La capital del Arte

Cuando por fin ya no tuve más pendientes por arreglar, mis días fueron dedicados completamente a disfrutar y seguir conociendo Florencia... Un día a la vez.

Pronto llegó a casa mi compañera de piso. Sentía como si fuera a llegar una amiga conocida de toda la vida, pues ya llevábamos un par de meses aproximadamente hablando desde que acordamos buscar un departamento juntas y me caía de maravilla. Yo estaba por cumplir 21 años y ella tenía 22, así que la escasa diferencia de nuestras edades hizo que desde siempre nos lleváramos muy bien. Fue un momento chistoso conocernos porque ella llego con toda su familia a casa, así que conocí a sus padres y sus hermanas. Después de conocer el departamento quedaron todos encantados con lo mono que es y de inmediato nos pusimos a limpiar y arreglar algunas cosas entre todos. Decidimos ir a IKEA a hacer algunas compras para la casa. Se suponía que solo íbamos a comprar toallas y algunas cosas para la cocina, pero ya saben cómo es el tema de las compras. Decimos ir sólo por una cosa pero terminamos comprando toda la tienda. Al final nos llevamos hasta cojines, trastes, una licuadora y tapetes para decorar nuestras habitaciones. Volvimos ya por la noche, como a las 9, exhaustos por las compras y la tarde limpiando en casa, así que era el momento justo y necesario para salir por una deliciosa pasta. Muy monos me invitaron a cenar con ellos.

Era ya un poco tarde para ponernos a buscar y elegir un buen restaurante, así que no invertimos tiempo pensando a dónde ir. Decidimos ir a uno que estaba a lado de casa, la "Trattoria da Benvenuto”. No es un mal restaurante, tampoco el mejor.

Algo verídico es que jamás me tocó una comida mala en ningún restaurante, en ninguna parte de Italia. Simplemente hay unos mejores que otros pero no me atrevería a decir que tuve malas comidas. Sin embargo algo muy curioso, y en lo que coincidí con varios amigos, es en nuestra opinión sobre el pan en los restaurantes italianos, ya saben, el que va al centro para acompañarlo con los platillos. Creo que de verdad fueron contados los lugares donde me tocó probar un buen pan, o más que un “buen pan”, que tuviera un poco de sabor. Pero imposible olvidar que en esta trattoria verdaderamente el pan no sabía absolutamente a nada. Pedimos una variedad de pastas al centro para compartirlas entre los 6 que éramos, y estaban buenas, pero el pan sin nada de sabor. En otros lugares diría que estaba muy simple, pero aquí nos quedamos con eso… “El lugar donde el pan no sabe a nada”.

En fin, solo es una experiencia y comentario, no estoy diciendo que no recomiende el lugar en absoluto. Pero así pasa. Como comensales, y además para los que somos amantes de la comida italiana, tener una mala experiencia (ya sea algo garrafal o alguna cosa menor como el detalle del pan), estas cosas repercuten muchísimo porque no se nos van a olvidar nunca. Ahora gracias a eso ya recordamos ese lugar de esa manera. Diez cosas buenas podría tener un lugar con puntos a su favor, pero con tan sólo un detalle negativo que tenga, la percepción del cliente se vuelve negativa en automático. Difícilmente damos una segunda oportunidad. 

Por eso este mundo de alimentos y bebidas que es tan competitivo me encanta. Porque es tan delicado, que hay que ser lo suficientemente precavidos para no fallar, pues a veces no hay segundas oportunidades y siempre debemos tener en mente que se deben hacer las cosas bien desde la primera vez. Cada error cuesta una gran pérdida, sea económica o de prestigio. Todo se trata de estrategias de negocios. De esos detalles que les falta mejorar a algunos, otros lo toman como ventaja para aprovecharse y salir adelante,  porque ya se dieron cuenta de qué es lo que la gente pide, creando así la competencia.

Y así todos van superándose. Bien dicho esta que si nos equivocamos, del error se aprenderá. Y efectivamente, aunque puede ser muy reñido, al final se está luchando por  hacer las cosas mejor y por conseguir un objetivo, que es buscar la satisfacción del cliente y atraer más mercado. Así que el tomar ventaja de esas acciones en este mundo de negocios, solo refleja que las personas algo están haciendo bien. Pero en fin, ni hablar. Me emocioné un poco profundizando en temas de marketing. Tan solo se trata de una de mil experiencias...

La familia de mi amiga se quedó en Florencia por un par de días más, por lo que ella se la pasó evidentemente con ellos todo ese tiempo, pues no conocían la ciudad. En esos dos días pasearon por las principales atracciones turísticas, igual que como yo lo hice con mis padres antes de que me entregaran el piso y se fueran. Ya les había comentado en una publicación anterior que había conocido lo turístico de Florencia con ellos pero no les conté con detalle todo lo que vimos, quise esperarme a este post para empezar a platicarles mejor.

Mis padres tenían ya planeados y contados sus días en diferentes partes de Europa, así que como ya se imaginarán, para hacer una visita de unos cuantos días por ciudad, los recorridos son rápidos y básicamente solo se trata de ir a conocer lo más famoso y característico de cada lugar, pues de lo contrario el tiempo no alcanzaría. Claro que yo al vivir en Florencia fueron incontables las veces que fui a todos estos lugares, pues con el tiempo al tener visitas de amigos, tenía que darles otra vez el tour, pero por supuesto que yo encantada. No podría cansarme jamás de recorrer estos increíbles lugares, que además con el tiempo se fueron haciendo cada vez más especiales y simbólicos para mi.

A partir de ahora y en mis siguientes publicaciones, ya oficialmente empezaré a contarles y  tratar de mostrarles cómo es Florencia, desde el aspecto turístico y qué visitar, hasta lo que es realmente vivir ahí en el día a día de la ciudad. Nada me vuelve más loca y me hace feliz que contar mis experiencias en Italia o dar consejos y recomendaciones a la gente cuando me  los piden, así que créanme que estoy disfrutando bastante escribir este blog.

Confieso que no tenía ni idea al principio de cómo empezarlo y qué decir primero (de hecho aún sigo sin saber lo que procede ni cómo terminará), pero descubrí que no se trataba de darle una estructura en especial. Decidí dejarme llevar sin planearlo. Solo aterricé mi mente a finales del año 2015, que como ya les conté, fue cuando empece a organizar el viaje. Y de ahí en adelante no he hecho más que dejarme llevar por todos los recuerdos… Pero obviamente he tenido que mencionarles la parte de la visa y el permiso de estancia porque además de que puede ser para algunos información útil, ¡sin eso no me hubiera sido posible hacer el viaje! 

Dentro de todas las recomendaciones e información turística hay muchísimo de historia que podría narrarles sobre cada lugar a visitar. No lo haré así, porque en primera no estudio historia como para desarrollar esos temas, y en segunda, estoy segura de que habrá otros blogs aquí de otros chicos que les pondrán ya esa información. Por supuesto que si somos conocedores del tema, todo lo que digamos es bienvenido. Pero de no ser así no me gusta la idea. Yo creo que lo interesante de estos blogs es la mera experiencia. Todo lo real. Que todo lo que mencionemos aquí sea porque sale de nuestra cabeza y no de otras fuentes. Eso se me hace super valioso y, personalmente, es lo que cautiva y llama mi atención. Y eso hace un buen blog, creo yo. Finalmente libros y otros medios para informarnos de estos temas de historia hay de sobra. Y para adentrarnos verdaderamente en lo cultural, yo creo que la mejor opción es abrir literalmente un libro y dejarnos ilustrar por el.

No soy muy buena fotógrafa. Y aunque me encantaría mostrarles solo fotos mías,  de verdad que decidí al final buscar más porque no todas las que tengo hacen justicia a lo magnífica que es realmente la ciudad. Así que como lo he venido haciendo desde mi primera publicación, siempre subiré de mis fotografías pero complementaré con otras que me gustan bastante, ya sean de cuentas de redes sociales o de algún otro sitio en especial que me agrade por la calidad de sus fotos.

Veamos… ¿Por dónde empezar? Estaba a punto de decir que indiscutiblemente lo más característico de Florencia era el Duomo, pero no. ¿Dónde queda Ponte Vecchio? ¿O el David de Miguel Ángel? ¿O la Venus de Botticelli? Pecado sería decir que una cosa en específico es lo más significativo o importante de Florencia, cuando estamos hablando de la capital del arte.  Este fue un nombre que yo le di, pero ya habrán escuchado de otros sobrenombres que tiene, como por ejemplo la “ciudad del Renacimiento”. Ese también me gusta mucho, porque efectivamente estás ahí y te sientes sumergido en la época. Automáticamente retrocedes en el tiempo y te encuentras siendo vecino a unos cuantos minutos de Dante Alighieri o algún  otro grande de la época. La verdad para mi es como de cuento estar ahí, pero me dio pena ponerle un título así de patético a esto (jajaja). Soy medio ridícula ya sé, pero es que si me da una sensación de estar en un pueblito donde todo es arte y perfección. A lo que iba es, no hay forma de atribuirle a algo el título de “atracción principal” cuando nos encontramos en la capital del arte, donde todo tiene una razón de ser y una historia que contar. Verdaderamente caminar por el centro histórico de Florencia no va a dejar de admirarnos nunca, viendo sus preciosos edificios, muchos con leyendas en sus paredes que nos transportan al pasado en la historia. Hasta me atrevería a decirles que si no son personas fanáticas de la historia, al visitar Florencia su perspectiva puede cambiar y hará que les interese conocer más de la vida en otros tiempos.

No importa que visiten primero, ni el orden del recorrido de los siguientes lugares. Si van en plan de turistas ya se dejarán guiar por su mapa, pero el orden es irrelevante. Solo habrá que organizar un poco los tiempos dependiendo de el número de días que vayan. La ventaja es que todos estos puntos turísticos están en el centro histórico, que es peatonal y pequeño, así que  hay demasiada facilidad de llegar de un lugar a otro caminando sin necesidad de tomar algún transporte. 

Al llegar a la Piazza del Duomo se encontrarán con la catedral, el baptisterio y el campanario. Nunca voy a olvidar como me sentí cuando vi la catedral por primera vez. Me quedé con la boca abierta asombrada por su belleza y tamaño. Lo único que pude decir fue “¡WOW!”. Te sorprende porque no es como te la imaginabas o como la habías visto en fotos. Es todavía mejor. Ojalá alguien me hubiera hecho una foto en el momento que la vi por primera vez. Seguro que esa expresión no la he hecho dos veces en la vida, porque es tan imponente, que verdaderamente cuando te encuentras parado frente a esta te quedas sin palabras.

Más que contemplarla, vale muchísimo la pena conocer más a detalle sobre esta. Por supuesto que les recomiendo pagar la entrada y conocerla por dentro, aunque no mentiré. Lo bello más que nada lo tiene por fuera, su interior es más simple. Entrarán a muchas otras iglesias en Italia y tal vez los sorprenderán más que esta porque efectivamente su encanto se encuentra en el exterior, pero de todas formas vale la pena entrar, y por qué no, subir a la cúpula. Lo que es un hecho es que a todos lo que más les interesa es ver la vista de la ciudad. Obviamente super recomiendo subir a la cúpula y al campanario. La vista de la ciudad es magnífica. He tenido la oportunidad de subir en invierno, primavera y verano. Probablemente el mejor momento para subir sea en primavera, cuando no hay tanto frío ni calor y los días estén despejados, pero aunque se encuentren en otra temporada no descarten si tienen el tiempo la posibilidad de subir y quemar unas cuantas calorías. Les prometo que valdrá la pena el esfuerzo por apreciar la maravillosa vista que nos ofrecen ambos.

Honestamente las filas son largas. Muy largas. Si ustedes en su viaje le dedican un par de días a Florencia, no les recomendaría subir a ambos. Como ya sabrán siempre está lleno de turistas, así que van a invertir mucho tiempo esperando. Todo es dependiendo de la temporada en que vayan, pero la espera puede ser desde una hora, hasta 4, nunca se sabe. En verano espere con unos amigos casi 4 horas, mientras que en febrero alrededor de 30 minutos. Así que hay que tomar esos factores en cuenta.  Ya todo es cuestión de que se organicen para que decidan qué quieren visitar, pero existe también la ventaja de  comprar un único billete por 15 euros que permite la entrada al baptisterio, cúpula, campanario y museo del duomo. Vale la pena comprarlo si están por más de un día en Florencia, ya que es válido por 48 horas. Esto lo hacen justo por la gran cantidad de turistas que hay. Porque evidentemente es pesado y prácticamente imposible poder ver todo en un día.

Por un par de días recorriendo la ciudad, yo recomendaría invertir parte de un día en visitar estos lugares, que sin duda los dejará agotados y hambrientos justo a la hora del aperitivo, que tampoco se pueden perder, y posiblemente el otro día para recorrer la ciudad más tranquilamente, dándose el gusto de probar buenos restaurantes, visitar algún museo de arte tal vez, ir de compras a los mercados o a las tiendas más “chic”, y por supuesto, de comerse un gelato mientras caminan a lo largo del río Arno al atardecer. Creo que está es una buena alternativa pero que conozcan de todo.  

● Bianca

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