Excursiones desde Bremen: Hamburgo

El otro día, mientras me dirigía en tren a Hamburgo, decidí contar cuántas veces había realizado ese mismo trayecto: 25 veces. Escribir sobre mi experiencia en Bremen sin dedicar un artículo a esta fantástica ciudad me parece, cuanto menos, una grosería, por lo que allá vamos.

Segundo puerto más grande de Europa (por detrás de Rótterdam) y segunda urbe más poblada de Alemania (por detrás, obviamente, de la capital berlinesa), esta condición de segundona no hace para nada justicia a esta ciudad. Industrial y portuaria, sofisticada y trasnochadora, Hamburgo es una ciudad llena de detalles y contrastes que la hacen muy interesante. Como ya expliqué en el artículo sobre el transporte en Bremen, el trayecto en tren regional desde Bremen es gratuito con el Semesterticket y dura entre hora y hora y media, por lo que cualquier excusa será suficiente para plantarte en Hamburgo: visitas turísticas, transbordos para viajes o salidas nocturnas. De hecho, para que veáis hasta qué punto se llega, en una ocasión nos pareció una gran idea montarnos en el tren al salir de una discoteca en Bremen y acabar la noche en Hamburgo comiéndonos una hamburguesa, tras lo que nos volvimos con las mismas a casa.

Resulta muy interesante visitar como turista la denominada como "Ciudad Libre y Hanseática", nombre que comparte con Bremen, ya que ambas tienen un estatus similar dentro de la República Federal de Alemania. Mientras que el resto del país está dividido en Länder (estados federados, el equivalente alemán a las comunidades autónomas españolas), estas dos ciudades se configuran como estados independientes, debido a una serie de privilegios heredados de su pasado como miembros de la Liga Hanseática, una asociación comercial y política de ciudades libres que se extendió por el norte de Europa durante la Edad Media. La otra ciudad alemana que es independiente de cualquier estado federado es Berlín, pero debido a su condición de capital.

La sede de todo este poder autónomo es el imponente edificio del Rathaus, sede del parlamento y del ayuntamiento de la ciudad. En su fachada se pueden observar los escudos de diferentes ciudades asociadas, mientras que su gran torre domina el Rathausmarkt, la plaza central de la ciudad. Este es de los pocos edificios monumentales de Hamburgo que sobrevivió a la II Guerra Mundial. En uno de los laterales de esta plaza se encuentra uno de los muchos canales que surcan el centro de Hamburgo, dándole a la ciudad el apelativo de "la Venecia del Norte", que comparte con otras ciudades del norte de Europa como Ámsterdam, Estocolmo o Copenhague.

Siguiendo este canal se llega a uno de los dos grandes lagos que forma el río Alster en pleno centro de la ciudad. La plaza del ayuntamiento y la orilla sur de este lago, denominada Jungfernstieg, están rodeadas por una de las zonas más lujosas de Hamburgo, con calles comerciales como Mönckebergstrasse, que lleva directamente hasta la estación central y el museo de arte o Kunsthalle.

Esta calle contiene también dos importantes muestras de la arquitectura religiosa de la ciudad, como son las iglesias de Sankt Petri y Sankt Jacobi, cuyas estilizadas agujas configuran el skyline de la ciudad. El interior, con un gótico sobrio y luminoso, sigue un estilo muy representativo de las iglesias protestantes del norte de Europa.

Como decía antes, Hamburgo se presenta como una ciudad con un marcado carácter comercial, ya que desde la Edad Media ha sido uno de los principales puertos de Europa debido a su situación cerca de la desembocadura del Elba, que vierte sus aguas en el mar del Norte tras recorrer más de 1000 km a través del centro del continente. Esta condición se mantiene en la actualidad a través de sus innumerables muelles, que la convierten en un importante enclave económico, algo que se puede comprobar en sus calles, mucho más ricas y lujosas que Bremen o Berlín, por ejemplo. Desde el punto de vista de un arquitecto, la ciudad está repleta de edificios interesantes, muestras de la arquitectura moderna y contemporánea.

Muy interesante es la Chilehaus (casa de Chile), edificio construido en los años 20 por un rico empresario que importaba productos chilenos a Europa a través del puerto de Hamburgo. Su estilo expresionista construido en ladrillo y su forma de afilada punta recuerdan al Flatiron Building, uno de los primeros y más icónicos rascacielos de Nueva York.

Si continuamos desde la Chilehaus hacia el puerto, nos encontraremos con los restos de la iglesia de Sankt Nikolai. Prácticamente toda la ciudad fue destruida y reconstruida tras los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial, pero el pueblo de Hamburgo decidió dejar esta iglesia sin reconstruir, de manera que permaneciese como memorial de los horrores de la guerra.

Desde aquí se llega con rapidez a la Deichstrasse, una de las pocas zonas que enseñan cómo era Hamburgo antigüamente. Las estrechas casitas de ladrillo con fachadas puntiagudas rematadas por grúas se asoman directamente a un canal por su parte trasera, mostrando una imagen que fácilmente podría tratarse de un canal de Ámsterdam. Esta calle es asimismo uno de los mejores lugares para probar comida típica de Hamburgo, como el frikadellen, un antecedente de la hamburguesa, que emigró a América junto con numerosos trabajadores alemanes a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, donde evolucionó hasta la actual hamburguesa, tomando el nombre de su ciudad de origen.

El siguiente punto de interés en la ciudad es la zona portuaria, en concreto la zona de la Speicherstadt ("ciudad de las especias"), una zona de almacenes de ladrillo rojizo que alojaba las numerosas mercancías comerciales. En la actualidad, la actividad del puerto se ha movido río abajo, donde miles de cargueros, containers y grúas trabajaban frenéticamente, mientras que los antiguos almacenes ahora alojan diferentes museos, como el famoso Miniatur Wunderland, el mayor museo de miniaturas del mundo.

Esta zona es la antesala de la HafenCity, uno de los mayores proyectos urbanísticos de Europa, que tiene como objetivo convertir toda esta antigua zona industrial en un gran área residencial y de oficinas de alto nivel, siguiendo una serie de criterios urbanísticos, arquitectónicos y ecológicos con el fin de ampliar el centro de la ciudad de manera acorde al nivel económico y social presente. El buque insignia de este proyecto es la Filarmónica del Elba, un multimillonario proyecto de los arquitectos Herzog & De Meuron.

Con un programa bastante complejo en su interior, el edificio se divide entre la maciza base de ladrillo de un gran depósito y una gran masa de cristal que pretende elevarse con gracia y ligereza sobre esta base frente a las aguas del Elba. En mi opinión, es un edificio muy interesante a nivel conceptual, como podemos ver en la siguiente imagen, pero encuentro bastantes problemas en su construcción y apariencia final.

Render de la Filarmónica del Elba.

Por un lado, los niveles superiores no causan el efecto de ingravidez y transparencia que el proyecto original sugería, ya que el "efecto ahumado" de los cristales hace parecer que estén empañados, mientras que las aberturas de los cristales no terminan de crear una textura del todo agradable. Asimismo, soy de la opinión de que está muy bien innovar en el mundo de la arquitectura e intentar descubrir nuevas técnicas y materiales, pero que un proyecto presupuestado en 77 millones termine costando 789 millones de euros me parece una muestra de irresponsabilidad y derroche lamentable. Al final y al cabo, no deja de ser un intento de utilizar la arquitectura como herramienta para demostrar riqueza y poderío, una actitud que a mí personalmente me molesta.

Además de todos estos lugares turísticos, Hamburgo disfruta de una gran vida nocturna cuyo epicentro es la zona de Sankt Pauli, en torno a Reeperbahn. Repleta de bares, discotecas y salas de conciertos, este barrio lleva alojando a trasnochadores de todo tipo desde hace décadas. De hecho, Los Beatles comenzaron a hacerse famosos tras desarrollar parte de su carrera más temprana en estas calles, y aún hoy la ciudad tiene una apretada agenda de conciertos. Por si fuera poco, Sankt Pauli ha sido también un oasis del más oscuro libertinaje y pecado, como sus numerosos clubs de strip-tease y tiendas eróticas demuestran. El mayor exponente de esto es la Herbertstrasse, cerrada por dos muros que impiden el paso a las mujeres. El interior de esta calle se encuentra repleto de escaparates con prostitutas, de manera similar que el Barrio Rojo de Ámsterdam. Además de esta zona, la escena tecno y underground de Hamburgo es también muy fuerte, con numerosos eventos y locales de estilo alternativo. Un ejemplo es Uebel und Gefährlich, ubicado en el interior de un búnker construido por los nazis, del cual hablé ya al final de este artículo.

En definitiva, Hamburgo se trata de una gran ciudad con un espíritu propio muy interesante, que te permite tanto conocer la imagen decente, trabajadora y responsable que todos tenemos de Alemania, como adentrarte en una subcultura oscura y alternativa, que difícilmente encaja con esa imagen. Sin duda, una de las grandes ventajas de estar en Bremen es la accesibilidad y cercanía de esta fantástica ciudad, que aporta a la experiencia Erasmus un carácter mucho más cosmopolita.

¡Hasta el próximo artículo!

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