el agua, dejaban a la vista una imagen sacada propiamente de una pintura. Creo que ni siquiera las fotos que voy a enseñaros, les hace justicia pero para que os hagáis una idea. Era, simplemente, espectacular.
Después de esta visita, conservo un gran recuerdo de este viaje. Y si tuviera la oportunidad, no me lo pensaría dos veces para volver. La vuelta a casa la hicimos justo desde Sirmione ya que hay un autobús que conecta con Verona. Y en Verona, ya cogimos el tren de vuelta a Padova. La verdad es que en Italia es muy sencillo y económico viajar con el transporte público, creo que os lo he comentado más de una vez.
Igualmente, sin duda, una de las excursiones más bonitas que hice. Y, en los próximos post, seguiremos recorriendo alrededores, descubriendo rincones, nuevos paisajes, curiosidades y puestas de sol. ¡Qué me gustaban los findes de excursión!
¡Hasta la próxima aventura!
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