Amigos en Hanoi

En diciembre no abría ninguna de mis dos escuelas, así que decidí aprovechar la oportunidad e ir a visitar a mi amiga Claire, que trabajaba en lo mismo que yo pero en Hanoi. Había estado en la capital hacía dos años, por lo que esta vez iba más por ver a mi amiga que por hacer turismo. Aun así, vimos algunos lugares geniales y traigo algunas buenas recomendaciones de comida occidental.

Llegué el jueves por la noche después de un típico retraso del vuelo de VietJet Airlines. Nos permitimos remolonear un poco antes de ir al barrio antiguo a comer. Fuimos al Hanoi Social Club, una cafetería extravagante con pósteres antiguos, muebles desiguales y una hamburguesa riquísima. Nos quedamos allí un par de horas poniéndonos al día e intercambiando nuestras experiencias por Vietnam. Claire tenía que trabajar por la tarde, así que decidí dar una vuelta por mi cuenta por el barrio viejo. Era raro volver, habían cambiado un montón de cosas en dos años, pero aun así estaba prácticamente igual. La última vez que estuve allí fue en agosto de 2015, cuando hacía calor. Esta vez el frío de diciembre me pilló por sorpresa, parecía un país diferente comparado al calor y humedad constantes de Saigón.

Fui andando a los dos mercados principales del barrio antiguo: Hang Dao Street Market y Dong Xuan Market, y luego al famoso lago Hoàn Kiếm en el que hay un templo en una isla en medio del agua. Me acordaba de haber estado por esa zona cuando pasamos el Día de la Independencia de Vietnam en la plaza mayor para ver los fuegos artificiales hacía dos años. Después de comprar algunos souvenirs e ir a la catedral, paré a por un café vietnamita (cà phê sua đá) y disfruté de las vistas desde la agradable terraza de la cafetería. Claire ya había salido cuando terminé, así que volví a su apartamento para encontrarme con ella.

Entonces fuimos a un bar local Bia hơi, aún no había ido a ninguno desde que llegué a Vietnam. Es una pequeña tienda ambulante que vende cerveza de barril por 7000 VND: ¡unos 22 peniques! Nos quedamos allí y bebimos con otros compañeros, lo que estuvo genial ya que así pude conocer al grupo. Éramos unos 20, todos apretujados en la pequeña tienda, celebrando el fin de la semana. Desde allí, Claire y yo nos fuimos en taxi junto con otras dos chicas a un local de Street Sushi cerca del principal centro comercial. Me pedí una fuente de sushi por solo 100 000 VND (3 £). Obviamente acabamos llenas y ninguna tenía ganas de salir, así que nos quedamos descansando en su habitación para ponernos al día un poco más.

El sábado quedamos con algunos de los amigos de Claire de vuelta en el antiguo barrio para comer, esta vez en el Xofa Café. Una vez más el restaurante era muy bonito y acogedor, con adorable decoración navideña y una gran selección de sándwiches y pasta. Desde allí andamos durante una media hora hasta el mercado navideño del patio de una iglesia de color amarillo intenso. ¡Comimos algo de tarta y bebimos vino caliente! ¡Fue como volver a casa! Después decidimos hacer una pequeña ruta por bares aleatorios que nos fuimos encontrando por el camino. Claire y yo volvimos para echarnos una pequeña siesta antes de la noche.

Nuestro gran grupo se puso en marcha, fuimos a la calle de la cerveza Beer Street y acabamos en un club llamado Hair of the Dog. Fue una noche divertida, ¡ponían canciones navideñas en muchos sitios!

El día siguiente fuimos a por nuestra última comida en el Moose and Roo Pub & Grill. ¡Me tomé un delicioso desayuno inglés completo por primera vez en meses! Entonces nos fuimos a una cafetería ambientada en Harry Potter llamada Always para tomarnos un cóctel temático y algunas fotos. Después estuvimos por el Distrito Tây Hồ, la zona oeste, parecida a la del Distrito 2 en HCMC. Fue agradable simplemente pasear por allí.

Desde allí fuimos a las famosas vías del tren de Hanoi. Cada día pasan varios trenes por el pequeño callejón con una fila de casas a cada lado. Vimos pasar el tren de las 15:30 desde la esquina entre Tong Duy Tan y Dien bien Phu. Es una locura lo grande que es y lo rápido que pasa el tren en un lugar tan estrecho; ¡estábamos a menos de un metro! Definitivamente merece la pena visitarlo si piensas ir a Hanoi.

Volvimos al barrio antiguo y pasamos un momento por The Note Cafe a por el famoso café de huevo. Es una cafetería muy bonita llena de coloridos post-its con mensajes escritos por cientos de personas en distintos momentos, en distintos idiomas.

A esas alturas del día decidimos volver a por arroz frito del vendedor local para cenar, ya que quedaba poco para mi vuelo. Pensé que sería buena idea coger una bici hasta el aeropuerto en vez de un coche, pues costaba la mitad de dinero; mala idea. Fue un viaje de 40 minutos entre el viento helado de la noche. ¡Me sentí fatal por el conductor! Cuando llegué al aeropuerto estaba congelada y no podía esperar para volver al calor de Saigón. Cómo no, cuando llegué a la terminal mi vuelo de VietJet se retrasó una hora, así que llegué tarde a HCMC. A pesar de eso fue un viaje genial, me hacía mucha falta reencontrarme con alguien de casa.

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