Italia, Días 1-3

Día 1

Como ya he escrito, Athanasia se fue en mayo. Yo le acompañé hasta Italia, donde pasamos unos días juntas y luego ella volvió a Grecia y yo me quedé un poco más a Italia. El día de nuestro viaje era un día lluvioso y yo no había escuchado la alarma de mi móvil -maldito timing!!! Cuando me desperté, llamé a Athanasia, diciéndole que iba a tardar. Ella también estaba muy nerviosa, porque tenía dos maletas y tendría que cogerlas hasta el aeropuerto -la lluvia no la ayudaría para nada! Yo me preparé muy pronto porque tenía mucha prisa -no tuve tiempo de desayunar ni de tomar mi café, pero lo importante era no perder el vuelo. Fui al metro corriendo y dentro de poco Athanasia me llamó y me dijo que Ryanair no le había permitido dejar sus maletas allí, entonces tendría que pagar sesenta euros para cada una -y me dijo que aparte de eso, seguro que no tendríamos tiempo para el vuelo. Yo ya estaba en la parada del metro del aeropuerto y iba a llegar al piso adecuado muy rápido. Y así era. Cada una de nosotras llevaba una mochila y una de las maletas de Athanasia. Casi perdímos el vuelo, porque en el control de la maleta de Athanasia, encontraron algo en la maleta de Athanasia -a lo mejor liquido o algo de maquillaje, todavía no lo sé y le dijeron que la tendrían que buscar. A mi me dejaron ir hasta el avión y me sentí perdida porque tenía la maleta de Athanasia y si no la dejarían a ella, yo estaría sola en Italia con sus propias cosas conmigo! Entonces, cuando entré al avión, expliqué a la azafata lo que me pasaba y ella llamó al control y les dijo de dejar Athanasia pasar. Dentro de poco, le vi entrando en el avión y de repente estaba un poco más tranquila.Igual, eso había afectuado nuestro día y especialmente lo de Athanasia que después de Italia iría a Grecia, entonces durante el vuelo intenté de explicarle que teníamos que estar tranquilas para seguir el viaje y que ya el parte más difícil lo habíamos sobrepasado.

Después de llegar a Bérgamo, cogímos el autobús hasta Milán. En Milán, estábamos ya bastante cansadas después de tantas horas de viaje, entonces nos sentamos en una cafetería al lado de la estación de los trenes y tomamos un café: el famoso cappuccino italiano. Pues, después de ese café ha sido muy difícil beber café en cualquier otro lugar: en España, pero también en Grecia. Después de una hora o así en Milán, cogimos el tren hasta Pavía -nuestro primer destino. Pavia es menos de media hora lejos de Milán, entonces no tardamos. Luego encontramos a unos amigos griegos que estudiaban allí y todos fuimos a buscar la casa de nuestro host (como ya he escrito en detalle en otra entrada, encontramos una casa a través de couchsurfing). Giuseppe vivía en una calle muy tranquila (y casi escondida, por eso muchas veces nosotras nos perdíamos) y su casa era maravillosa -decorada por su propio gusto y su estilo y casi todos los muebles eran de madera. Comimos con él y por la noche salimos con él y sus amigos y luego ya encontramos a nuestros amigos griegos.

Así pasó nuestro primer día en Italia que no estaba perfecta, porque empezó con problemas, pero su continuación era muy bonita. Ya sabíamos que Italia nos iba a gustar, porque su ambiente era similar de lo de Grecia y sus personas también. Aunque la mayoría no hablaba inglés o español, pudimos entendernos gracias a los gestos -claro, el “trademark” de los italianos que no es una exageración sino una verdad y algo muy característico que uno puede ver durante sus primeros minutos en ese país tan bonito!

Día 2

El segundo día en Italia tuvimos la oportunidad de hacer un tour de Pavia y descubrir unos sitios bonitos de esa ciudad increíble. Es una ciudad muy diferente de Milán, mucho más pequeña, con menos gente y menos turistas. Pero hay una arquitectura clásica, unas calles muy bonitas y muchas cafeterías, bares y restaurantes para los jóvenes. Por la mañana, fuimos al centro de la ciudad para ver las universidades. La Universidad de Pavía es un edificio grande y amarillo y parece tradicional en lo que tiene que ver con su construcción y su arquitectura. Entramos y vimos unas de las facultades -a mi me interesaba ver la facultad de Derecho, para poder ver como es mi facultad en otros países. No entendí muchas cosas, pero fue bien poder verla! Más tarde, comimos en un horno pequeño y luego paseamos por el barrio donde pudimos ver un poco las tiendas de ropa. Por la tarde, fuimos a un parque muy grande, donde nos quedamos unas horas y luego nos sentamos en una cafetería para tomar un café. Yo tomé un café que nunca antes había probado y tampoco sabía que existía: era café con guaraná y en la carta de la cafetería ponía que te daba energía. Y así era. Dentro de poco me sentí mucho mejor que antes y también me había gustado mucho su sabor. Yo no pongo azucar en el café, entonces podía entender muy bien el sabor del café y lo de guaraná. Después de caminar un poco más por la ciudad, volvimos a la casa de Giuseppe. Despues de descansar un poco, nos prepararnos para salir por la noche. Fuimos a la plaza más grande de Pavía, donde se concentran muchos jóvenes cada miércoles. Y como era miércoles, había mucha gente por allí. Nosotras fuimos a comer en una pizzería, porque hasta ese día no habíamos probado la famosa pizza italiana. Pues, lo que dicen los italianos o los que han estado en Italia o las revistas es todo verdad. Los italianos saben cocinar y también saben comer y evaluan mucho la buena calidad de la comida. Después de cenar (demasiado, pero muy bien) caminamos por la plaza y nos sentamos un poco por allí. Más tarde, empezó a llover, entonces nos volvimos a la casa para dormir. Había sido un día interesante.

Día 3

El tercer día nos levantamos bastante pronto por la mañana y preparamos nuestras maletas. Luego nos fuimos de la casa y fuimos a la universidad, donde trabajaba Giuseppe, para dejarle sus llaves. Le agradecemos mucho por acogernos todos estos días -fue un placer conocerle, porque es una persona que te puede enseñar muchas cosas con su inteligencia, su alegría y su filosofía de vida. Luego fuimos a un horno para comer y ya dentro de poco cogímos el tren para llegar a Milán. Athanasia se iba esa misma noche y yo seguiría mi viaje unos días más. Lo peor era esperar en la estación de trenes hasta la noche -eran muchas horas y vers la media noche Athanasia se fue y yo tenía que quedarme por allí hasta la mañana siguiente que iba a ir a la casa de mi nuevo host, Alessio. La estación de trenes no es el mejor lugar para pasarte la noche, especialmente para mi que estaba sola. Suerte que conocí a una señora muy buena y hablamos unas horas. Ella era africana pero me hablaba en francés y así nos podíamos entender. Era una mujer muy interesante y hablamos de muchas cosas, como la crisis y la situación de nuestras sociedades. Ella cogió su tren a las cinco, entonces yo me quedé sola de nuevo, porque todavía era demasiado pronto para ir a la casa de Alessio. Las tiendas de la estación estaban cerradas, pero a las seis abriron de nuevo. Así, podía estar más comoda por fin. Fui a una cafetería, tomé un café y un bocadillo para desayunar. Allí había también unas tabletas que ofrecían wifi a los clientes de la cafetería. Aproveché de la oportunidad para buscar la casa de Alessio en Google Maps. Estaba muy sorprendida de ver que la casa estaba muy cerca de la estación de autobuses -dos paradas de metro o unos veinte minutos a pie. Me quedé unas horas más en la cafetería y vers las ocho y cuarto empezé a caminar hasta la casa de Alessio. El metro ya había abierto, pero yo prefería ver un poco el barrio. Saqué unas fotos y miré a la imagen de Milán después de la lluvia. Dentro de poco, llegué a la casa de Alessio y así empezaría mi cuarto día en Italia!


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