Henna

¡Hoy he probado la Vacutherm por segunda vez! Y no ha ido mal, ¡así que me he apuntado! Espero poder ir al menos una vez a la semana, es cuestión de convertirlo en una rutina. Una vez que te acostumbras, ya sabes cómo va la cosa. Menudo día tan bueno... ¡Encima me han llamado para decirme que me han aceptado en Provident! Parece ser que el examen de Excel, o no me salió tan mal o los demás eran mucho peores que yo. Estoy contentísima, aunque no empiezo hasta el 11 de julio. Pero bueno, tengo un trabajo asegurado en el que voy a aprender más sobre finanzas y que puedo poner en el CV. ¡Ahora solo tengo que buscar otro trabajo, probablemente en una cafetería o en un bar donde pueda relajarme y trabajar en mi tiempo libre!

También me he teñido el pelo con henna después de todo el semestre. La henna es un tinte natural para el pelo. Todo empezó con una amiga. Llevo mucho tiempo tiñéndome con productos químicos. Sabía que no tenía el pelo más sano del mundo, que lo tenía bastante dañado, pero como lo tengo muy fino y débil, es difícil cuidarlo. ¡Pero todo cambió cuando mi amiga me dijo que ella se teñía con henna sin color! No tenía ni idea de qué era. Me dijo que la henna era buena para el pelo. Me convenció de que la henna iba genial. Supuse que tendría razón. Total, si no funcionaba, ¿para qué se molestaba en teñirse todos los meses? Aun así, por si a caso, la probé con mi madre.

Primero, compramos una henna barata que recomendaban en Internet. Pero no me daba muy buena espina. ¡En comparación con los tintes normales, esto olía fatal! ¡Parecía barro! ¡Era verde! Ni siquiera sabíamos cómo aplicarla. Leímos que teníamos que echarle agua caliente y esperar dos horas, pero en Internet había todo tipo de consejos, tantos que era difícil saber cuál sería el adecuado. Algunos decían que se pueden añadir más ingredientes para que tuviera mayor efecto. Además, la temperatura del agua tenía que ser distinta según la henna fuera roja, marrón, etc. También que era mejor dejarla actuar en el pelo toda la noche. Cuando lo probamos, menudo chasco. No solo no se me veía el pelo más sano, sino que ni se apreciaba el color. Por si fuera poco, aplicar la henna era muy complicado. Al contárselo a mi amiga, parece ser que me equivoqué de henna. Hay tantos tipos...

En un segundo intento, compramos henna de la marca Lush, la más cara. Era más fácil aplicarla, pero el efecto fue el mismo. Seguíamos sin notar diferencias en el estado del pelo y el color tampoco se veía. Queríamos teñirnos de negro, así que investigamos en Internet y decubrimos que la henna es roja, por lo que es complicado teñirte de negro con ella. Tuvimos que comprar una henna especial llamada Negro Índigo. Yo al final decidí probar la henna marrón o roja. Al final, mi madre probó la negra y yo me compré el tono marrón de la misma marca. ¡Menuda sorpresa! ¡A mi madre se le quedó el color! ¡Por fin consiguió oscurecerse el pelo con henna! Sin embargo, a mí no me funcionó tan bien, no se apreciaban muchas diferencias en el estado del pelo.

Estuve a punto de volver a los tintes químicos, pero tras unos meses de prueba, la henna me funcionó. Compramos henna de la marca Khadi. Bajo el sol, se me veía el pelo cobrizo y me gustaba porque tenía reflejos rojos. Hace ya un año desde que empezamos a usar henna. No sé si tengo el pelo más sano, pero le di otra oportunidad. A lo mejor los efectos de la henna tardan en aparecer. Hoy le he puesto limón y té negro a la mezcla para hacerla más fuerte.

¡Ay, por primera vez, la henna ha funcionado! ¡Buah! No sé si será porque me he lavado el pelo antes de ponérmela o porque le he puesto limón y té. ¡El caso es que ya se ve el color! ¡Me encanta! Es un tono entre castaño y rojo, exactamente lo que quería, así que voy a seguir tiñéndome con henna.

Al día siguiente, por la mañana, fuimos a Nové Město nad Metují a ver a mi padre y a mis abuelos. A mi hermana le encanta ir en autobús, pero fue el peor viaje de mi vida. ¡Me recordó a cuando tenía que ir al instituto todos los días a las seis de la mañana y el bus estaba siempre lleno! No pudimos encontrar un sitio libre y no me podía ni imaginar de pie los 45 minutos de viaje con ese calor. De repente, vimos un asiento reservado. Sentarnos las dos en un solo asiento era horrible, pero seguía siendo mejor que ir de pie. ¡No sé por qué no ponen más autobuses! Hace años, cuando tenía que ir a Hradec desde Nové Město, era igual. Es intolerable ir de pie 45 minutos sin aire, pero nadie toma cartas en el asunto ya que al poner solo un autobús, se gasta menos, y con toda la gente que sube, se gana más. Tuvimos suerte, nadie reclamó el asiento reservado. Cuando llegamos a Nové Město, mi abuelo nos estaba esperando. Hacía un tiempo de espanto. ¡No podíamos ni andar 30 minutos seguidos! Se estaba mejor dentro del piso con las ventanas cerradas.

Por la tarde fuimos a tomar un helado con Juliette y Ludek. ¡Mi hermana estaba contentísima porque Ludek tenía un perrito y a ella quería tener uno! No lo soltó ni un segundo. Después fuimos al estadio con el parque infantil en el que solía jugar de pequeña. Lo habían reformado entero. Estaban haciendo una barbacoa y como me encanta, decidimos quedarnos y comer algo. Fue una sorpresa cuando una chica nos dijo que lo organizaba una empresa y que no había que pagar. Mi hermana estuvo jugando un buen rato, mientras nosotros nos sentamos en un banco intentando sobrellevar el calor. Les conté a todos mis aventuras en Francia y mis futuros planes. Luego, mi abuela hizo mi comida favorita: solomillo. También preparó una tarta y cuando terminé de comer, me soltó que tenía que hacer más ejercicio, que había estado comiendo mucho en Francia.

Por la noche vimos una película de fantasía en la tele. Me gustan estos días de relax en casa de mis abuelos, aunque no haya mucho que hacer. Por eso teníamos ganas de que llegara el sábado para ir a la piscina. Mi hermana se volvió loca. ¡Llegamos sobre la 10:00 y estuvo metida en el agua hasta las 16:30! Yo quería descansar un poco en la toalla, pero no me dejaba, tenía que estar con ella todo el rato. No sé de dónde saca tanta energía. Estuvo yendo de una piscina a otra (la pequeña y la grande) todo el tiempo, no quería estar ni un minuto fuera del agua.

Me quedé alucinada cuando vi la temperatura del agua. Si en casa solía estar a 32 grados, esa estaba a 24. Muchísima diferencia. Me costó meterme en la piscina, pero lo hice.

Quería aprovechar el tiempo, así que tomé el sol todo el día. No fue la mejor idea. Al salir de la piscina, estábamos rojos como gambas y dolía un montón. Nos pusimos protección solar, pero como si nada. Seguramente un día entero bajo el sol era demasiado. Dicen que para lucir hay que sufrir. O tener más cuidado... En el recinto, no tenían nada especial para comer: había helado, patatas fritas, queso frito, hamburguesas y perritos calientes. Mi hermana se pidió dos perritos porque son su comida favorita. Lo pasamos muy bien con mi padre. Estuvimos hablando sobre todo lo que había pasado en los últimos seis meses. Su cumpleaños fue en abril, así que le compramos una camiseta blanca como regalo. El tiempo pasó volando y mi madre vino a recogernos. Ahora tocaba celebrar el fin de exámenes.

Hicimos una reserva en el restaurante Na Hrade. No me gusta organizar fiestas, siempre hay alguien que se queja del sitio o de la fecha. Además, tienes que ir preguntando a la gente si puede ir y al final te decepcionas si dicen que sí y cinco minutos antes de la fiesta cambian de idea. Por ello, decidí organizar una fiesta con Lucy porque apenas vemos a la gente de Hradec. Elegimos este restaurante por uno de sus platos, llamado tiras de pollo, que nos encanta, y la cerveza también está muy bien. Por desgracia, no les quedaba sitio en la zona de no fumadores. Volvía a hacer un calor sofocante. Cuando iba en el bus, de camino, se puso a llover, pero me dio igual, me puse un vestido de verano. No conocía a muchos de los invitados, pero mis amigos fueron llegando poco a poco.

Nadie quiso compartir la comida conmigo, así que pude evitar los fritos. De nunca me ha gustado este sitio, y ese día no fue la excepción. ¡Qué desastre de camarera! Creo que como he sido camarera durante un año, me doy cuenta de ciertas cosas. Sé que la actitud de una camarera es la parte más importante de su trabajo y no me podía ni imaginar siendo desagradable con los clientes. Pero eso a esta le daba igual. Lo hacía todo sin ganas y sonreír era un misterio para ella. Me tomé un par de cervezas mientras esperábamos al resto.

Después llegaron los problemas. Estaba hablando con una compañera del instituto, Nicka, y le estaba contando que iba a venir Dan, pero que no le hacía gracia estar en un restaurante porque hacía mucho calor, que prefería estar fuera. Ya estoy acostumbrada a tener problemas con él cuando organizo algo con Lucy, pero no me esperaba que se acabara yendo. Simplemente apareció, se bebió una cerveza y exclamó: «Vamos a otro sitio, que hace mucho calor». En realidad tenía razón, se estaba mejor fuera, pero cuando hicimos la reserva no sabíamos qué tiempo haría. Yo no me podía ir aún porque me quedaba más de la mitad de la cerveza que había pedido. Sugerí esperar a que todos termináramos o que salieran ellos a buscar sitio y nos avisaran. Pero eso para él era una locura y se enfadó un montón: «¿Vas en serio, Baru? ¿Has tardado dos horas en beberte dos cervezas? ». Me parecía ridículo. Cuando éramos más amigos, me habría preocupado en solucionarlo, pero ya estaba acostumbrada a pasar de él. Se me había olvidado cómo se ponía. Obviamente, no me iba a beber la cerveza de un trago para irme solo porque él lo dijera, por lo que le dije que saldría cuando hubiera terminado. Eso fue demasiado para él: cogió y se fue. Me gustaría mencionar que esto pasó en un momento. O sea, vino, estuvo 10 minutos quejándose y se fue. Se suponía que habíamos ido a celebrar, así que lo ignoré, aunque fue el tema de conversación toda la noche.

Nos marchamos sobre las 22:00. Compramos botellas de vino en un bar que no conocíamos y nos las dieron frías y abiertas. Fuimos a un sitio muy agradable en Hradec en el que probablemente no se podía beber. Estuvimos allí mucho tiempo, estaba muy contenta de ver y hablar con todos. Los «viejos» amigos que te conocen desde el instituto son siempre buena compañía. Al final me alegré de haberlo organizado, espero volver a verlos pronto. Nos divertimos mucho, pero cuando terminamos las botellas quisimos comer algo o comprar más vino. Mandamos a dos amigos a que buscaran algo y los estuvimos esperando muchísimo tiempo. Por desgracia, todo estaba cerrado. Me quería quedar más allí, pero hacía mucho frío porque ya era la 01:00. Por tanto, llamé a mi madre para que me recogiera. También recogió a mi amigo Honza; llegué a casa sobre las 03:00. ¡Me lo pasé genial con todos!

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