Santorini, la isla de los acantilados
¡Hola gente! Hoy quiero regresar a los recuerdos de mi verano 2019, para hablaros de uno de los destinos más famosos de la red social Instagram, Santorini. Mi visita duró 3 días y viajé allí en temporada media, a finales de mayo.
Escribir este post es complicado para mi porque mi relación con esta isla es una especie de amor-odio. En mi caso, lo que allí encontré, distaba mucho de lo que mi cabeza imaginaba después de haber pasado horas buscando información y viendo fotos, pero tanto en el buen sentido como en el malo. Hoy, sé que es un lugar al que no volvería, y un 50% de mi la recomendaría y el otro 50% no. Pero vayamos al inicio.
Datos curiosos sobre Santorini
Santorini es un conjunto de islas que se encuentran en el Mar Egeo. Estas islas son, en realidad, los restos de la caldera de un volcán que se encuentra activo en la actualidad y que está en el centro de las dos islas pobladas que lo forman, la más grande (Thira) con forma de media luna, y la más pequeña (Thirassia). Por lo que todo el conjunto de islas tiene una forma casi circular y con vistas al volcán desde casi cualquier punto de las islas.
Santorini siempre ha estado asociada con el mito de Atlántida, pues en la antigua Grecia era una isla muy productiva que desapareció por la explosión de su volcán (Thera). Se dice que la explosión del Thera es una de las más grandes ocurridas y produjo grandes cambios en el clima en todo el planeta, además de la extinción de algunas civilizaciones que poblaban islas cercanas, como la de los minoicos en la isla de Creta.
Si nos paramos a pensar en su nombre, suena poco o más bien nada a griego. Esto se debe a que, los venecianos y otomanos poblaron estas islas durante años y cambiaron su nombre original, Thera, por un nombre un poco más italiano, Santorini.
Toda esta historia de leyendas y cultura, dan como resultado final a una mezcla arquitectónica muy peculiar que yo solo he visto allí. Como se fueron construyendo casas en lo alto del más abrupto acantilado, consiguiendo un atractivo único.
¿Cómo llegar hasta allí?
Santorini dispone de aeropuerto en la isla más grande, y con bastantes vuelos internacionales por lo que pude ver.
Yo escogí la opción de ferry pues mi visita a Santorini formaba parte de un viaje por las islas griegas en general. Y creo que fue una buenísima opción, pues las vistas desde el barco a la entrada de la caldera merecen mucho la pena.
Y aquí es cuando me di cuenta de que Santorini no tenía mucho que ver con lo que yo había imaginado, pues por un lado se levantan unas cordilleras altísimas con manchas blancas en todo lo alto, que son los pueblos y las ciudades, y por el otro lado se encuentra un amasijo de rocas negras superpuestas, el volcán. Y ni rastro de playas.
El puerto de Santorini
Santorini tiene dos puertos: el puerto antiguo del que hablaré más tarde, y Athinios que es el puerto nuevo, con suficiente espacio para albergar varios ferrys al mismo tiempo.
Si tuviera que definir el puerto de Santorini con una sola palabra seria caótico, pero en el peor de todos los sentidos. Habrá mucho espacio en el mar para los barcos, pero el espacio para las personas es muy reducido comparado con el volumen de turismo que recibe por día. Y aquí es cuando comienza mi desencanto con esta isla. Si llegáis al puerto, mi recomendación es tener un coche preparado que ya esté esperando tu llegada pues si el tumulto de gente intentando localizarse es grande, el atasco de coches y autobuses lo triplica. Y estoy hablando en temporada media, en alta no puedo imaginarlo. La mayoría de los hoteles u hostales ofertan esta opción, aunque normalmente hay que pagar un poco más, pero creedme, merece la pena.
La carretera que conduce desde el puerto hasta dónde se encuentra la capital (Fira), es muy estrecha, cargada de buses y coches, y definitivamente no apta para personas con vértigo pues va zigzagueando por el acantilado, a un lado el mar infinito y al otro una pared de pura roca.
Fira, capital de Santorini
El mejor lugar para alojarse en Santorini es en Fira, pues los precios son mucho más reducidos que en Oía o Imeroviglia, los dos pueblos más turísticos.
Desde Fira se puede observar lo realmente pequeña que es la isla, pues se encuentra ubicado en una de las zonas más altas y se puede ver el mar desde el lado interno de la caldera, como el lado externo. Y es en esta zona dónde se ubican las playas, aunque debo admitir que no visité ninguna, pues si de una cosa me di cuenta cuando llegué a Santorini después de haber visitado otras islas es que es destino de todo, menos de playas.
Esperaba encontrar precios muy elevados, pero me sorprendió muchísimo en este sentido, pues se pueden encontrar lugares para comer con precios muy asequibles, y lo mismo para salir de fiesta. Los precios en alojamiento si pueden ser un poco más caros, a partir de unos 25€ la noche y sin estar en el centro de la ciudad, aunque esto tampoco es muy importante, pues es pequeña y se puede llegar a todos lados andando.
¿Qué ver en Fira?
Fira no es tan llamativa cómo las ciudades postales que aparecen en Instagram, pero no deja de tener su encanto. La zona de visita obligatoria es la parte de la ciudad que se encuentra al filo del acantilado y de cara al volcán. Pues es un conjunto de callejuelas estrechas y peatonales con casas y tiendas blancas. Hay balcones con vistas a la caldera a cada tres pasos y en la zona más alta se encuentra la catedral ortodoxa frente al mar.
Santorini es muy famosa por sus atardeceres, y si hay un buen lugar para verlos, es sin duda en Fira, pues a pesar de la gente, nunca llegará a ser tan agobiante como en Oía, el pueblo más turístico de todos. Incluso se puede ver desde cualquier restaurante con vistas a la caldera. Los precios son caros, es cierto, pero no desorbitados.
Estación de autobuses de Fira
Nosotras cogimos un bus desde Fira a Oia, hay casi cada hora, pero hay que ir con antelación pues mucha gente espera este bus.
Si el puerto de Santorini es un caos absoluto, la estación de autobuses de Fira es un desastre. Es la estación más pequeña que he visto nunca. Con capacidad para unos 8 autobuses y sin una sola dársena. Los autobuses llegan y tienes que correr para intentar averiguar de dónde vienen o a dónde van. Y cientos de personas agolpadas en todas las esquinas esperando. ¿Servicio de atención al cliente? Una ventanilla con una mujer que se las ve y las desea para intentar atender a la gente rápido y mal.
Oia, la joya de Santorini
Si alguna vez has visto una imagen de Santorini, seguro que es en Oia, y la más típica de todas, la de las cúpulas azules, es allí. Por lo que no es de extrañar que el volumen de turismo es enorme.
La carretera de Fira a Oía es espectacular y nuevamente, no apta para personas con vértigo.
Cuesta escoger palabras para describir este lugar, es simplemente hermoso, pintoresco y peculiar. Único en el mundo de seguro. Si Fira impresiona, Oia deja sin aliento. Todo el pueblo está colgando del acantilado. Las casitas se amontonan formando un laberinto colorido de calles y a un lado siempre está el mar con el volcán acompañándolo.
Oia es un lugar que hay que recorrer despacio, visitando cada una de las esquinas porque todo es motivo para pararse y tomar 20 fotos de la misma ventana, la misma calle o el mismo balcón, y cuando piensas que no hay nada más espectacular, andas unos pasos y encuentras otra esquina que sobrepasa a la anterior.
Quiero desmentir algo acerca de la típica foto de las cúpulas azules. Las más famosas se encuentran en una zona privada por lo que es imposible hacerse una foto en el lugar. Aunque siempre hay un montón de gente agolpada y algunos incluso saltan la valla para conseguir la famosa foto. Tengo que decir que esta foto esta tomada desde la valla.
Mi recomendación es visitar Oia lo más temprano posible, pues cuanto más temprano sea, menos gente habrá. Sobre las 15:00h comienzan a llegar los cruceros y apenas se puede andar por las calles.
Los precios en Oia son muy elevados, tanto para comer como para tomarse un café. Los mejores lugares dónde comer son cerca de la estación de autobuses, pues los precios son mucho más reducidos, aunque todavía caros comparados con los de Fira.
Intentamos ver el atardecerdesde este lugar, pero una hora antes de que comience la gente se agolpa en el mejor lugar para verlo y es realmente agobiante. Además, ese día había nubes y al final no pudimos ver absolutamente nada.
Visita al volcán
Desde Fira, hay excursiones en barco programadas para ir a visitar el volcán. El precio suele ser bastante asequible, unos 20€, y duran unas 2 horas y media. Las excursiones las puedes encontrar en cualquier agencia de viajes de la ciudad.
Hay diferentes paquetes, nosotras escogimos uno que incluía barco de ida y vuelta, visita al volcán con guía y visita a unas aguas termales en el mar, cercanas al volcán.
El barco se coge desde el antiguo puerto de Santorini. Hay tres formas de llegar desde lo más alto del acantilado hasta él: a través de un funicular y sin duda la más recomendada, cuesta unos 6€ ida, en burro por unas escabrosas escaleras de mármol ¡600 en total!, o a pie. Yo siento mucha lástima por esos burros que pasan el día escalera arriba y escalera abajo cargando gente, así que íbamos con tiempo (o eso creíamos) y decidimos tomar la última opción. Bajar las escaleras a un paso normal-rápido se tarda unos 25 minutos, sorteando burros y cacas y llevando un calzado adecuado que no resbale. Mala idea, definitivamente. Por supuesto para volver, apostamos por el funicular.
Primero visitamos las aguas termales. Hay que tirarse directamente desde el barco, pues no hay ningún puerto.
El volcán si que dispone de un pequeño puerto. La subida hasta el cráter no es muy dura, pero definitivamente no la recomiendo en un día caluroso pues son cuestas llenas de piedras y sin ninguna sombra. Además, el suelo se nota bastante caliente.
Desde lo más alto del volcán, se puede ver el cráter. Hay que tener cuidado pues en algunas zonas el suelo quema, además que el cráter despide gases que son perfectamente perceptibles.
Las vistas de las islas también merecen mucho la pena, se puede ver como los acantilados oscuros de roca volcánica, se alzan en el mar y en la cima, manchas blancas, que no es otra cosa que las ciudades que pueblan la isla.
Mi crítica personal hacia Santorini
Como he dejado bien claro, Santorini me parece un lugar único en el mundo y de una belleza espectacular. Pero creo que la explotación turística masiva está acabando con esa belleza y no deja más que críticas negativas a la isla. En temporada alta llegan cada día mínimo 3 cruceros.
Para empezar, creo que no está preparada para recibir ese volumen de turismo porque las infraestructuras que tiene, como la estación o el puerto, no tienen espacio suficiente para albergar cientos de personas. Pero si observas la orografía, es que no tienen espacio físico para construir algo mejor. Es que son ciudades construidas en acantilados, y detrás de los acantilados hay una bajada un poco más suave hasta el otro lado de la isla, dónde se ubican algunas playas.
Creo que, para resumir un poco mi opinión sobre este aspecto, usaré la expresión de “es un querer y no poder”. Quieren vivir del turismo masivo, porque ahora mismo es su máxima fuente de ingresos, pero no pueden ofrecer lo que ese turismo masivo necesita, y al final todo se reduce a aglomeraciones en el puerto, atascos de horas y un desorden infinito intentando coger un autobús para desplazarte por la isla.
Cuando fuimos a Oia, descubrimos que hay una plataforma llamada “Safe Oia” que iba en contra de este turismo masivo por parte de la poca gente local que vive en el lugar, ya que casi todo se ha convertido en tiendas, hoteles, etc. Decidimos buscar un poco más de información y en general la gente se queja de ese turista molesto que es capaz de invadir una zona privada para tomar la mejor foto para su perfil en cualquier red social. Sin importarle en absoluto la privacidad de la gente, porque parece surrealista pero estas cosas pasan en Oia. Y nos encontramos muchísimos tejados de casas dónde estaba escrito “No subirse”. ¿De verdad hay que llegar a estos extremos?
Es por estos motivos, que Santorini me dejó un sabor bastante agridulce. Por que ya no es solo el exceso de gente, que con las facilidades que hay hoy para viajar, las encuentras en todos lados. Si no por estos extremismos y faltas de respeto, por ese querer y no poder, y esa falta de regulación del turismo. Todos somos turistas alguna vez en nuestra vida, pero hay que serlo de forma consciente y responsable.
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Comentarios (2 comentarios)
Claudia Costas hace 5 años
Una pena la masificación porque parece un lugar ideal.
Paloma Cerdán Candela hace 5 años
Completamente de acuerdo con lo que dices al final, Carmen. La verdad que qué pena, pero supongo que es un sitio que al menos una vez en la vida hay que ver.