Playa de Benirràs

Cuando uno piensa en Ibiza, se imagina el lado lujoso, las playas llenas de famosos y una fila de discotecas que no acaba nunca. Sin embargo, hace treinta años los hippies lideraban la "isla bonita".

Al norte de la isla, entre San Miguel y Portinatz, está Benirràs, que parece tranquilita entre semana pero se llena de gente el domingo, por lo que aparcar se vuelve toda una hazaña. De hecho, todo el mundo va por la misma razón: la puesta de sol. Están los que la ven por primera vez, los turistas, asomando la nariz con la curiosidad de saber cómo es un domingo en esta playa.

Luego te ves a los domingueros, que empiezan a preparar el ritual del descanso con la cerveza, la sangría y las patatas fritas mientras se relajan mirando el paisaje. Los más descarados se llevan hasta los ingredientes para preparar mojitos. Bueno, también están los hippies, con unas rastras a cada cual más larga, medio desnudos y tocando los bongos o la guitarra. Si te apetece, también puedes echarle un vistazo a los puestecitos de collares, pulseras e incluso ropa hechos a mano que hay en la playa.

Y te vas dejando llevar por el sonido de la música en la arena infinita, guiado por el dulce olor de la marihuana. El sol va cayendo poco a poco, dejando a su paso un rastro de colores que se van reflejando en el mar. Si hace un mal día, se puede poner por las nubes, pero la vida sigue con los bailarines, los malabaristas y la risa de los niños. Sin olvidar a los vendedores de frutas y bebidas refrescantes que gritan y gritan (por mucha pena que den) ofreciendo sus productos en un intento de ganarse algo de dinero.

En este ambiente todas las miradas se dirigen al horizonte, hacia el peñón que domina el centro del mar y los barcos. Todos miran el atardecer. La tarde acaba con esta belleza anaranjada desapareciendo en el Mediterráneo, seguido de aplausos, un poco cliché, agradeciendo esta joya de la naturaleza.