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Cuxliquel


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Cuxliquel montaña

Publicado por flag-gt Martin Toc — hace 8 años

CUXLIQUEL

Muchos lugares existen, pero desconocemos su origen, como puede ser el nombre de nuestro propio pueblo, porque en esta aventura de conocer lugares y escribir sobre ellas, promueve una cultura de investigación, para preguntarse del porqué de cada cosa. Hoy les voy a contar mi recorrido por las montañas de Paxtocá y otras comunidades que se encuentran en el sur de Totonicapán, porque cada montaña es una historia, un cuenta cuentos, un observador del pasado, si le preguntáramos el pasado, seguramente nos contara una infinidad de historias y leyendas. 

El recorrido empieza por las oficinas de Cooperativa Xeixtamayac, donde no espera un guía, quien amablemente nos espera y nos conduce a un recorrido de historia. Quien nos recibe con una sonrisa y alegría, nos advierte que será un recorrido largo y emocionante. Primera parada de explicación; estamos frente la Cooperativa Xeixtamayac, que lleva el nombre de la parte de la montaña donde fue construida las oficinas de la Cooperativa, Xeixtamayac significa debajo del Cerro del gato de monte.

Mágica aventura, porque cada espacio y cada cuadro es único, que solo mi consciencia podrá disfrutar y grabar, caminando cuesta arriba, entre tantas plantas de maíz, que son el sustento de tantas familias indígenas, me recuerda lo grande y maravilloso que es mi vida, por el honor de ser agradecido por compartir con tanta gente, una camino pequeño, donde han pasado muchas personas, algunos por necesidad, otros como en mi caso por placer, mientras más avanzamos, la vista panorámica del valle de Quetzaltenango, se vuelve cada vez más hermoso y fantástico, como si fuera la oportunidad de tomar un cuadro para pintar un valle colorido, porque lo que veo hoy, nunca más será igual, porque todo se pinta una sola vez en la vida. Mi cuerpo abrigado en la mañana, ahora empieza a calentarse, porque el camino es bellamente largo y es apenas el inicio de una jornada que promete aventuras, conforme vamos avanzando la montaña, nos empieza a llamar e invitar a conocerlo, en medio de una mañana fría, pero increíblemente bello, como tú no lo imaginas. En el campo vemos la gran cantidad de vegetales, que se han cultivado junto con las plantas de maíz, donde abundan los insectos.

Al ingresar por la montaña, la experiencia cambia, porque ahora ya no somos los más grandes, ahora somos los más pequeños, caminando entre estos imponentes árboles, que solo se ríen de lo pequeño que somos. El olor de la montaña, como un perfume exótico que llega a mi nariz, fragante, suave y dulce, una mezcla de plantas y árboles, que juntas logran cautivar mi sentido del olfato, para recordarme que tengo 5 sentidos, que las puedo usar para sentir y disfrutar de esta mañana.

La caminata se vuelve más difícil, porque mi cuerpo sedentario, acostumbrado a mantenerse sentado, está volviendo a su estado original, porque necesitaba volver a vivir de nuevo, pero nada es más lindo para la vida, como la oportunidad de sentir, la oportunidad de aprender que somos tan pequeños en comparación de este planeta, que siempre será un misterio para nuestra mente.

Llegamos al parte alta de la montaña, listos para desplazarnos y descansar debajo de los árboles, nuestro guía nos indica, que hemos llegado a un lugar sagrado, ya que en la parte alta de la montaña, hay una construcción, donde llega mucha gente de distintas congregaciones, a orar, por eso a este lugar lo han llamado la montaña de oración, siendo una parte de la montaña  Q’aq’al Xikin, un nombre en k’ich’e que significa “Montaña caliente”  K’ich’e que significa “Montaña caliente”. En aquel lugar, la presencia de Dios se manifestó, porque de él depende toda las cosas de la vida, es por él que vivimos y disfrutamos nuestra vida, una sentimiento que nos lleva a recordarnos, que la vida es un privilegio, una oportunidad gratuita de gozar.

Después de estar sentados para descansar, tomamos una ruta de descenso, cuando llegamos a un punto, donde abundan los piedras grandes, no pude evitar mi asombro por la vista panorámica de aquel lugar, parado sobre una piedra grandísima y majestuosa, wau que vista por Dios, una oportunidad para gritar y saltar, porque soy libre aquí, porque soy grande aquí, porque soy feliz aquí.  Canto al cielo por encontrar la paz, sobre una piedra grande, que lleva mi alma a los más alto de la vida, me tomo un momento para meditar, con los ojos cerrados, siento que soy un águila, disfrutando de la vida, contando cada árbol, cada valle, cada lago, cada mar, cada montaña, porque soy libre, porque soy el dueño de mi destino. Este ha sido un momento perfecto. Gracias a la montaña de Q’aq’al Xikin.  Emprendimos un descenso de 500 metros, para llegar a la parte más baja de la montaña, donde pasamos observando una parte de las hermosas cascadas de Paxtocá.

La ruta por la montaña de Chicalpul, que significa donde empieza el agua, una espesa montaña, donde empieza a brotar los manantiales de agua, que es aprovechado por la comunidad de Paxtocá, Santa Rita y San Ramón, un lugar que sustenta la vida de las personas, una lugar sagrado y bello, donde nace el Agua como la esencia de la vida. Pudimos apreciar cómo la gente de la comunidad de Chuanoj, (nombre en K’ich’e que significa “Arriba del pensamiento”) han aprovechado el agua que nace de las montañas, construyendo un tanque de captación del agua, que lo distribuye entre otras comunidades.

Durante el recorrido, nos pudimos dar cuenta, de la gran biodiversidad de esta región, que a cada 100 metros cambia, creando distintos escenarios y espectáculos para cada uno de nosotros, que amamos la libertad de viajar, aprendiendo que cada lugar, es una historia que contar.

Cuando llegamos a la comunidad de Chuistoca, nuestro guía nos invitó a prepararnos, a nuestra siguiente escalada, que es el cerro del Cuxliquel, que a simple vista, se veía muy lejos, pero cuando se tiene el deseo de aprender y conocer, nada detendrá el espíritu por conquistare y retarse a sí mismo, para llevar al cuerpo al límite, porque todo el que cree, todo le es posible.

 Empezó el ascenso a la montaña del Cuxliquel, fue una experiencia increíble, que nos acercó al cielo, para contarle al mundo, que Cuxliquel es el volcán dormido, el señor que separa Totonicapán y Quetzaltenango, comprendiendo aquellas formaciones de piedra, que fueron lavas volcánicas, el nombre de Q’aq’al Xikin como oreja ardiente. Por lo tanto, los ancestros conocían de la historia y comprendía de la naturaleza, el guía nos compartió tantos conocimientos e historias en nuestro viaje.  Nos compartió como detectar los lugares donde hay nacimiento de agua, a través de las plantas que crecían en dicho lugar, como aprender el uso de plantas existentes para cada enfermedad, conocer los árboles es pronosticar el estado del tiempo durante un año, el ver el cielo para predecir si va a llover o temblar. Una experiencia que nos invita a conocer, que el hombre debe de retornar a la naturaleza, para poder revertir el cambio climático, la respuesta está en la naturaleza. Este viaje, lo realizamos sobre un volcán dormido, que seguramente en algunos siglos despertará, si el planeta se vuelve a calentar, como lo habrá hecho hace miles de años.

Para todos los que quieran viajar y conocer más, los invito hacer un recorrido por las montañas de Paxtocá, contacten a la organización Xeiprojuve, para organizar un tour de aprendizaje. Maltiox.  [email protected] 50248610897

 

 

 

 


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