Fuente
Me siento especialmente conectado a este lugar porque es el primero al que fui en Estados Unidos (si no contamos la parada que hicimos en Wendy's al ir del aeropuerto a casa).
Fuente
Mi primera cena fue con un chico que estaba de intercambio en Greeley desde Bélgica y sus padres. «Chris, te va a gustar este sitio. Muy americano». Al entrar, me doy cuenta de que hay una esquina llena de cáscaras de cacahuete. Parecía raro, pero descubrí que era algo normal. Había grandes recipientes con cacahuetes para que la gente se los comiera mientras esperaban su mesa y tiraban las cáscaras al suelo. Pues vale.
(Este soy yo a la izquierda, mi amigo a la derecha).
Nos sentamos y me preguntan qué quiero beber. No sé. ¿Coca-Cola? «No, Chris, pide algo distinto. ¿En Italia tenéis Dr. Pepper? ¿No? Pues pruébalo. Puedes pedir más, pagas solo una vez y te lo van rellenando». El Dr. Pepper o te encanta o lo odias, en mi caso me gustó. Era una bebida diferente a la Coca-Cola de toda la vida a la que estaba acostumbrado. Mi padre de acogida pidió té de frambuesa, le di un sorbo y me encantó, mucho más que mi refresco. A la próxima, me apunto a lo del té. Todavía no hemos llegado a lo mejor, que fue la hamburguesa con queso y bacon que me pedí. No sé si fue porque era mi primera hamburguesa en Estados Unidos o porque de verdad estaba buenísima, pero me encantó. Estaba en Estados Unidos comiendo hamburguesa.
Fuente
La compañía era excelente y tras un par de horas, o incluso menos, me empecé a quedar dormido como un italiano típico. La modorra de después de comer. Estaba lleno, pero seguro que el jet lag también tuvo algo que ver. Mi madre de acogida se dio cuenta de que se me cerraban los ojos, por lo que dijo de pedir la cuenta e irnos a casa.
Fuente
Eran las siete de la tarde, habíamos cenado muy pronto (menos mal). Lo gracioso es que en cuanto llegué a casa dejé de estar cansado, como suele pasar. Empecé a pensar en mi primer día en Colorado y en lo bien que me lo había pasado. Texas Roadhouse fue una manera muy divertida y americana de empezar mi estancia en el extranjero.
(Foto de mala calidad, pero este era el exterior).
A lo largo del año volví a este sitio porque tenía buenos recuerdos de él y porque a mi familia de acogida le gustaba, claro. El servicio es increible y el personal es muy majo. Otra vez intenté contenerme y comer algo menos pesado que una hamburguesa, por lo que pedí una ensalada César, que resultó ser un plato enorme que no solo llevaba ensalada, también carne y salsa. Aunque no me quejo, estaba buena.
Fuente
- Cristian, antiguo estudiante de intercambio de Rotary de Italia a Colorado en 2014/2015.