Contra las conductas de riesgo en los jóvenes
¡Hola a todos!
En Finlandia, los días empiezan pronto. El primer paso tras despertarse es subir a disfrutar de la sauna finlandesa tradicional de nuestro hostal. Allí hemos conocido a muchos turistas de todo el mundo, pero especialmente de Asia, sobre todo coreanos. Y es que en Finlandia hay muchísimos asiáticos: Habitantes japoneses, vietnamitas y coreanos. Sin embargo, la población está muy unificada y, menos en algunos casos, en Helsinki la palabra «integración» no es simplemente una utopía. Una vez que teníamos las pilas cargadas, podíamos comenzar el día.
Después de la sauna y del desayuno íbamos a nuestra universidad de acogida, llamada Universidad de Ciencias Aplicadas de Metropolia. El primer día, los profesores finlandeses nos dieron una clase de finlandés para principiantes. De verdad que aunque el húngaro y el finlandés provienen de la misma familia de idiomas, no se parecían en nada. No se parecía a ningún idioma que conociéramos. Los profesores y los alumnos de allí nos enseñaron de forma muy graciosa y es buena señal que aún me acuerdo de algunas cosas, como «apua» (ayuda) o «kiitos» (gracias), incluso tres años después. Después de algunos ejercicios y juegos para irnos conociendo, empezaron las clases, las presentaciones y los talleres.
Cada día pasábamos por lo menos 5 horas en la universidad, divididos en grupos. Cada integrante del grupo venía de un país distinto y todos estudiábamos Ciencias de la Salud. Además, cada grupo tenía un profesor como mentor que lo vigilaba todo. Los profesores eran los que dirigían nuestras tareas diarias, pero eso no significaba que fueran serios y distantes. Al contrario, eran como alumnos, solo que más mayores y con más habilidad y experiencia que nosotros. Creamos fuertes vínculos en los grupos y algunas de las relaciones con mis compañeros de equipo aún perduran. Como ya mencioné en mi primer artículo, nos unieron nuestros intereses, pasado académico, personalidades parecidas y orientaciones. Durante las discusiones y debates que tuvimos, aprendí muchísimo sobre las reacciones e interacciones de la gente y sobre cómo trabajar en un grupo intercultural, interdisciplinar e internacional. Hablamos de muchas cosas interesantes, como trastornos alimenticios, abuso, acoso, adicciones, psicología, interiorización, modas y otros aspectos sobre los adolescentes. Otro asunto importante en este programa de Erasmus de dos semanas fue una tormenta de ideas sobre las maneras de informar y prevenir. Sobre cómo solucionar el problema de los adolescentes con conductas de riesgo. Sobre cómo se pueden involucrar los profesionales de la salud y cuáles son sus responsabilidades, tareas, puntos fuertes, etc.
Siempre estábamos trabajando en algo, desde entrevistas por la calle para saber la opinión de la gente sobre adolescentes y conductas de riesgo hasta excursiones a diferentes instituciones como: centros de trastornos alimenticios, lugares de trabajo con jóvenes, centros para adolescentes vulnerables y víctimas de acoso, etc. Hicimos pósters de prevención, presentaciones y lo más importante, nuestro trabajo final en grupo: un juego de mesa para prevenir e informar.
Mi equipo ganó la competición, por lo que nuestro juego de mesa se llevó el mayor número de halagos del jurado. Se llamaba Brain ‘n Action. Tardamos mucho en sacarlo adelante. Tuvimos que pensar el nombre, el objetivo, las reglas y el diseño, pero al hacerlo nos hicimos más cercanos, adquirimos nuevas habilidades y nos concienciamos con la situación. El objetivo del juego era conseguir puntos, se trataba de ganar. Los adolescentes podían jugar en grupo o ellos solos. Había cinco categorías: fumar, beber, vida sexual, tiempo libre y salud. Cada categoría tenía varias preguntas (la parte teórica para informar) y tareas prácticas (para poner en práctica lo aprendido) sobre estos temas. Los que respondieran correctamente al mayor número de preguntas, ganaban. Nuestro juego era entretenido, dinámico y útil. Al final lo donamos a Boy’s House Helsinki, un lugar al que fuimos en una de nuestras excursiones y en el que conocimos a muchos adolescentes y jóvenes con problemas de comportamiento.
Los juegos de mesa de los otros equipos también eran muy buenos, interactivos, pragmáticos, complejos y despertaban interés. La mayoría trataban temas como la segregación, interiorización, trastornos alimenticios, enfermedades físicas y mentales, vida en familia, embarazos adolescentes... ¡Recomiendo la Conferencia Internacional de Interacción Ordenador-Humano a todo padre y niño del mundo!
Cada grupo podía regalar su juego de mesa a una fundación o asociación, lo que hizo que el final del programa fuera muy bonito y memorable. Espero que nuestros juegos sean útiles, informativos y entretenidos para sus jugadores. Así que, en general, así era el trabajo en Metropolia.
Mi próximo post será sobre entretenimiento, comida, cultura y diversión en Helsinki.
Posdata: lo siento por la calidad de las fotos, no soy fotógrafa profesional.
Gracias por leerme. Dóra.
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