10 cosas que hacer en Graz, Austria

¡Hola otra vez! Hoy vengo a hablaros de la ciudad de Graz, ciudad que tuve la oportunidad de visitar ya dos veces. La primera vez fue en primavera y la segunda este verano 2018. Ya de entrada os digo que, aunque en ambas estaciones tiene su encanto particular, es mucho mejor en verano. Las calles están llenas de flores, hay mucho más ambiente, puedes disfrutar de un buen café vienés en las terrazas y en general la ciudad tiene mucho más color. A continuación os dejo el itinerario que yo hice cuando estuve en Graz.

1. Visitar la Torre del Reloj ("Uhrturm")

Probablemente sea lo mejor de Graz, empezando fuerte. Se trata de la Torre del Reloj, ya traducido del alemán. Es una torre situada en lo alto de la ciudad desde donde puede verse la ciudad al completo y es ahí donde una se da cuenta de lo grande que es. Para llegar, se debe subir por unas escaleras que tienen una especie de forma de zig-zag. Son bastantes y llegas hasta la cima algo cansada, pero hacer deporte siempre viene bien. Si ese día os veis sin fuerzas, siempre podéis utiliza el ascensor cuyo precio desconozco.

Cuando llegas al final, te encuentras de frente el reloj, que es bien grande y curioso. Las agujas son de color oro y las horas están escritas en números romanos. Justo encima, se encuentra la torre. Esta torre está localizada en lo que era antiguamente la fortaleza de esta ciudad austríaca. Por lo tanto, nosotras disfrutamos de la gran panorámica que nos ofrecía el lugar. Me sorprendió que Graz en sí es bastante monocromático, la mayoría de los tejados tenían tonos rojizos, lo que le daba uniformidad al paisaje urbano. Os recomiendo ir en un día soleado ya que si está nublado, se perdería un poco el encanto de este lugar.

2. Pasear y recorrerte todos los jardines

Como dije antes, en verano están llenos de flores y es mucho más colorido. Las dos veces que fuimos, como curiosidad, nos encontramos a un hombre que tocaba la flauta, disfrazado con un traje medieval de color violeta. A mí me recordó al flautista de Hamelín, al que le perseguían las ratas (que por cierto se dejaron ver por algunas callejuelas que están cerca del río). Donde se encuentra el flautista hay algunas tienditas con souvenirs. Cerca de allí, también está un bar-restaurante con vistas de vértigo. Nosotras preferimos tomar algo en el centro de la ciudad así que no puedo hablaros de precios. Aquí os dejo algunas fotos de la cafetería y sus alrededores. Me encanta esa construcción que parece de estilo arquitectónico chino. Allí nos sentamos y pasamos un rato agradable. Tenéis que ir sí o sí.

3. Ver el ayuntamiento de Graz ("Rathaus")

Probablemente uno de los edificios más llamativos de la ciudad, presidido por la bandera de Austria, estatuas y flores en el balcón. Se encuentra en la plaza principal que en invierno, estaba totalmente llena de puestecitos con comida y objetos, pues había un mercado. Cuando fuimos en verano, no había nada: era domingo y estaba todo vacío. ¿La ventaja? Fotos sin casi nadie a tu alrededor. En esta Hauptplatz también hay varias farmacias y tiendas de ropa y accesorios. Son establecimientos modernos que contrastan con la arquitectura de las fachadas de los edificios, que son más antiguos y sofisticados.

4. Ver la Kunsthaus

Es un museo de arquitectura moderna, futurista y por supuesto, mucho más vanguardista que el resto de la ciudad de Graz. Difícil de describir, de color azul oscuro, diría que es algún animal, alguna especie de gusano o algo así. Os dejo la foto para que juzguéis. Lo tenéis justo en el medio.

5. Pasear por toda la parte vieja

Sin duda es donde se aprecia la verdadera esencia y personalidad de Graz. Todos los edificios, al tener un diseño arquitectónico y ornamentación similar, crean un espacio armonioso que da sentido a esta ciudad. También hay algunas iglesias, muy diferentes a las iglesias en España, así que vale la pena echarles un vistazo. Algunos edificios me llamaron mucho la atención, como el siguiente, ya que la fachada es muy diferente a las demás por esa especie de frescos con figuras ecuestres que la decoran.

Esta calle es muy larga y puedes ir parándote viendo cada detalle de los edificios, tan típicos de las ciudades austríacas más importantes. Un edificio que también llama la atención es el de la tienda de Swarovski, cómo no. En su fachada tiene una especie de bordados florales que hacen que destaque entre los demás. Los afluentes de esta gran calle son pequeños callejones con cafeterías, heladerías y rincones que también tienen mucha personalidad.

6. Tomar un café en el corazón de la ciudad

En la zona vieja, Altstadt en alemán, también hay muchas cafeterías y restaurantes. Ese domingo estaban casi todos llenos, pues mucha gente se había levantado para desayunar en los bares. El menú del conocido “brunch” terminaba a las 12:00 y era muy variado. Desde un trozo de Apfelstrüdel, tostadas de pan con tomate, aguacate y huevo, a tortilla francesa con un poco de jamón y hasta cafés y boles de fruta, yogur y granola. Todo el mundo tenía algo diferente en su plato que despertaba mi apetito. Nosotras tomamos un café en una cafetería muy mona, con muchas plantas y flores y que estaba a la sombra. Se llamaba Café Centraal y elegimos esa pero pudimos haber elegido cualquier otra ya que todas tenían muy buena pinta. Estuvimos un buen rato ahí hasta que decidimos seguir paseando.

7. Cruzar el río Mura por la isla artificial, Murinsel

Es una obra de arte moderno que no rompe con los edificios antiguos de Graz. Está en medio del río y hace de puente entre una orilla y otra. Hoy en día es un bar-restaurante muy original donde puedes tomar algo escuchando el sonido del río, cuya corriente es bastante fuerte. También hay un pequeño escenario con gradas y enfrente de él hay una pantalla a modo de proyector. Su estructura es de metal y cristal, da cierto aire industrial. A mí personalmente me parece muy original.

8. ¿Tienes hambre?

Nosotras fuimos a un restaurante a cenar llamado La Tavernetta. Era ya muy tarde y teníamos miedo de que todas las cocinas estuviesen cerradas, de acuerdo con el horario europeo, que es muy diferente al español. Encontramos este restaurante de pura casualidad, lo escogimos de forma aleatoria, pero no nos pudo salir mejor. El dueño italiano, que conocía bien el ritmo y el horario que tenemos las personas españolas, decidió que la cocina podía seguir abierta para nosotras, que seríamos la última mesa de esa noche. Nos trataron muy bien. Hablamos con el dueño en itañol. Era muy gracioso, nos entendíamos perfectamente. La camarera era española, de Barcelona y estuvimos hablando con ella un buen rato: sobre Graz, España, cómo ella había acabado allí, qué hacíamos nosotras allí, etc. Comimos de lujo: yo me pedí la ensalada Tavernetta (con melón y jamón, ñam) y mis amigas pasta y risotto. Aquí os dejo la foto para que veáis qué pinta y colores tenía. Buenísimo. También os puedo recomendar el tiramisú acompañado de un buen capuccino. Ah, por cierto, era un restaurante italiano que no tenía pizza. Extraño, ¿verdad? Su especialidad era el pescado y también el marisco.

9. El castillo Eggenberg en las afueras de Graz

Nosotras no pudimos visitarlo, pues íbamos algo justos de tiempo, pero si tenéis la oportunidad, creo que debéis ir sí o sí.

10. El museo Arnold Schwarzenegger

Y ya como última curiosidad, ¿sabías que Arnold Schwarzenegger nació en Graz? Tenéis todo un museo dedicado a él. Dato para el saco.

¡Y esto es todo! A mí Graz es una ciudad que me encanta, me hace pensar que viajar por Austria es siempre una buena idea. Cierto es que no es mi preferida de este país vecino, pues ese puesto se lo ganó Salzburgo, donde podéis leer el post que hice aquí. Espero que os haya gustado, inspirado y sobre todo, que os haya sido útil. Gracias por leerme hasta el final y nos vemos muy pronto.

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