Ischgl parte 2
Nos despertamos temprano por la mañana. Yo compartía habitación con una de las mejores amigas de mi madre. Era una mujer simpática, pero estaba acostumbrada a levantarse muy temprano. Yo, sin embargo, soy una persona joven que se acuesta a las doce de la noche, a la una o a las dos de la mañana y me levanto tarde. Sé que unas vacaciones para esquiar implican levantarse temprano, ¿pero de verdad era necesario levantarse a las seis y media de la mañana? En fin, no era su culpa. Esa era la manera en la que estaba acostumbrada a actuar por las mañanas. Después de superar mi creciente enfado hacia ella, bajamos para desayunar. Nuestro hotel ofrecía el desayuno y la cena. El desayuno era solo un bufé y teníamos que elegir por nosotros mismos. Lo único que la camarera nos servía era el café, el té o el chocolate caliente. Elegimos café y nos fuimos al bufé.
Había una gran variedad de comida: huevos, salchichas, pan (negro y blanco), dulces, pasteles, bizcochos, jamones, quesos (muchos tipos de ambos), pimientos, tomates cherry, cuatro o cinco tipos de fruta y también cuatro o cinco tipos de cereales. Podíamos elegir. Había incluso una gran variedad de té. El té estaba buenísimo, y también la comida. Todo parece tan rico cuando hay cosas chulas para comer. Después de probar el salmón con tomates cherry y el pan con diferentes tipos de frutos secos, decidí que quería terminar mi desayuno con un té. Elegí un té que no iba en bolsitas de té, sino que eran unas hierbas que ponías dentro del agua caliente. Después de buscar algo donde poner las hierbas, no encontré nada adecuado, así que las puse directamente en la taza con un poco de agua caliente. Me di cuenta rápidamente de que no se puede beber así el té. Las hierbas se me estaban metiendo en la boca, y llamé a la camarera, y aunque me avergonzaba preguntar, le pregunté qué se supone que debía hacer con las hierbas del té. Sonrió y me enseño las bolsa de té vacías que se supone que tendría que haber usado. Simplemente tenía que poner las hierbas en la bolsita.
Después del desayuno tuvimos que ir al área de esquí. Como éramos cuatro y una niña pequeña, nos llevó bastante tiempo vestirnos para la montaña, ponernos las botas de esquí, etc. Fuimos al telecabina y vimos a muchísima gente de pie fuera y esperando. Nuestro hotel nos vendió los pases de esquí (los hoteles tienen derecho a hacer esto), pero el pase de mi hermana era gratis. Como era gratis, solo podíamos cogerlo en la oficina de los tickets cerca del telecabina. Había una cola enorme y esperamos alrededor de una hora. Esperamos y esperamos. Mientras, mi madre se dio cuenta de que se había olvidado la mochila en el hotel. Adivinad quién tuvo que volver y cogerla. Sí, ¡fui yo! Volví a su habitación y no había una mochila por ningún lado. Busqué por todos sitios. Luego pensé que puede que se la dejara en la habitación de esquí. Bajé las escaleras y allí estaba. Volví al telecabina algo enfadada. Cuando llegué mi madre todavía no había comprado el pase de esquí. Cuando por fin lo hizo, tuvimos que esperar para coger el telecabina.
La espera mereció totalmente la pena. Las bajas de las pistas de esquí encima de Ischgl eran increíbles. Hay alrededor de 240 kilómetros de bajadas y pistas. El tiempo era muy bueno: soleado, cálido... demasiado cálido en realidad. Los Alpes tienen un problema parecido al del resto de resorts de esquí de Europa: no hay suficiente nueve y clima demasiado templado. Estábamos como siete grados en Ischgl la mayoría del tiempo. Eso es demasiado.
Nuestro primer día fue tranquilo. Probamos algunas bajadas, pero no nos alejamos mucho del telecabina principal. Las pistas de esquí encima de Ischgl también están encima de Suiza, y en particular encima del pueblo suizo de Samnaun. Por lo que, cuando esquías por allí, puedes ir fácilmente de Austria a Suiza y de vuelta. Es muy guay. No hay fronteras, no hay nada.
Volvimos al hotel, cansados pero felices. Estuvimos en la montaña alrededor de cinco horas. Esto incluyendo un descanso para el almuerzo, claro. Había una pista de esquí que nos llevó justo al lado del hotel. Decidimos probar y fue un grave error. La pista era larga y llena de gente. Además, como era el final del día, la nieve no estaba tan suave y genial. Estaba amontonada por los movimientos de los esquiadores. Había hielo en algunas zonas. Fue horrible. Mi hermana pequeña lo pasó fatal, pero llegó bien.
Esa misma noche había una cena de gala en nuestro hotel. Había diferentes tipos de platos. No podíamos elegir nada del bufé. Todo estaba preparado de antemano. Comimos muy bien esa noche. El único problema fue que era demasiada comida.
Nos fuimos a dormir felices y listos para un nuevo día.
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